¿Cuál es el programa de gobierno?
¬ Luis Ángel García lunes 1, Jul 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Un excelente profesor de periodismo, Francisco Ponce —jefe de información deportiva de la revista Proceso—, decía que un reportero no puede hacer una pregunta más absurda a un boxeador que “¿crees ganar la pelea?”. Por su supuesto, ponderaba el gran Paco Ponce, ningún peleador va a contestar “me estoy muriendo de pánico” o “él es mejor que yo, pega más fuerte”. Nadie, sentenciaba, va a reconocer que va a perder. Lo mismo sucede en la política, ni el esquirol candidato de Movimiento Ciudadano aceptó su lejano tercer lugar. Algo similar sucede con las entrevistas banqueteras a los integrantes del nuevo gabinete, ninguno declaró qué va a hacer en sus nuevas responsabilidades, sólo generalidades que bien podría contestar cualquier contrincante a un título de boxeo: “claro que voy a ganar, estoy preparado”. Respondieron los encargados de despacho puras obviedades: combatiremos la corrupción, renegociaremos el T-MEC, relaciones con Estados Unidos al tú por tú, no al maíz transgénico, garantizaremos la salud de todos los mexicanos, impondremos la ciencia humanista.
Bien se pudieron ahorrar esas preguntas los bisoños periodistas. El cuestionamiento no es qué creen que van a llegar a hacer en sus dependencias o si cumplen con el perfil para ello, sino saber si ya existe un plan sexenal o programa de gobierno y si ellos participaron en su elaboración o aportaron soluciones y, sobre todo, si están conscientes de que su jefa los dejará hacer su trabajo o también serán miembros de un gabinete florero. Porque pueden ser los más idóneos para el cargo, pero si sucede lo mismo que con los leales funcionarios de este régimen que nunca pudieron cumplir con sus funciones, de nada sirve que no sean improvisados en la materia si van a estar atados de manos.
De entrada, el anuncio de los nombramientos presidenciales solo sirvió de distractor para que la comentocracia no se ocupara de los grandes problemas nacionales; que si son egresados de la UNAM o no, que si ahora si peló la presidente a su alma mater, que si tienen maestrías o doctorados en el extranjero, que si son cuotas de poder de su mentor. Mientras tanto avanza la extinción de la división de poderes y nadie se preocupa por la inflación, la falta de crecimiento económico, la inseguridad, la pérdida de gobernabilidad frente al crimen organizado, la crisis del sistema de salud y el lejano modelo danés, el desabasto de medicamentos y de tratamientos, entre otros temas.
Estamos a tres meses del cambio de gobierno y nadie conocer el programa de gobierno de la 4T más allá de los decálogos anunciados por la candidata ganadora. Con más visión de la política y de la administración pública, los priistas de antaño y en el no muy lejano empoderamiento de la corriente neoliberal, aplicaron la fórmula de “primero el programa y luego el nombre”, con lo cual buscaban consensuar el plan sexenal que debiera aplicar el ungido; esa estrategia permitía también atemperar los ánimos de novillero de los precandidatos.
Ningún opinador o analista ha cuestionado la falta de tan esperado instrumento que delinee las políticas públicas que darán rumbo a la próxima administración. ¿Se dará por descontado el continuismo del régimen populista? Debiera preocuparnos, no la preparación académica o el expertise de los servidores públicos, sino si conocen el programa de gobierno o solo aceptaron con sumisión seguir las instrucciones que les dicten, ¿ expresaron su voluntad de realmente cumplir con sus funciones en libertad y con responsabilidad?. El burócrata del nivel más bajo declararía que va a acabar con la corrupción o que garantizará la salud universal, pero ¿lo dejarían actuar para aplicar propuestas sensatas que cumplan con esos objetivos?
Ya no pregunten por preguntar, mejor arrinconen —como los fajadores—, a los nuevos funcionarios y cuestionen cuál será su real papel en la administración que está por arrancar.
No daría más gusto al malogrado Paco Ponce que saber de reporteros que no preguntan obviedades.