AMLO, incómodo
Freddy Sánchez jueves 20, Jun 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“El poder pervierte y corrompe”, dijo alguna vez Diego Fernández de Cevallos.
Y le faltó decir que también “enloquece”.
Justo eso ha sucedido con distintos individuos que llegaron a tener un gran poder en sus manos.
Así que llegado el momento de tener que renunciar a su capacidad de decidir sobre “las vidas y haciendas” de los demás, su voluntad de no poder hacer más cuanto quisieran, lógicamente se resiste. De ahí que al concluir un ciclo de gobierno en las democracias con periodos fijos e improrrogables a un cargo de un país, ciertos personajes acostumbrados al ejercicio de su gran poder, intentan conservarlo de algún modo.
Sobre todo, habiendo sido los que tácita, o abiertamente, influyeron en el nombramiento de la persona que lo sustituirá en el cargo.
Y si ese es el caso de Andrés Manuel López Obrador, con respecto a su sucesora Claudia Sheinbaum, parece un hecho más que evidente.
Dentro o fuera de Morena es una creencia que el Presidente en turno hizo cuanto fue necesario para que la encargada de ocupar su puesto presidencial tuviera el amplio respaldo que él tuvo en 2018.
Ante el avasallador resultado en favor de la candidatura morenista a la Presidencia, el jefe del Ejecutivo en turno se ganó con creces el derecho moral a influir en las decisiones del futuro gobierno.
Al respecto, es perfectamente sabido que AMLO recibió el beneplácito de los electores para la continuación de su proyecto con la construcción de un segundo piso para la 4T.
Así las cosas, es evidente que el retiro de la política que ofreció el tabasqueño sólo se dará más en términos de apariencia que de realidad.
Porque conforme se acerca la fecha para el relevo presidencial se hace notar que Andrés Manuel tiene pocas ganas de irse. Y no parecen pocos los que se muestran satisfechos con su participación en distintos asuntos relacionados con futuras leyes y acciones institucionales a realizarse durante la siguiente administración.
En ese aspecto, hay quienes para criticar a Morena no dudan en denotar una aparente actitud injerencista de AMLO en torno de lo que debería de ser una definición de políticas públicas con la exclusiva participación de Claudia Sheinbaum.
La cuestión es que a diferencia de otros cambios de gobierno en los que los candidatos electos para la primera magistratura hacían sentir el peso de su influencia para resolver algún punto y en especial por lo relativo al siguiente mandato sexenal, eso no ha quedado plenamente demostrado en el tránsito sucesorio actual.
De tal suerte que hasta ahora sigue dándose rienda suelta a las conjeturas sobre qué tanto realmente, de manera voluntaria, Andrés Manuel López Obrador confiará en su sucesora para comenzar un nuevo periodo de gobierno sin que él tenga que seguir decidiendo qué y cómo hacer o no hacer cualquier cosa.
Eso en lo que tendrá que trabajar con toda sus habilidades la primera Presidenta de México.
Y es que como dice un dicho y dice bien: “Donde manda capitán no gobierna marinero”.
Que sea entonces quien tendrá la facultad legal de gobernar al país la que lo haga y demuestre que puede hacerlo. En ese contexto, es menester señalar la imperiosa necesidad de promover las adecuaciones necesarias para un cambio positivo en beneficio de toda la población en general, respecto a los males persistentes ampliamente conocidos.
De ahí que Claudia debe actuar sin que se lo impida un AMLO incómodo.