La 4T presume haber sembrado millones de árboles… ¿dónde están?
Miguel Ángel Rivera lunes 15, Jul 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Desde la triunfal posición en que los dejó su avasallador triunfo del pasado 2 de junio, los seguidores y simpatizantes de la llamada Cuarta Transformación pueden presumir todo lo que quieran.
Una de esas manifestaciones triunfalistas se dio ayer, al anunciar, con toda pompa, que el estelar programa del presidente Andrés Manuel López Obrador, Sembrando Vida —el cual ha intentado llevar no sólo a todo el territorio nacional, sino inclusive, de momento, a todas las naciones de Centroamérica— logró alcanzar la meta histórica de mil 200 millones de árboles plantados.
Es una cifra impresionante.
Sin embargo, pronto surgen inquietudes y hasta inconformidades.
Para empezar, una duda: ¿dónde están esos miles de millones de árboles recién plantados?
En días recientes recorrí, por carretera, los alrededores de 350 kilómetros que median entre la Ciudad de México y el todavía muy deteriorado —dicen en la llamada Cuarta Transformación que ya está rehabilitado— puerto de Acapulco y no tuve la oportunidad de apreciar algún predio que mostrara indicios de estar en vías de recuperación. Lejos de apreciarse una mejoría, a medida que se acerca uno a la costa, aparecen las recientes cicatrices provocadas por el huracán “Otis”: árboles y maleza destrozados, sin que asome algo recién sembrado.
Es de notar que la flamante autopista México-Acapulco —por cierto, requiere un buen programa de mantenimiento que, por favor, no se ponga en ejecución como decidieron los “genios” ¿del gobierno de Morelos o de la acreditada Secretaría de Infraestructura y de Comunicaciones y Transportes (SICT)? para reparar el libramiento carretero en torno a la ciudad de Cuernavaca en plena temporada de vacaciones— atraviesa algunas de las zonas más pobres de la República y, por tanto, es de suponerse que estarían entre las beneficiadas de un programa destinado supuestamente para beneficio de quienes menos recursos tienen.
No obstante, en un evento en San Salvador El Verde, Puebla, el subsecretario de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural, Raúl Paulín Hernández, presentó los resultados del programa Sembrando Vida ante el presidente Andrés Manuel López Obrador y la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, quien todavía es llevada de la mano por su líder y guía.
Paulín Hernández informó que, por primera vez en la historia de México, se han sembrado más de mil 200 millones de árboles en un millón de hectáreas en un periodo de seis años.
Frente a más de siete mil sembradoras y sembradores, el subsecretario destacó que Sembrando Vida no es sólo un programa, sino una estrategia integral de desarrollo rural que ha logrado rescatar el campo mexicano y trazado el camino hacia la soberanía alimentaria nacional.
“Las y los sembradores son hoy una gran base social organizada que incide en cada una de las comunidades donde están presentes”, señaló Paulín Hernández, subrayando el impacto comunitario y la revitalización de la vocación colectiva de las comunidades campesinas, pero sin precisar las zonas en donde ese programa ha tenido éxito.
De acuerdo con eso triunfales datos oficiales, los logros de Sembrando Vida son notables: 250 millones de árboles frutales y 600 millones de árboles forestales han sido plantados en parcelas a lo largo del país, además de millones de árboles donados para la reforestación en diferentes estados.
Estos esfuerzos, dijo el funcionario, están previstos para incrementar la producción nacional de café en un 20% y la de cacao en un 40%. En Puebla, se espera que los sembradores produzcan más de 60 mil toneladas de durazno este año.
Paulín Hernández resaltó, asimismo, el supuesto “enfoque socioambiental” del programa, al propiciar la agricultura campesina y la agroforestería (árboles y arbustos con cultivos o sistemas de producción animal para obtener beneficios ambientales, económicos y sociales de forma ecológicamente sustentable) bajo el lema “conservar produciendo”.
También destacó que la participación de las mujeres ha sido esencial en la organización y cumplimiento de las metas del programa, contribuyendo significativamente al éxito de Sembrando Vida.
