Alito compite dentro del PRI, pero la artillería pesada lo ataca desde el exterior
Miguel Ángel Rivera martes 23, Jul 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Nadie duda de que el campechano Alejandro Alito Moreno Cárdenas será reelegido presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo que está en duda es si el proceso para elegir la directiva para el periodo 2024-2028 cumplirá satisfactoriamente los requisitos que marca la legislación electoral e inclusive sus propios estatutos.
Las normas internas del tricolor fueron reformadas en reciente Asamblea Nacional, efectuada el día 7 del presente, y el punto principal fue abrir la posibilidad de la reelección del presidente y de la secretaria general del partido.
Era y es más que evidente que estos cambios tienen dedicatoria: despejar el camino para que Moreno Cárdenas y su secretaria general, la hidalguense Carolina Viggiano Austria, se mantengan al frente del partido hasta las próximas elecciones presidenciales, en las cuales el ex gobernador de Campeche será casi seguramente su candidato a la primera magistratura.
Estas y otras perspectivas despertaron a las corrientes internas que están en desacuerdo con la actual directiva, las cuales han impugnado las reformas y desean no sólo poner fin al mandato de Moreno Cárdenas, sino, de ser posible, expulsarlo del partido.
Las impugnaciones parecen tener posibilidades de éxito porque las encabezan destacados miembros del tricolor, como sus ex presidentes Dulce María Sauri Riancho, Pedro Joaquín Coldwell, Manlio Fabio Beltrones y Enrique Ochoa Reza, además de otras “figuras”, como el ex candidato presidencial y ex gobernador de Sinaloa Francisco Labastida Ochoa. Sin embargo, a pesar de sus relevantes trayectorias, ninguno de los impugnadores tiene una base sólida de seguidores o simpatizantes, por lo que la lucha por el poder se registra en “altos” niveles del partido, pero si una base popular que está casi desaparecida, como lo comprobaron los desastrosos resultados de las pasadas elecciones del 2 de junio.
Alito no se quedó con las arremetidas de sus opositores. Polemista, ha devuelto los calificativos con contundencia y ha sacado a relucir, entre otros argumentos, el deterioro de su partido durante los mandatos de quienes ahora lo impugnan.
Por ejemplo, Beltrones renunció al partido luego de malos resultados en los comicios durante el periodo que dirigió al PRI y Sauri fue la presidenta cuando el tricolor perdió por primera vez la Presidencia, con Labastida Ochoa como candidato. Pedro Joaquín Coldwell, con elevadas posiciones en los gobiernos priistas, incluida la presidencia de su instituto político, enfrentó la disidencia dentro de su propia familia, su hermana Addy Joaquín compitió en dos ocasiones contra el PRI para tratar de ser gobernadora de Quintana Roo, lo que sí consiguió su medio hermano Carlos, como candidato de una coalición PAN-PRD y ahora es uno de los ex mandatarios priistas “premiados” por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lo envió de embajador a Canadá.
De cualquier forma, están en vigor las demandas presentadas ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), pero hasta ahora no han logrado hacer mella en la dirigencia encabezada por Moreno Cárdenas.
De hecho, el magistrado electoral Reyes Rodríguez Mondragón emitió dos ponencias en las que ordena que sean los órganos internos del PRI los que resuelvan las quejas de los expresidentes del tricolor. Es decir, deja en manos de Alito el hacer justicia, pues los simpatizantes del campechano (que sí los tiene) copan todos los órganos de gobierno de su organización.
Una prueba del control que tiene el grupo encabezado por Moreno Cárdenas es que los cambios a los estatutos en la mencionada Asamblea Nacional se aprobaron prácticamente por unanimidad, sólo a mano alzada de los, oficialmente, 3,200 delegados elegidos previamente en asambleas estatales, que se realizaron sin que hubiera constancia de protestas de parte de los opositores a Moreno Cárdenas.
Esta es la ventaja que tiene Alito sobre sus adversarios. Formalmente, todas sus acciones al frente del tricolor están respaldadas por los organismos internos.
