Transición tersa
Ramón Zurita Sahagún jueves 27, Jun 2024De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los primeros años de la dominación priista fueron décadas de tranquilidad en el país, salvo algunas situaciones anómalas como la matanza de Tlatelolco en 1968 y la sucedida años antes (1962) con el asesinato de Rubén Jaramillo.
México vivió el “milagro mexicano” con el arribo del civilismo al gobierno federal, de la mano de Miguel Alemán y siguió la marcha hacia el mar con Adolfo Ruiz Cortines. Adolfo López Mateos fue un gran promotor de la industria petrolera y propuso un México mejor. En los gobiernos de López Mateos y Díaz Ordaz, se planteó el programa de Desarrollo Estabilizador.
Una sola devaluación (1954) se presentó en ese periodo de 1946 a 1970.
Hasta entonces los cambios de gobierno eran tersos, con algunos inconvenientes, los que se agrandaron con el relevo de Luis Echeverría, donde la devaluación del 31 de agosto de 1976, tres meses antes del cambio de gobierno alertó sobre posibles problemas, duda que rápidamente disipó José López Portillo con un discurso curso, sensible, melancólico, desgarrador y sobreactuado en la toma de posesión, en que pidió perdón a los desposeídos.
A raíz de ese 1 de diciembre de 1976, los cambios de gobierno dejaron de ser lo terso que eran y se sumieron en la desesperanza de los mexicanos que vieron la llegada de Miguel de la Madrid en medio de devaluaciones y creciente deuda. El advenimiento de Carlos Salinas ocurrió en medio de denuncias sobre el eventual fraude electoral y más endeudamiento y devaluaciones.
Con el arribo de Ernesto Zedillo se vivía un clima de desesperanza y miedo, provocado por el levantamiento zapatista y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu.
Seis años después se presentó la alternancia y renació la esperanza de la población con el primer triunfo de un candidato ajeno al PRI, Vicente Fox Quesada.
En 2006 se presentaron nuevamente denuncias de fraude electoral y creció la incertidumbre sobre lo que pasaría por las protestas de quienes fueron vencidos por un mínimo porcentaje de 0.5 por ciento (250 mil votos). La toma de posesión de Felipe Calderón fue muy arrebatada.
El paso de gobierno de Calderón a Peña Nieto regresó a la normalidad, con algunas protestas sobre el uso abusivo de recursos económicos por parte del ganador.
Peña Nieto dejó un cochinero, pero la fuerza del voto en favor de López Obrador fue el antídoto idóneo para tranquilizar las aguas, basado en su oferta de la 4 Transformación.
Las alternancias se habían dado con el beneplácito de los electores que acudían a las urnas. Las protestas y denuncias sobre eventuales fraudes y crisis económicas quedaron en el pasado, las devaluaciones se convirtieron en tristes recuerdos de algunos nostálgicos del pasado.
Hoy, se advierte una nueva transición tersa, sin problemas de ninguna clase y alejada de los temores del pasado. Claudia Sheinbaum y el segundo piso de la Cuarta Transformación fueron la opción más votada de la historia, con porcentajes que superan la elección de Andrés Manuel López Obrador.
La amplia mayoría con la que ganó Claudia Sheinbaum Pardo le proporciona un gran bono democrático, que administrado de forma adecuada podría traer cosas buenas al país y convertirla en una gran Presidenta. La moneda está en sus manos y solamente ella sabe hasta dónde será capaz de llegar.
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Mariana Rodríguez no cede en su propósito de arrebatar la alcaldía de Monterrey que no ganó en las urnas al priista Adrián de la Garza. Hace tres años cuando su esposo Samuel García le ganó el gobierno de Nuevo León al mismo Adrián, éste aceptó su derrota y no recurrió a las triquiñuelas que plantea Mariana y su marido, que no pudo cumplirle su capricho de hacerla ocupar el espacio que dejará en unas semanas Luis Donaldo Colosio… Mucho revuelo causó la presencia de Carlos Salinas en una fiesta del empresario Juan Atonio Përez Simón en Madrid, España, por estar al lado del embajador Quirino Ordaz. Recuerden que Quirino es empresario y fue priista hasta antesde ser designado diplomático.