Sí, pero no
Alberto Vieyra G. lunes 17, Jun 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Para el Trife, AMLO pasará a la historia como el Presidente más cochino, al protagonizar una elección de Estado en la que el árbitro electoral de México lo amonestó con tarjeta amarilla en casi 50 ocasiones.
Y como un delincuente electoral AMLO cometería violencia política de género contra la candidata presidencial Xóchitl Gálvez Ruiz, pero solamente volverá a ser amonestado porque la Constitución no contempla sanción alguna contra el presidente de la República en cuestión de delitos electorales. Esto quiere decir, que AMLO sí es un delincuente, pero no le podrán aplicar “la quebradora” con la Carta Magna.
AMLO, con su monumental deshonestidad, sabe que la Constitución tiene una laguna o quizá un mar de lagunas y por ello recurrió descaradamente a la impunidad porque está vacunado como un delincuente electoral.
En el proyecto de sentencia del Tribunal Federal Electoral se asienta que:
“Las expresiones en las que el titular del Ejecutivo federal afirma que la denunciante obtuvo una candidatura por decisión de un grupo de personas con poder político, que la designaron para vender su imagen como una mujer de pueblo y que con ello pretende causar simpatía en el electorado”.
Esto no sólo configura violencia política de género, sino un detestable racismo y clasismo que debería ser sancionado con cárcel, así se trate del ponzoñoso Dios sexenal. O todos coludos o todos rabones y eso debe contemplarse en la próxima reforma político-electoral.
“Lo anterior, porque configura violencia política de género, con el objeto de menoscabar el reconocimiento de sus derechos políticos, con fundamento en su oriundez de mujer e indígena, al reforzar el estereotipo de inferioridad o dependencia para acceder a cargos públicos, y no es autónoma en sus decisiones, con lo que, además, se niega a reconocer su trayectoria como funcionaria pública”.
A pesar de que el Presidente de la República fue un cochino tratando con desprecio en 8 mañaneras a Xóchitl Gálvez, la autoridad electoral no encontró ningún artículo constitucional o de la ley electoral que contemple sanción alguna contra el ponzoñoso presidente de la república.
Con semejantes argumentos jurídicos de peso, Xóchitl Gálvez y el PAN determinaron el pasado jueves, al vencer el plazo de ley impugnar la elección presidencial, no para que sea anulada sino para que el Tribunal Federal Electoral exhiba a AMLO como un Presidente de la República cochino que protagonizó de punta a punta, a través de las mañaneras su máximo aparato propagandístico propiedad del Estado mexicano, una grotesca y grosera elección de Estado.
Y como ya vimos que sí, pero no, AMLO se seguirá burlando del aparato electoral que le hará lo que el viento a Juárez, a pesar de que está probada su falta de equidad e imparcialidad en el proceso electoral, a pesar de que la ley electoral actual fue reformada precisamente por las exigencias de AMLO cuando se quejaba de que, en 2006, Vicente Fox andaba como chachalaca metido en la elección presidencial. Y según él, porque tanto Fox como Felipe Calderón le robaron la elección presidencial de 2006. Algo que jamás ha podido comprobar. Es decir, que AMLO estaba en contra de las marranadas electorales de aquel entonces y son justamente las mismas o peores marranadas que él protagonizó en este proceso electoral. Sí, una elección de Estado ilegal de la cual dan fe hasta los niños de pecho.