El gran miedo
Ramón Zurita Sahagún miércoles 12, Jun 2024De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Palo dado ni Dios lo quita, reza la vieja conseja popular de la comarca que los ancestros utilizan con frecuencia.
Y es que el temor de algunos es grande, los mercados tiemblan, ciertos sectores de la población nacional alertan sobre posibles consecuencias y sin embargo, los electores le dieron un bono de 35 millones de votos al próximo gobierno, para cambiar las leyes de acuerdo a sus proyectos.
Nada les impedirá reformar la Constitución de acuerdo con sus prédicas, pues el voto ciudadano lo autorizó a sabiendas de posibles riesgos. El pueblo indiferente a todos los llamados votó y les concedió una ampliación de su periodo por seis años más, incluido un cheque al portador que es la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Entonces ¿Cuál es el temor? Creer todo lo que se comenta en voz baja, alta y soterradamente por ciertos sectores de la población o creer en lo que vimos el pasado 2 de junio, cuando una población de más de 35 millones de personas votó masivamente por el proyecto que presenta la 4T.
La alerta se mantiene y hace temblar a los mercados financieros, devalúa el peso y amenaza con afectar a la economía, mientras los poseedores del poder político mantienen su idea de renovar al Poder Judicial.
La sola idea de ello hace titiritar la epidermis de aquellos que la tienen muy delgada y amaga con reventarse, con la sola idea de cambiar los procedimientos para seleccionar al personal del Poder Judicial. Pero el mismo temor, o más fuerte aún, es el de que la Guardia Nacional pase a formar parte del Ejército y caigamos en un país militarizado.
98 millones de ciudadanos estaban autorizados para acudir a las urnas y solamente acudió el 59 por ciento, muy bajo nivel para una elección presidencial, el más bajo en 36 años. Los ciudadanos estaban conscientes de que darle el voto masivo a Morena y sus aliados significaba estar de acuerdo en las modificaciones que desde febrero había anunciado el presidente López Obrador y avaló, poco después, la candidata presidencial de Morena y hoy ganadora de los comicios, Claudia Sheinbaum.
Sabedores de ello, los ciudadanos optaron por darle curso a esas reformas constitucionales que hoy mantiene aterrados a algunos sectores de la población que son menores, ya que de ser la mayoría habrían rechazado dicha posibilidad votando por una opción contraria a la hoy ganadora.
No lo hicieron, entonces no se llamen a sorprendidos y mucho menos atemoricen más a la gente ni creen pánico en los mercados financieros. La reforma Judicial y las demás modificaciones anunciadas van y lo harán temprano, por más que se creen parlamentos de todo tipo y las descalifiquen, poco es lo que podría variar.
Sin importar las exclamaciones en contra, ni las eventuales protestas que puedan surgir. Todos sabíamos que el eventual triunfo de Claudia Sheinbaum acarrearía esas consecuencias y entonces algunos pidieron el voto cruzado, para no darle mayoría en el Poder Legislativo y la población no solamente contradijo estas peticiones, dándole mayoría para que alcanzaran la calificada. Es decir, dos terceras partes y sobradas en la Cámara de Diputados y a dos escaños en la de Senadores, lo que se podría arreglar rápidamente ofreciendo la zanahoria a dos supuestos opositores.
Ahora aquellos tímidos, timoratos, flojos, perezosos, negligentes e indolentes que decidieron no acudir a las urnas y los que sí lo hicieron y fueron impotentes para evitar esa gran cargada hacia el Poder Legislativo que asuman las consecuencias de sus actos, sin crear pánico.
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Feliz, la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, por su reelección continúa festejando su triunfo y ahora lo hace en la CDMX, con un banquete en un prestigiado restaurante de Perisur. Para ella, “Otis” y sus consecuencias nunca fueron importantes… La reunión de Claudia Sheinbaum y el Presidente López Obrador fue satisfactoria para ambos y dejó más en claro hacia dónde se dirigen.