El futbol y la sociedad
¬ Luis Ángel García lunes 8, Jul 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Nació en Gran Bretaña entre trabajadores como diversión, antes que deporte, aunque ya los romanos jugaban algo similar con vejigas de buey como balón. Los dueños ingleses de las minas en Hidalgo lo trajeron a México también como actividad lúdica entre los mineros de Pachuca. Cobró carta de naturalidad en nuestro país como futbol organizado con la intervención de equipos españoles y no británicos. El futbol se convirtió desde inicios del siglo XX en el deporte más popular en nuestra nación y aunque no es como la charrería un deporte nacional, hay más “pamboleros” que charros.
Lamentablemente, los dueños, administradores y federativos de los equipos de las oncenas lo transformaron en negocio y hasta uso político hicieron de un deporte, cuyo espíritu competitivo quedó relegado a un segundo plano. Durante los generalatos de las dictaduras militares sudamericanas un presidente brasileño pretendió legitimarse y hacerse popular al difundir su afición a la escuadra de su natal Minas Gerais; Honduras y El Salvador encontraron en la polémica eliminación del segundo país rumbo al Mundial México 70 el pretexto para resolver una disputa territorial en la guerra de las cien horas.
El balompié también se ha visto, sobre todo con las corrientes sociológicas setenteras, como instrumento de enajenación masiva, dicen los marxistas con la religión, el futbol es el opio del pueblo. Sin embargo, más que el uso político del deporte ha sido la comercialización lo que distorsiona el fin competitivo del deporte. Ahora existe un efecto idiosincrático del futbol, una simbiosis entre el deporte de las patadas y el comportamiento social. El futbol no manipula a las masas, la obnubilación de la sociedad invade las canchas. La Selección Nacional, más allá de la apatía y excesivo mercantilismo de sus jugadores, es representación de la mentalidad del mexicano; hoy somos una sociedad mediocre, conformista que si no avanza en su vida diaria no tiene por qué mejorar el futbol nacional. Si bien nunca seremos campeones mundiales ni potencia futbolera, la medianía del ciudadano también juega en las canchas y hace que cada vez haya menos jugadores mexicanos en el extranjero. No figuramos en los deportes de conjunto, pero si en las individualidades, como en el box, pero la nueva idiosincrasia mexicana ha acabado con el hambre de triunfo de los atletas, ya no quieren destacar ni triunfar, quieren ganar bien con el mínimo esfuerzo.
Hasta en eso ha sido negativo el populismo de la 4T, así como han acostumbrado a la gente a extender la mano para recibir dinero y no aspirar a más que sobrevivir, lo mismo pasa con los deportistas, medio rendir en las competencias con el mínimo esfuerzo. No sienten ningún orgullo nacional ni ser representativos de un país. La Conade, nido de corrupción y nulo apoyo a los deportistas, es ejemplo de esa actitud conformista, de mediocridad ver el fracaso como algo natural. El ridículo de la Selección Nacional en la Copa América —otrora hermano mayor del Continente—, no es más que consecuencia lógica de nuestra idiosincrasia. Mientras se mantenga el populismo setentero de los gobernantes, donde se oprime el deseo de tener un mejor nivel de vida, se ideologiza la educación, se excluye la calidad académica, la sana competencia escolar y se anula la ciencia o la tecnología, el deporte no tiene porque ser menos. Tenemos la Selección que queremos y merecemos.
Lo que tampoco se vale es el fraude que cometen con la afición de los paisanos cuando actúa el seleccionado en los estadios americanos. Hacen un enorme esfuerzo para gastar mínimo 400 dólares por un lugar, para ver perder eternamente a los “ratoncitos verdes”. Por dignidad, México no debería aceptar competir en torneos internacionales, ahorrarían a los paisanos vergüenzas ajenas, dinero y atestiguar un mediocre futbol.
Esto no cambiará mientras los gobiernos contribuyan y solapen este tipo de espectáculos, pero ¿qué se puede esperar de autoridades que conscientemente provocan la obnubilación social y la medianía como forma de vida?