Derrumbe del PAN
Ramón Zurita Sahagún viernes 5, Mar 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cincuenta años se tardó el PAN en ganar su primera gubernatura y 61 años en llegar a la Presidencia de la República.
La lucha fue ardua y en el tránsito hacia el poder pasaron por etapas difíciles que los llevaron a no tener candidato presidencial en 1976, no asumir los cargos de elección popular obtenidos en las urnas en otra ocasión y a la renuncia de algunos de los fundadores del partido.
El camino de Acción Nacional estuvo lleno de dificultades y sinsabores, pero la recompensa obtenida, fueron los triunfos conseguidos casi en forma heroica por candidatos surgidos del partido y convencidos de la ideología del partido.
Hoy las cosas se aprecian diferentes y el PAN vive una etapa de crisis, provocada por su obsesión por el poder y por los triunfos electorales, los que buscan conseguirlo sin importar los métodos a los que hubiese que recurrir para ello.
La crisis de identidad en el PAN los lleva a explorar con elementos extraños y raras alianzas electorales, cuyo propósito fundamental es ganar elecciones.
En el pasado no tan lejano, los panistas alardeaban de sus métodos democráticos para la selección de sus candidatos, mientras que en la actualidad, esos mismos métodos han sido ajustados y los candidatos surgidos de los mismos se encuentran alejados de la formación dentro del organismo político.
La mayor parte de ellos son oportunistas que recurren al ahora partido en el poder como vía de acceso a la satisfacción de sus ambiciones personales, por lo que se encuentran distantes de los principios que han regido al partido desde su fundación.
Resulta extraño que ejerciendo la Presidencia de la República y la del partido, dos personajes formados desde su juventud en las filas del partido como son Felipe Calderón Hinojosa y César Nava Vázquez, los candidatos del PAN propuestos para doce gubernaturas que habrán de renovarse en julio próximo, sean en su mayoría ajenos a una larga militancia o se tenga que recurrir al respaldo de candidatos de otros partidos.
Eso significa, simplemente, que en el PAN se terminaron los militantes confiables, aquellos que con el trabajo partidista fueron ascendidos en la escala política y que para ganar una elección se tenga que recurrir a elementos extraños.
De los candidatos panistas, en alianza o sin ella, propuestos hasta el momento, todos tienen un sello ajeno al partido, aunque algunos, los menos, militan dentro del partido blanquiazul.
El oaxaqueño Gabino Cué Monteagudo tiene un pasado priísta y milita ahora en Convergencia, partido alrededor del que se formó una alianza en la que participan también Acción Nacional, el Partido del Trabajo y el de la Revolución Democrática.
José Rosas Aispuro es el candidato de la alianza que formaron en Durango Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Convergencia, sin que milite en ninguno de ellos, ya que hasta finales de enero era un activo del PRI.
Rafael Moreno Valle es el panista con el que se pretende arrebatar el territorio poblano al PRI. Se trata de un ex priísta con militancia panista de tres años, quien es también apoyado en alianza por PRD, Convergencia y Nueva Alianza.
Miguel Ángel Yunes Linares va de candidato del PAN y de Nueva Alianza en Veracruz. Otro ex priísta con militancia en el partido blanquiazul desde hace dos años.
Xóchitl Gálvez Ruiz es la candidata panista para Hidalgo, con la que se pretende construir una coalición que cada vez se ve más lejana. Tampoco es militante del PAN, aunque es el partido con el que mantiene mayor cercanía, en virtud de su permanencia sexenal en la administración presidencial de Vicente Fox Quesada.
Mario López Valdés es un senador priísta con el que intenta armar una coalición de partidos en Sinaloa, de la que formarían parte PRD, PT, Convergencia y por supuesto el PAN. Se trata de un priísta rebelde al que se le cerraron los caminos en su partido para la imposición de un candidato desde la cúpula.
Carlos Joaquín González, diputado priísta es alentado por panistas y perredistas para que se ponga al frente de una alianza opositora en Quintana Roo. Igual que en el caso de López Valdés se le cierran los caminos en su partido y pronto es requerido por los adversarios. Carlos como los hizo su hermana Addy, puede optar por dejar al partido por una candidatura al gobierno estatal.
Como se advierte el PAN postula candidatos propios en los estados en los que menos apuesta al triunfo, como son los casos de Chihuahua, Tamaulipas, Zacatecas, Tlaxcala y Aguascalientes, sin importar que en los dos últimos resulta ser gobierno.
El derrumbe ideológico y electoral del PAN el próximo cuatro de julio parece ser un hecho y de fracasar las alianzas concertadas en siete estados, los panistas deberán prepararse para abandonar la Presidencia de la República en dos años más.
*El gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, reconoce como parte de una guerra psicológica la difusión de rumores mediante las redes sociales, las que han llegado a causar psicosis entre la población.
Por eso su gobierno define estrategias para mantener informada a la población y evitar esos estados de pánico que llegaron a penetrar entre la ciudadanía.
Hernández Flores no se queda con los brazos cruzados ante esta ofensiva de la que se desconoce, hasta ahora, a los responsables.
El gobernador de Tamaulipas mantiene un contacto estrecho con las fuerzas armadas y con los encargados de la lucha contra el crimen organizado.
*Caló hondo y profundo entre la dirigencia panista la renuncia de Gerardo Buganza Salmerón a ese partido, con todo y que estaban advertidos de que ello ocurriría.
Por lo pronto, el ex candidato al gobierno de Veracruz y ex senador dio un respiro al candidato priísta, Javier Duarte de Ochoa, a quien le estaba entrando el sofoco con el bombardeo proveniente de las candidaturas de Miguel Ángel Yunes y Dante Delgado.