¿Cuál será el sello distintivo del próximo gobierno?
¬ Luis Ángel García viernes 21, Jun 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
A pesar de que la nueva Presidente no da todavía color de cómo gobernará en su sexenio, sus primeros tropiezos hacen suponer que su administración será más de los mismo, es decir, el famoso segundo piso de la 4T como continuismo de un populista proyecto político que no resolverá los grandes problemas nacionales. Envalentonado el todavía inquilino de Palacio Nacional no ceja en su odio obsesivo en contra de la Suprema Corte, quien en su gestión se negó a ser sumisa empleada del Ejecutivo como lo es y será el lacayo Congreso, por lo que se infiere ordenó a su sucesora insistir en que se cumpla con la reforma judicial propuesta y elaborada por su propio jefe, sobre todo con el sello de la casa, sin quitarle una sola coma.
Su obsecuente consentimiento legitimó el traje a la medida que hizo el partido en el poder donde el 75 por ciento de los mexicanos manifestaron estar de acuerdo con los deseos presidenciales. Por lo que no se opuso al literal golpe de Estado en contra del Poder Judicial que desaparece la división de poderes y el freno a los abusos de autoridad. Sin recato, la ungida ordenó a los nuevos legisladores aprobar, sin quitarle una coma, las reformas judiciales, más aún calificó a su predecesor como el mejor Presidente del México contemporáneo. Borró a uno de sus íconos, Lázaro Cárdenas, y al subliminal ídolo del tabasqueño, Luis Echeverría, artífice del modelo populista de la 4T.
Pero más allá del grave traspié que comete con la aniquilación del Máximo Tribunal del país, será importante conocer cuál será su estilo personal de gobernar -Daniel Cosío Villegas dixit-, porque poco se ha comprometido con la solución a los problemas nacionales, más allá de ser la comparsa de su jefe en temas como la desaparición de la Corte o mantener la administración de la pobreza como forma de gobernar.
¿Qué hará para resolver los graves problemas nacionales como la inseguridad, la crisis del sector salud -lejano al de Dinamarca-, la falta de crecimiento y desarrollo -aunque ellos desconozcan esos parámetros y se aferren a los índices de bienestar-, el ideologizado modelo educativo, la inflación, la paridad -ellos se aferran al peso a 17 pesos, pero los mercados dictan las reglas-, los conflictos que vendrán por el incumplimiento al T-MEC y que ya muestran efectos negativos en nuestra economía, como las sanciones a la exportación de aguacates y mangos, el cierre de plantas industriales por falta de certeza jurídica, la volatilidad o mini devaluación de nuestra moneda, la dependencia de la economía del comercio informal o las remesas, la ilegalidad de las importaciones chinas, la terca negativa a desprenderse de empresas estatales quebradas como Pemex o la CFE y apostarle a las energías sucias y la negativa al acceso a la inversión extranjera sin prejuicios nacionalistas o patrioteros.
Independientemente de lo doloroso que es el golpe al Estado de Derecho, hay muchos temas que deben preocupar a la nueva mandataria.
La seguridad pública ya no se puede basar en la fallida estrategia de abrazos y no balazos, sino en combatir al crimen organizado con el uso legítimo de la fuerza. Su nuevo secretario de Seguridad Ciudadana federal debe ser un verdadero estratega de la prevención del delito y no un mediático persecutor de criminales.
También tendrá que cambiar la política de salud para garantizar, si no un plan danés, dar atención digna y completa a los enfermos con esquemas de salud hospitalaria y medicamentos completos.
¿Qué modelo de educación impondrá, uno de calidad y excelencia académica o la exaltación de la 4T para crear mano de obra barata y seguidores del fenómeno amloista?
Ella definirá su estilo.