Sin embargo, en un arranque de sinceridad, Paulín Hernández manifestó que, a pesar de los logros, persisten retos por delante. Entre ellos, dijo, avanzar en el registro de los sistemas agroforestales para que los árboles y frutos se incluyan en las cifras nacionales, crear estrategias para asegurar la supervivencia y consolidación de lo sembrado y establecer acuerdos necesarios para que las y los sembradores puedan comercializar y transformar sus productos.
¿Y la deforestación provocada por el Tren Maya?
Es normal que un funcionario que en apariencia va de salida —aunque tal vez logre dar el salto como gran parte del gabinete— presente lo mejor de su tarea, sobre todo cuando tiene frente a sí los presidentes, el que va de salida y su seguro reemplazo. Sin embargo, ese casi ideal programa de reforestación tiene sus aspectos negativos, los cuales han sido dados a conocer oportunamente.
Deforestación, pérdida de biodiversidad, clientelismo y corrupción son solo algunas de las consecuencias en la implementación de Sembrando Vida, el programa ambiental más ambicioso del gobierno federal, el cual busca reforestar un millón de hectáreas de terrenos deteriorados en todo México.
Lo anterior fue señalado en múltiples reportes elaborados tanto por académic@s, ONGs y prensa, citados por el portal Avispa.org.
Uno de los estudios, Análisis de los impactos en las coberturas forestales y potencial de mitigación de las parcelas del programa Sembrando Vida implementadas en 2019, realizado por Javier Warman, Iván Zúñiga y Manuel Cervera, señala que el programa provocó la deforestación en un área de 72 mil 830 hectáreas.
“Existe un aspecto crítico relacionado a la pérdida de coberturas: la focalización de este fenómeno en solo 22 municipios del país y una gran concentración de pérdidas (50,981 hectáreas que representan el 70% de las pérdidas) en regiones vulnerables al cambio climático y de gran biodiversidad de Chiapas, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche”.
Para el año de 2019, según la misma fuente, el municipio con mayor pérdida forestal es Ocosingo, en Chiapas, con 12 mil 920 hectáreas, seguido de Othón P. Blanco, en el estado de Quintana Roo, con 5 mil 829 hectáreas perdidas.
Las áreas dañadas, 11.2% del total de la superficie beneficiada, fueron ubicadas por un estudio con imágenes satelitales y representa casi la mitad de la cantidad anual promedio de cobertura forestal que se pierde debido a cambios en el uso de la tierra y la tala ilegal en la misma región, según cálculos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés).
Todavía más: En un reportaje publicado por Bloomberg, campesinos inscritos a Sembrando Vida, en los estados de Yucatán y Campeche, relataron haber talado y quemado árboles para recibir dinero del programa.
Lo anterior se refiere a programas generales, pero en particular se mencionan los daños medioambientales de una de las obras estelares del presidente López Obrador: la construcción del Tren Maya.
Ese proyecto emblemático, dicen los conocedores, ha implicado la tala de más de 7 millones de árboles entre 2019 y 2023. Esta cifra, dicen los especialistas, tiene como fundamento informes oficiales del gobierno federal en respuesta a una solicitud de información.
En particular, las cifras oficiales contradicen lo ofrecido por López Obrador, quien en 2018 dijo que no sería talado un solo árbol. Hoy, la explicación es que esa tala se compensa con medidas de reforestación y la acción de programas como “Sembrando Vida”.
El tramo 5 Cancún-Tulum, de acuerdo con la respuesta de Fonatur Tren Maya, es el de mayor impacto de deforestación con 3 millones 505 mil 908 árboles talados, seguido del tramo 6 Tulum-Chetumal, con 2 millones 670 mil 190.
En febrero del año pasado, cuando se reportó que habían sido talados 3.4 millones de árboles, Fonatur Tren maya, aseguró que por cada árbol retirado sería sembrado otro, e incluso más. Lo cual no ha sido confirmado.
Además, la obra del Tren Maya ha sido criticada por grupos ambientalistas por sus daños a cuevas, cenotes y acuíferos, y porque en varios momentos la obra avanzó sin tener listos los permisos ambientales correspondientes.