Ahora, el Wall Street Journal
Armando Ríos Ruiz viernes 12, Jul 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El Presidente no está sólo contra los periodistas mexicanos ni contra algunos medios y críticos de su forma de gobernar que aún se conservan incólumes y resistentes a sus embestidas. También contra los extranjeros que observan sus desatinos, porque a eso obliga este quehacer. A observar para informar lo malo y bueno que prevalece en los gobiernos propios y de todo el mundo que puede interesar al común de las sociedades en donde se editan.
Sobre México, no hay tela de primera qué cortar. El Presidente sólo ha atinado a hacer el daño más agudo al país y a sus habitantes, pero muchos le aplauden a rabiar sólo por dejarse ver, porque les reparte dinero en efectivo cada dos meses. Este y ningún otro motivo, es el causante de su aceptación. Utiliza pues el método más efectivo y común entre los dictadores, para obtener esa popularidad en un lugar eminentemente pobre.
Muchos dicen que no es dictador y que aplicarle este adjetivo no es correcto. Otros lo señalan como tal, porque, aunque de jure o de derecho no lo sea, actúa ya como tal y ha emprendido acciones encaminadas a llevarnos por ese camino, hasta concluirlo definitivamente.
La insistencia de cambiar las reglas que hasta hoy existen en la vida del Poder Judicial, no es más que una medida caprichosa. Una venganza que concluirá a su manera, para convertirla en una institución obediente a su voz. Puede que también se diga que ya se va. Pero lo que hasta hoy hemos visto, es que continuará indiscutiblemente como el que mueve los hilos de la marioneta.
Para variar, hace poco se fue contra el Wall Street Journal, un influyente medio que se publica seis días a la semana en Estados Unidos y en aproximadamente 50 países del mundo. Tiene poco más de 40 años de existencia y aunque su edición es aún impresa, como todos los medios ha buscado espacios en Internet, en donde también aparece con un contenido noticioso y empresarial, con enfoques en el sector financiero y económico.
Hace poco dedicó su editorial al Presidente mexicano, en el cual señaló que continuará siendo el poder tras el trono, en referencia a las recientes elecciones en las que ganó su candidata Claudia Sheinbaum. Su hechura. Su alumna y hasta su imposición. Este artículo despertó su molestia más enconada y por eso le dedicó un buen espacio en su conferencia, que sólo sirve para eso.
Manifestó que eso es “una falta de respeto a la próxima Presidenta de México, y a las mujeres, un desconocimiento completo de lo que somos, de nuestras convicciones, de nuestros ideales.” Pero en efecto, es una realidad que él mismo y su alumna han revelado y aceptado. Él impone su voz y sus caprichos y ella obedece. Si de faltar al respeto a las mujeres se trata, él mismo no se cansa de hacerlo. Un solo ejemplo: ahí están las buscadoras de desaparecidos.
Ninguneó a más no poder al medio. Dijo estar seguro de que 99 por ciento de los mexicanos no saben que existe y que en el mundo únicamente lo lee una minoría. Entonces parece ocioso dedicarle tiempo a un medio que no significa nada. Que no influye y que leerlo, como deja entrever, es perder el tiempo.
Si realmente se trata de un periódico que no ofrece nada ¿para qué dedicarle tiempo y denuestos? ¿Para qué darle la importancia que para su gusto no tiene? Seguramente su dedicatoria despertó la curiosidad en algún oyente que buscó en la Internet para saber del editorial con conocimiento de causa.
Y, por si fuera poco, es él mismo quien se ha encargado de engendrar esa idea en la mente de quienes conocen sus decisiones y es la virtual Presidenta electa quien lo secunda en todo. Absolutamente en todo, al remedar, sin cambiarles una coma, todos sus desplantes que se transforman en órdenes estrictas que hay que cumplir como soldado fiel.
Los medios del mundo y los mexicanos lo observan, no porque valga la pena. Sino por el daño que causa y que hasta anticipa, al país que administra.