Un sexenio perdido
¬ Luis Ángel García lunes 3, Jun 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
A cuatro meses de que concluya la administración de AMLO, tendremos un sexenio perdido y un retroceso de casi 50 años como país. Tal vez por la nostalgia que siente el inquilino de Palacio Nacional por el populismo setentero impuesto por su mentor Luis Echeverría, hundió a México en una profunda crisis económica, cuya peor etapa —durante la pandemia—, propició una hiperinflación y un decrecimiento económico solo equiparable al crack mexicano de 1932. Al igual que durante la “Docena Trágica” (1970-1982) este gobierno propició la estatización de la economía con los mismos efectos negativos que hace 50 años. La falta de un plan sexenal de gobierno propició la desaceleración del aparato productivo y el cero crecimiento, al término de 2024 la tasa promedio será de 0.8 por ciento.
Como en todo el mundo, la pandemia trajo una contracción económica, pero nuestra nación fue una de las que más tardaron en recuperarse, incluso frente a países con similares estándares económicos. El desempleo superó el millón de puestos de trabajo, los cuales no se pudieron recuperar en toda esta administración, amén de satanizar la función social de los emprendedores, perseguidos fiscalmente, con freno a la inversión extranjera, sobre todo en energías limpias y en permanente incumplimiento de las reglas del T-MEC.
Pero no sólo deja pendientes en materia económica, también en gobernabilidad y seguridad pública. El crimen organizado se ha convertido en un gobierno paralelo que lo mismo cobra “impuestos” que da permisos ilegales, es uno de los cinco empleadores más grandes del país y genera todo tipo de violencia para imponer autoridades y disputar territorios o mercados. El Estado claudicó en su función primigenia de garantizar la vida y el patrimonio de sus gobernados y entregó la plaza, tras dejar un país ensangrentado con más de 185 mil homicidios dolosos, la desaparición de 100 mil compatriotas y cientos de comunidades desplazadas. La delincuencia organizada vulneró la gobernanza y extendió sus tentáculos al secuestro, la extorsión, la trata de personas y migrantes y el lavado de dinero. Este poder fáctico suple en buena parte del país a las autoridades formales. La seguridad es asignatura pendiente, sobre todo cuando hay un nivel de impunidad del 96 por ciento.
Otro de los grandes males nacionales fue el manejo de la pandemia, la cual provocó más de 800 mil mexicanos muertos, de los cuales 350 mil fueron fallecimientos que se pudieron evitar de no ser por la negligente actitud de las ignorantes y soberbias autoridades sanitarias. La Covid-19 afectó a todo el orbe; sin embargo, el gobierno mexicano fue indolente y reaccionó tardíamente en el manejo de la pandemia, lo que provocó una etapa tardía para atacar el virus, con una infraestructura hospitalaria colapsada, sin tratamientos eficaces y oportunos, falta de vacunas y la minimización de una de las pandemias más mortíferas en la historia reciente. Fuimos de las sociedades con más mortandad, incluido el personal médico y de enfermería. Pero el verdadero responsable de esta tragedia goza de impunidad y hasta buscó cargos de elección popular. El gobierno desapareció el Seguro Popular y dejó sin servicios de salud a 50 millones de compatriotas, pero quiso engañar a la población con el ficticio ofrecimiento de que tendríamos un sistema sanitario mejor que el de Dinamarca. Lejos de ello, cuando hay desabasto de medicamentos, faltan tratamientos y no hay capacidad para programar operaciones quirúrgicas. El “detente” no fue suficiente.
Finalmente quedan a deber en el renglón educativo. Donde aniquilaron la preparación académica de calidad, la sana competencia para alcanzar la excelencia, crearon un amasijo que llaman Nueva Escuela Mexicana, la cual busca la ideologización de los educandos, la mediocridad de los pupilos y el conformismo estudiantil, con libros de texto antipedagógicos y faltas de ortografía o errores de contenido, imprecisiones en fechas o de conocimiento. Por supuesto, cero apoyo a la ciencia y la tecnología. Mano de obra barata y sin aspiraciones para progresar laboralmente.
Eso deja este sexenio, el regreso al México de los setenta del siglo pasado.