Morena culpa al pasado por fallas en el Metro, pero olvida su responsabilidad
Miguel Ángel Rivera miércoles 10, Jul 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Todo indica que los altos funcionarios del oficialismo no se han percatado de que, a pesar de faltarle poco más de mes y medio de su periodo oficial, la llamada primera etapa de la Cuarta Transformación es parte del pasado.
Esto porque que el director general del Metro capitalino, Guillermo Calderón, en un intento por librar a la presidenta electa y exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, de posible responsabilidad acerca de las cada vez más frecuentes fallas en el servicio de ese importante servicio de transporte colectivo, responsabilizó a anteriores gobiernos de la falta de mantenimiento, al señalar, por ejemplo, que todavía están en funcionamiento convoyes de los años 60 del siglo anterior, es decir, que tienen una antigüedad de más de medio siglo.
Calderón entró en funciones después del mortal accidente del 3 de mayo de 2021, en relevo de Florencia Serranía, protegida desde los más altos niveles de los gobiernos nacional y capitalino, al grado de que ni siquiera fue llamada a declarar ante la autoridad judicial. Por tanto, es explicable que no tenga en cuenta dos posibles fallas de los gobiernos de la llamada Cuarta Transformación, como son el reducir el presupuesto del oficialmente conocido como Sistema Colectivo de Transporte (Metro) y el posponer o demorar los programas de mantenimiento.
El presupuesto del Metro de la CDMX fue uno de los objetivos de los recortes millonarios de Claudia Sheinbaum en nombre de la austeridad. También existen grandes sumas de recursos que no se ejercieron.
Ha sido tal el retraso que, durante un largo periodo, no se designó a un responsable del mantenimiento del sistema de transporte y la mencionada Serranía cumplía la doble responsabilidad de directora general y de encargada de mantenimiento, aunque después de la tragedia del 3 de mayo –a consecuencia de la cual murieron 26 personas– esa misma doble función le sirvió de pretexto para justificar su falta de culpa.
El hecho es que, en 2018, último año del mandato en la CDMX (entonces DF) de Miguel Ángel Mancera, también postulado por la misma corriente política que ha retenido el gobierno de la capital del país desde que la conquistó Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1997, se proyectó un gasto de 22 mil 776 millones de pesos, pero a partir del primer año del mandato de su sucesora, Claudia Sheinbaum, el presupuesto anual de Metro ha disminuido.
De 2019 pasó de 21 mil 256 millones a 19 mil 167 millones de pesos en 2022. Representa una disminución del 9.8%. Pero si se compara el último año de Mancera, con el presupuesto de 2022, hay una disminución del 15.8%.
Es de recordar que la ahora virtual Presidenta Electa presumió que el presupuesto del Metro para 2022 sería histórico. Sin embargo, es engañoso toda vez que sus cifras no consideran la inflación.
Pero si el presupuesto no consideró un aumento para un Metro cada vez más viejo, lo peor es que el presupuesto asignado no se gastó totalmente, lo que se conoce como un “subejercicio”. De enero a junio de 2022 se debieron gastar 9 mil 583 millones de pesos del presupuesto del Metro, sin embargo, sólo se ejercieron 6 mil 665 millones de pesos, una diferencia de 2 mil 917 millones de pesos que no se gastaron. Eso representa el 30%.
Pero, sumados los subejercicios de 2019 a junio de 2022, no se han ejercido más de 4 mil 559 millones de pesos del presupuesto del metro. Es decir, 7% de recursos no gastados.
En el último año de la administración de Mancera se proyectó un gasto de 2 mil 496 millones de pesos para el mantenimiento de la infraestructura del Metro. Este rubro también sufrió de recortes en la administración de Sheinbaum. De 2018 a 2021, el presupuesto para mantenimiento disminuyó en un 39%.
Esto es lo que “olvidó” el actual director del Metro, en declaraciones ante el colega Joaquín López-Dóriga. Como mencionamos, la administración de Claudia Sheinbaum Pardo es parte de los anteriores gobiernos que no asignaron suficientes recursos a un sistema de transporte colectivo que efectivamente ha envejecido y que, por lo mismo, requiere de mayores inversiones para mantenerse en los mejores niveles de funcionamiento.
