El estado más panista
Ramón Zurita Sahagún viernes 12, Ago 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Sin duda, Guanajuato es la entidad más panista del país. Los números están a la vista y desde el arribo del primer gobernador de esa militancia, el dominio se ha mantenido.
Desde que Carlos Medina Plascencia asumió un interinato en 1991, han transcurrido 20 años en que sucesivamente han desfilado por el gobierno estatal Vicente Fox Quesada, Ramón Huerta Martín (interino), Juan Carlos Romero Hicks y Juan Manuel Oliva Ramírez.
En ese lapso poco es lo que han podido ganar los candidatos ajenos al PAN, si acaso la capital estatal que los priístas la han conquistado en varias ocasiones, pero el Congreso estatal y los principales ayuntamientos (León, Celaya, Salamanca, Irapuato, etc.) enarbolan la bandera blanquiazul.
Guanajuato es de las entidades que el año próximo elegirá a la par del Presidente de la República a su nuevo gobernador, donde el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, es el gran favorito para convertirse primero en candidato del PAN y después en gobernador.
La elección constitucional es considerada como un mero trámite para el candidato que postule Acción Nacional, ya que ni PRI y mucho menos el PRD, representan riesgo aparente para el nominado por los blanquiazules.
Una prueba la constituye que en la actualidad los tricolores no tienen un solo distrito federal o local ganado, como resultado de los pasados procesos electorales.
Sin embargo, comienzan a circular versiones de todo tipo, de las que en algunas de ellas se asienta que el gobernador Oliva ya negoció con los altos mandos del partido que el candidato a gobernador sea su secretario de Desarrollo Social, Miguel Márquez y a cambio le dio su total apoyo a la precandidatura presidencial de Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Hacienda.
La versión se sustenta en que de pronto apareció el gobernador de Guanajuato como uno de los activos del titular de Hacienda, luego de que el propio Oliva había manifestado su interés por contender y luego cerró filas alrededor del mandatario de Jalisco, Emilio González Márquez.
Y aunque la negociación no está confirmada, hay signos evidentes de que pudo haber sido así.
Desde siempre Córdoba Villalobos manifestó su interés por regresar a su terruño para gobernarlo, por lo que nunca se calentó con la posibilidad de entrar a la competencia presidencial, con todo y que es de los pocos miembros del gabinete que están bien evaluados.
El secretario de Salud dedicó los fines de semana a construir el respaldo necesario que lo avalara en sus pretensiones, mantuvo abierto su consultorio en León y acudió a cuanta celebración lo invitaran en sus tiempos libres.
Así construyó todo el andamiaje necesario para respaldar su eventual candidatura. Platicó y convenció a una serie de personajes que cerraron círculo a su alrededor, muchos de ellos declinaron sus aspiraciones por respaldarlo.
Corriendo en caballo de hacienda, nadie se explica el por qué, Córdoba Villalobos renunciará en unos días más, si es que tiene ya el respaldo de otros aspirantes y se le ubica como el prospecto blanquiazul mejor posicionado en las encuestas.
Pero algo que no tiene el secretario de salud son las simpatías del gobernador Oliva Ramírez, quien continúa empecinado en que el candidato de su partido sea su propio secretario de Desarrollo Social, quien vendría teniendo el apoyo del grupo conocido como “Yunque” y que en Guanajuato tiene un peso específico grande.
Las cosas se tensan dentro del círculo estatal panista, donde se recuerda que hace seis años Javier Usabiaga no pudo convertirse en candidato al gobierno del estado, luego de que había formado parte del gabinete presidencial, como secretario de Agricultura.
Hoy Usabiaga cabalga al lado de Córdoba y de esa experiencia pueden aprender mucho, para evitar errores similares.
Por lo pronto, en Guanajuato los panistas comienzan a emitir quejas sobre posible alteración del padrón partidista y ven cosas sospechosas en la integración del Comité estatal.
El secretario de Desarrollo Social no crece en las encuestas y un tercero en discordia, el senador Ricardo Torres Origel, se integra a la búsqueda de la candidatura al gobierno estatal.
Pero en dónde andan el PRI y el PRD dentro de la disputa electoral en Guanajuato. La realidad es que no cuentan con candidatos que impacten dentro del electorado.
Los priístas tienen su mejor carta en Nicéforo Guerrero, alcalde la capital del estado, pero quien se advierte renuente a participar.
Francisco Arroyo Vieyra, senador de la República, ex diputado y eterno aspirante es otro de los aspirantes. Juan Ignacio Torres Landa de la dinastía de los juanes, herederos del ex gobernador Juan José Torres Landa, mantiene vivas sus aspiraciones y Héctor Hugo Varela Flores, forma el cuarteto de prospectos, donde Gerardo Sánchez, dirigente de la CNC prefiere que lo den por muerto.
Entre los priístas priva un desorden que intentaron arreglarlo con un aparente pacto entre Arroyo Vieyra y Torres Landa, aunque el arribo de un nuevo delegado priísta, Francisco Javier Santillán, abre la posibilidad de establecer reglas claras y recomponer a un partido que se ve en muy pocos municipios.
En el lado perredista, las cosas están peor, ya que su mejor carta es Carlos Navarrete, quien prefiere explorar posibilidades en otro territorio, sabedor de que en su terruño las cosas están difíciles para arrebatarles la parcela al partido blanquiazul.
ALANÍS
Eran pocas las posibilidades de María del Carmen Alanís por continuar como presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por lo que fue un acto desesperado intentarlo.
Alanís perdió mucha credibilidad con este intento, como ya lo había hecho antes con la reunión sostenida en su casa en la que participaron varios priístas.