Una competidora muy combativa
En estas condiciones, llegó el momento en que Alito y su equipo tienen que pasar la prueba de la reelección.
Por principio de cuentas, con un no bien logrado recurso de demostrar que no controla el proceso para ser reelegido, Moreno Cárdenas se separó de la presidencial del partido, por lo que ahora, oficialmente, los dirigentes son la ex diputada y ex senadora chihuahuense Graciela Ortiz González, quien ascendió estatutariamente, por haber sido secretaria de Organización del CEN del PRI, luego de que el presidente, Alito, y la secretaria general, Carolina Viggiano, se separaron de sus cargos para contender en las siguientes elecciones. El cargo de secretario general le correspondió al ex gobernador de Zacatecas Miguel Alonso Reyes, quien era secretario de Operación Política.
La maniobra para encubrir la reelección pareció fallar en un principio, pues el primero que levantó la mano para “competir” contra Moreno Cárdenas fue un político michoacano poco conocido, Olivio López Mújica, quien obviamente no representaba ningún desafío para la mancuerna Moreno-Viggiano.
Para más, en sus primeras declaraciones como aspirante a dirigir al PRI dedicó palabras de reconocimiento a quien supuestamente sería su contendiente. López Mújica reconoció el liderazgo de Alito Moreno, pero subrayó que el PRI atraviesa una etapa compleja que requiere de un nuevo enfoque basado en el diálogo y la democracia.
Parece ser que la postulación del político michoacano quedó sólo en buenos deseos, pues ayer al abrirse el periodo para el registro de las planillas de aspirantes, los primeros en presentarse fueron la diputada Lorena Piñón Rivera, quien lleva como compañero de fórmula al regidor del ayuntamiento de Cholula, Puebla, Cuauhtémoc Betanzos Terroba.
Tras el registro de su fórmula, la diputada federal Piñón Rivera advirtió que en el PRI no hay espacio para “vacas sagradas o iluminados”, sostuvo que “el traje de terciopelo para nuestros cuadros distinguidos ya no existe” y aseveró que “el priismo de infantería no se raja”.
Señaló que “es momento de reinventarnos y de conectar con nuestras bases”, toda vez que “este es el momento de la Revolución y de la renovación”.
En sus redes sociales, la diputada federal aseguró que su misión es devolverle al tricolor la relevancia política nacional que por historia le pertenece y ser la fuerza que necesita el país.
Por cierto, no es la primera ocasión que Piñón Rivera se presenta como aspirante a la conducción del tricolor.
A principios de 2019, Piñón expresó su intención de competir por la presidencia nacional del PRI, enfrentando una controversial expulsión del partido debido que supuestamente había militado en el Partido Acción Nacional (PAN) en 2016; sin embargo, un fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó su readmisión como candidata.
Durante esa campaña, Lorena sufrió presiones y amenazas graves, obligándola a suspender actividades en algunos momentos. Finalmente, en agosto de 2019, fue nombrada secretaria de Gestión Social del PRI. Actualmente, Lorena Piñón Rivera se desempeña como diputada federal.
Por su parte, luego de entregar los documentos requeridos para su registro, Alejandro Moreno propuso hacer cumplir los resolutivos de la XXIV Asamblea Nacional del PRI y poner en marcha los foros respectivos, “para impulsar la reforma más profunda del partido”.
En el salón “Alfonso Reyes” de la sede priista aseguró que “mientras haya causas por qué luchar, jamás nos vamos a rendir”. Queremos un PRI, dijo, con la capacidad de cambiar y reinventarse, por lo que “tenemos que cambiar, para volver a ser alternativa política”.
Si bien la fórmula opositora no parece tener suficiente alcance para hacer una competencia real, lo que Moreno Cárdenas tiene que cuidar es el exterior, pues sus rivales fuera de las filas del tricolor parecen tener muchas armas para combatirlo y frenar su carrera hacia la reelección.
Por ejemplo, ayer mismo el influyente diario Reforma dio a conocer que Alito tiene una valiosa propiedad en una playa de Champotón, comprada en 2014 en sólo 300 mil pesos y ahora se le calcula un valor multimillonario.