De hecho, el actual gobierno ha paralizado grandes extensiones de las líneas de Metro supuestamente para renovarlas en su totalidad, pero las previsiones no han sido suficientes, pues siguen los accidentes o “incidentes” que paralizan grandes tramos.
¿Alguien se ha detenido a hacer una estimación de los efectos negativos en la economía de la capital y el resto del país, por las horas de demora perdidas por miles de trabajadores?
Sigue la lucha interna en torno a la dirigencia del PRI
Luego de sufrir la arremetida de anteriores dirigentes nacionales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por su aparente intención de reelegirse como presidente de ese instituto político, el ex gobernador de Campeche Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas ha tomado como uno de sus objetivos a Manlio Fabio Beltrones, ex mandatario de Sonora.
En apariencia se trata de una lucha en los altos niveles de la política nacional, pero para desgracia de los dos personajes, en realidad no alcanza las cimas, sino que se trata de dos perdedores.
Beltrones tiene muchas prendas como político. Por ejemplo, al encabezar una bancada de oposición (del PRI) en la Cámara de Diputados le arrancó importantes avances al entonces presidente de la República, el panista Felipe Calderón Hinojosa, al grado que muchos militantes de Acción Nacional se quejaban de que tenía más influencia que ellos.
Como antecedente, en su militancia priista, el aspecto más destacado es que, según las versiones oficiales, se convirtió en el “destapador” de Ernesto Zedillo Ponce de León, como sustituto de su malogrado paisano Luis Donaldo Colosio, a quien, entre otras cosas, debía su nominación como candidato a gobernador de Sonora.
Si bien Beltrones luce en los salones donde negocian los altos representantes de la política nacional, su trabajo en las bases, en la difícil tarea de organizar y triunfar en unas elecciones, ha resultado bastante deficiente. De hecho, regresa al Senado no como triunfador, sino producto de las reformas en que participó, para crear lo que se denomina “primera minoría”, o sea, los derrotados que quedaron en segundo sitio.
Beltrones asumió la dirigencia para el periodo 2015-2019, no obstante, el descalabro en las urnas lo llevó a abrir la puerta de salida en apenas 10 meses al frente, y aunque al interior del partido muchas voces pedían su permanencia, el ex legislador federal se hizo a un lado para permitir que una nueva dirección encabezará las transformaciones que permitirían a ese instituto recobrar su puesto entre las primeras fuerzas políticas.
En 2016, el sonorense Beltrones Rivera presentó su renuncia como presidente nacional del tricolor, luego de un sonado “tropiezo electoral”, al perder 7 de 12 gubernaturas. Fue el inicio de una grave caída del antes invencible PRI, aunque su responsabilidad no fue exclusiva, sino compartida con el entonces presidente Enrique Peña Nieto, quien echó a perder las posibilidades de que el PRI volviera a gobernar durante largo periodo por la corrupción que fue el signo de su administración.
En su discurso pronunciado en la sede nacional del tricolor, Beltrones dijo “Los priistas estamos obligados a hacer una profunda y seria reflexión sobre lo que ocurrió en la jornada electoral del 5 de junio”.
Esa es precisamente la diferencia entre Beltrones y Moreno. El primero asumió las consecuencias de la derrota del partido, como lo hacen los líderes de otras naciones democráticas.
En cambio, Moreno Cárdenas ha perdido nueve de 11 gubernaturas como líder nacional del PRI, pero ni por un momento ha mencionado siquiera la posibilidad de asumir su responsabilidad así no sea personal, sino por fallas de sus allegados.
Luego de los relativos avances de su partido, como parte de un parcialmente exitoso frente opositor, el campechano descartó renunciar y aseguró que los buenos resultados del 5 de junio colocaban al tricolor en buenas condiciones para la contienda presidencial de 2024, pero ya se probó que no fue así, la derrota resultó apabullante, al grado que estamos a un paso de que Morena y rémoras tendrán el control absoluto en las dos cámaras del Congreso de la Unión y hacer todos los cambios que se le antojen.