El país ensangrentado que nadie ve
¬ Luis Ángel García viernes 14, Jun 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Los resultados electorales del pasado 2 de junio demuestran -al optar por el continuismo del proyecto político de la 4T- que la crisis de seguridad pública por la que atraviesa el país poco importa al ciudadano de la calle, aunque más del sesenta por ciento de ellos se sienta inseguro en su localidad. Datos duros colocan a este sexenio como el más violento en la historia contemporánea con casi 190 mil asesinatos en menos de seis años. Pero tal vez el votante siente que no afecta su entorno familiar si hay masacres en Sinaloa, Tamaulipas, Guanajuato, Zacatecas, Veracruz, Tabasco o Chiapas; si el crimen organizado recluta a niños como sicarios, quienes perpetrarán la mayoría de los homicidios dolosos que se comenten en el país; para ellos es más importante la felicidad inmediata, aunque fugaz, del dinero de los programas sociales.
Por ello, tal vez poco les importa que el Estado mexicano pierda la gobernabilidad del país a manos de los delincuentes y que no sólo maten gente en búsqueda de ganar mercados para los estupefacientes sino para quedarse con las tierras de los indígenas chiapanecos. Están muy lejos los conflictos agrarios del entorno de los pobres o los clasemedieros. La sensación de resolver momentáneamente conflictos económicos personales es lo vital para ellos.
También queda lejos de la realidad de obreros y burócratas que la delincuencia organizada secuestre, extorsione o mate a pequeños comerciantes porque se niegan a pagar derecho de piso. Tampoco importó a los sufragantes el incremento de la violencia política generada por los criminales, ni que asesinen o desaparezcan a candidatos, que amenacen o intimiden a aspirantes, a servidores públicos o a funcionarios electorales; no se percibió que narcotraficantes financien campañas políticas o que bajen e impongan candidatos. Eso es peccata minuta mientras se disfruten los doce mil pesos de las pensiones depositadas desde marzo o las becas adelantadas a los “ninis”.
Contraria a la narrativa oficial, los homicidios dolosos no han disminuido, aunque las autoridades manipulen las estadísticas para difundir la falsa percepción de que hay menos crímenes de alto impacto, ya que el número de muertos por la violencia en esta administración llega, según TResearch, a 189 mil homicidios dolosos, contra los 156 mil de Enrique Peña Nieto, los 120 mil de Felipe Calderón Hinojosa, los 60 mil de Vicente Fox Quesada, los 80 mil de Ernesto Zedillo Ponce de León o, inclusive, los 76 mil de Carlos Salinas de Gortari. En números absolutos, el sexenio más violento de la historia es el de la 4T.
Pero eso poco importó al ciudadano que acudió a las urnas o los que se abstuvieron de ir a las casillas, los cuales representan más del 40 por ciento del padrón electoral.
Funcionó la estrategia gubernamental de administrar la pobreza y no sólo incrementaron su base electoral con el segmento de los pobres o los que viven en la miseria, también muchos clasemedieros optaron por el confort de recibir una ayuda económica. Seguridad, salud, empleo, economía, inflación, crecimiento no parecen preocupar a la sociedad. Aceptan la pobreza o la mediocridad como destino manifiesto.
¿Qué nos depara el futuro inmediato? Más de los mismo, incremento de la ingobernabilidad, la continuidad de la fallida política de abrazos y no balazos, la impunidad para los delincuentes, los muertos serán civiles justificados como daño colateral en ajuste de cuentas entre bandas rivales. Los indígenas de todo el país continuarán a salto de mata, desplazados de sus tierras y comunidades o asesinados por los criminales que se harán de sus propiedades y establecerán gobiernos paralelos. Ellos están muy lejos de los beneficiarios de los programas sociales. Como decía el filósofo Eli de Gortari: Este país no tiene lógica.