¿Cuestión de género?
Carlos Ramos Padilla miércoles 24, Jul 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
Los puntos extremos del feminismo exigen espacios u festejan el arribo de mujeres, fundamentalmente, a cargos públicos. En algunos países, como México, esto se ha convertido en una división forzada del 50/50 sin considerar capacidades, sino cuotas.
Sin embargo, el dominio femenino, sobre todo en la política, lleva décadas, pero no les es suficiente. En Europa, Ángela Merkel, la propia Reina Isabel Segunda, Margaret Thatcher, en países latinoamericanos e incluso en Estados Unidos el ascenso femenino no ha sido sólo por ello, sino incluso por la pigmentación de la piel.
Griselda Álvarez, en México, abrió espacio a las gubernaturas y pasadas las décadas, la contienda presidencial se dio entre dos mujeres.
Sheinbaum ganó las elecciones y es muy posible que en el vecino del norte se continúe promoviendo la personalidad de Kamala Harris o Michelle Obama, tras el desistimiento de Joe Biden a la reelección.
He insistido y lo seguiré haciendo en que los gobiernos en sus diferentes facetas y niveles deben estar bajo el mando de seres humanos capaces, instruidos, con talento, valores y agallas.
No se trata de apostar a faldas o pantalones ni a cuotas retrógradas. Hombres y mujeres han demostrado su liderazgo.
Recordemos simplemente a Diana en una de las naciones más poderosos del planeta y que ganó el afecto global, no por ser mujer, sino por auxiliar a las clases más desprotegidas y vulnerables.
Su lucha contra las guerras y discriminación fue ejemplar y no requirió de máscaras, ni pasamontañas para ocultar el rostro ni tampoco de herramientas para destruir mobiliario urbano. Ahí se ve perfectamente la división entre clase y respeto hacia los demás.
En México, Sheinbaum tendrá que gobernar y bien, sin aplaudir leyes que favorezcan la división entre hombres y mujeres y también en las consideraciones de la comunidad LGBTTTIQ+. El arrojo y valentía no deben fortalecerse ni quebrarse de acuerdo al tono de maquillaje y menos por el color de los zapatos.
Ese clamor poco alentador de quienes, cobijadas por una falda, exclaman “ya nos toca”, manifiestan algún tipo de patología que traducen socialmente.
Toca que nos gobiernen personajes honestos, dignos de llegar a esos cargos. Hombres o mujeres con estatura moral, ética y profesional. Aquellos que han impactado en la historia universal ha sido por sus hechos, no por su ADN. Ojalá ya se entienda.