La Corte como distractor
¬ Luis Ángel García viernes 5, Jul 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Después del abrumador triunfo de la 4T en las pasadas elecciones, donde se comprobó la obnubilación de la sociedad y la aceptación de sobrevivir con las dádivas gubernamental y la pobreza como destino manifiesto, continuó -porque nunca cejó-, la demolición del Poder Judicial para acabar con la división de poderes y lograr el sometimiento de los impartidores de justicia como lo hicieron con los abyectos legisladores. Pero es rudeza innecesaria, porque a la segura aprobación de la mal llamada reforma judicial, se provocó un fuego amigo y ahora son sus pares, especialmente la ministra “pirata” y la ignorante togada recién ingresada, los que exigen la renuncia de su presidente, más como venganza y obediencia a un rencoroso capricho presidencial. Al mismo tiempo los otrora admiradores de la independencia judicial y la valentía de la titular, Norma Piña, organizan un linchamiento mediático para defenestrarla.
La mayoría calificada que logró el mandatario saliente garantiza la continuidad para su sucesora y la posibilidad de, en un mes, sean aprobadas las iniciativas que su sumisa legislatura no pudo sacar adelante. Con ello demuestra que no sólo es un absolutista “Rey Sol” hasta el último día de su sexenio, sino que deja planchada la instauración de una presidencia imperial. Sin contrapesos, la nueva mandataria podrá gobernar e imponer sus actos de gobierno -aunque sean inconstitucionales-, sin que los ciudadanos puedan denunciar los abusos de poder.
Por eso, los ataques a la Suprema Corte de Justicia de la Nación son más un distractor a los grandes problemas nacionales y una demostración innecesaria de fuerza del Ejecutivo. Para ello se valieron del testaferro que tienen en la impresentable ministra Yasmín Esquivel, plagiaria de las tesis de licenciatura y doctorado que no debiera ejercer ni como abogada, para solicitar la renuncia de su presidente, lo cual no encontró eco entre sus pares, pero hizo ruido y evidenció la polarización que ha logrado la 4T en la sociedad y en el máximo tribunal del país. El propio tabasqueño y la próxima presidente reconocieron públicamente que es innecesaria la remoción de su imaginaria enemiga porque saben que se harán del control de la Corte el próximo año. Por eso suena más a distractor este intento de golpe de Estado en la SCJN.
Llama también la atención que los otrora admiradores y seguidores de Norma Piña, a quien le aplaudieron las muestras de independencia respecto del Ejecutivo y enaltecer la autonomía de uno de los Poderes de la Unión, ahora como modernos Torquemada la denostan y ponen en la hoguera de un tribunal mediático. Convertidos en jueces de horca y cuchilla, los opinadores y analistas hacen eco de las arengas para descalificar a la togada por no “saber mantener una comunicación con el Ejecutivo y el Legislativo”, cuando eso en realidad significa la sumisión al primero de los poderes y suprimir el derecho constitucional que tienen los ciudadanos de defenderse de los abusos de autoridad. Hasta antes de los comicios, la comentocracia aplaudía la actuación de la Corte en contra de los inconstitucionales actos del gobierno y veían en los inquilinos del edificio de Pino Suárez no. 1 al último baluarte de la democracia y dique contra una elección de Estado. Ahora la califican de débil, medrosa, timorata y hasta creen necesaria y urgente su destitución. No cabe duda de que funcionó el fenómeno de comunicación que encarnó el Presidente durante seis años y que lo mismo obnubiló a la sociedad que a los medios, estrategia que envidiaría el propio Goebbels.
La crisis judicial, como la expectativa que genera artificialmente el anuncio del próximo gabinete, son distractores a los graves problemas que hay y afectan directamente al ciudadano como la inseguridad, la inflación y los malos e insuficientes servicios de salud, lejos de los de Dinamarca. Eso es lo que hay que comentar.