No llegó el milagro que esperaban los “xochilovers”
Ramón Zurita Sahagún miércoles 5, Jun 2024De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El milagro nunca llegó y en el frente opositor recibieron un cubetazo de agua fría cuando conocieron los resultados del PREP, marcando una amplia diferencia entre Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez.
Y es que los estrategas de Xóchitl nunca entendieron que sus esperanzas se alimentaban de mentiras creadas por ellos mismos.
Aseguraban que la gente se volcaría en las urnas; que ahora si saliesen a votar las clases medias, que el voto cruzado haría las diferencias que producirían la victoria de la hidalguense.
Y es que desde hace años existe la leyenda de que, a mayor número de votantes, mayor captación para la oposición y nunca entendieron que los sufragantes requieren de una motivación para salir a las urnas.
Las mentiras abundan, pero dan marco a las falsas esperanzas de aquellos que se sienten derrotados de antemano.
Se muestran expectantes ante la posibilidad de un voto cruzado, el que tampoco es representativo entre los electores mexicanos.
Jamás entendieron que se requiere de un discurso atractivo que mueva las conciencias de aquellos abúlicos que prefieren quedarse en la comodidad de su hogar que salir a votar, exponiéndose a las altas temperaturas o hasta ser víctimas de la violencia que asuela algunas zonas del país.
Otro error de los estrategas de Xóchitl fue el de creer que el voto de la clase media sería suficiente para alcanzar la victoria. La “marea rosa” los envolvió y olvidaron que 300 mil personas no hacen diferencia en la CDMX y millón y medio tampoco resuelven la carencia de sufragios, considerando que todos ellos votarían por la candidata del frente opositor.
Mantener a Santiago Creel como coordinador de la campaña fue otro craso error, ya que los mismos integrantes del equipo de Xóchitl lo tachaban de comodino, perezoso y cero propositivo, al no aportar ideas y exigir trato de jefe máximo.
Xóchitl llegó desarmada, completamente desarticulada, sin discursos, ni propuestas reales. Su cuarto de guerra sin ideas y los estrategas del plan de gobierno tardaron demasiado en formarlo. Tal vez pensaron que sería bueno darlo a conocer cuando ganara.
La Xóchitl de empuje que se ganó miles de adeptos por la ocurrencia de llegar a tocar la puerta de Palacio Nacional e increpar al Ejecutivo federal se quedó en esa instantánea y nunca fue capaz de replicar una acción semejante.
Su exposición en los debates se basó en los ataques a Claudia, con razón o sin ellos, pero sin contundencia y replicados por la indiferencia de la ahora ganadora de la elección, la que redobló su actitud ante los ruegos de la hidalguense para que le respondiera o simplemente le diera una mirada.
Xóchitl inició con mucha enjundia, aportando lo que traía en su bagaje, pero sin orden. Su simpatía, carisma y ocurrencias le acarrearon seguidores al por mayor, aunque con el paso del tiempo, estas armas se fueron desinflando.
Xóchitl fue una candidata emergente, la que ante la carencia de aspirantes competitivos fue incrustada como novedad. Entre los priistas escaseaban los candidatos competitivos. Enrique de la Madrid sin carisma; José Ángel Gurría, con gran experiencia, pero muchos taches; Beatriz Paredes la reina de las derrotas. Entre los panistas, Santiago Creel, que no es capaz de conseguir votos en su casilla; los perredistas Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera, impresentables ambos.
Por lo que respecta a Santiago Taboada, creció mucho, su presencia hizo concebir ilusiones a legiones de seguidores. Con él sucedió algo similar a lo ocurrido con Diego Fernández de Cevallos en 1994, luego del debate perdió la estamina. Algo sucedió con él que ya no era el mismo. Tal vez le caló el mote que le adjudicaron de Santiago Tajada, pero ya no fue el mismo.
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El descaro de los ex priistas por subirse al cabús del ferrocarril triunfador es cada vez más grande. Mariano González Aguirre, renunció al PRI y, como su esposa Alejandra del Moral, se sumó a la creciente ola de seguidores de la futura Presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Marianito (así lo conocen en Tlaxcala), fue diputado local y federal, además de presidente estatal del PRI, todo ello sin el mayor esfuerzo.