¿Los debates son iguales?
Ramón Zurita Sahagún lunes 1, Jul 2024De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Apenas hace mes y medio se celebró el último debate entre los candidatos presidenciales en México. El pasado jueves se efectuó el primero entre los aspirantes al mismo cargo en Estados Unidos.
Hay diferencias entre uno y otro. Son más dinámicos, de propuestas, humorísticos, centrados o se debate más, olvidando las trivialidades, tampoco.
Son mejores polemistas Donald Trump y Joe Biden que Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez, menos aún, son monotemáticos y, tal vez, su avanzada edad los hace menos amenos.
El debate entre los aspirantes estadounidenses mostró que gane quien gane, la población no quedará a gusto y que es la peor fórmula de candidatos en un sistema bipartidista, desde hace muchas décadas.
Los dos ya tuvieron la experiencia de gobernar al país más poderoso del planeta y la población sabrá evaluarlos a la hora de votar.
Ese fue el momento más dinámico del encuentro verbal, cuando uno y otro ponderaron los grandes avances de sus respectivas administraciones.
Otro lo fue cuando Biden acusó a Trump de mentiroso y el más caótico cuando Donald adujo que él como gobernante hubiese evitado los conflictos de Ucrania y Gaza.
Por lo demás revitalizaron sus puyas, acusaciones y negaciones y la machacante insistencia de Donald y señalamientos sobre la cuestionada política migratoria del actual presidente de USA. Saltaron las reiteradas acusaciones de Trump sobre que Biden deja entrar a Estados Unidos a enfermos mentales y terroristas.
Fue ahí el momento en que Trump lanzó una indirecta, sumamente directa sobre México y dijo que negoció con este país a cambio de nada, mientras que Joe gasta enormes fortunas del erario sin resolver nada.
El debate Trump-Biden, Biden-Trump no sirvió para que los votantes se normen un criterio y puedan acudir con mente despejada a las urnas en noviembre.
Lo que sí quedó evidenciado es que Trump tiene mayor claridad de las cosas y a Biden le cuesta asimilar y carece de rapidez en sus respuestas.
El reto quedó ahí cuando Trump alardeó de su condición física innegable, según dijo, Biden le lanzó el reto de jugar un partido de golf (deporte del que Trump se pavonea como un grande) y el pelirrojo personaje no lo aceptó.
Después de este primer debate, en el seno de los demócratas se soltaron murmullos de la posibilidad de cambiar de caballo a mitad del río y quitarle al Presidente la candidatura y meter en su lugar a alguien más combativo y competitivo que, incluso, sea una mujer y sonaron los nombres de Kamala Harris y Michelle Obama, aunque pronto respondieron algunos de los principales personajes de ese partido como son Bill Clinton y Barak Obama, los que adujeron que Biden se queda y no habrá cambio de candidato, cuando menos es su parecer y dos ex presidentes surgidos de ese mismo partido.
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Definitivamente en el PAN la misoginia se impone y los participantes en la reunión de élites de ese partido se desechó la idea de que la próxima dirigencia nacional del partido sea encabezada por una mujer, mediante el método de equidad de género.