La herencia del Presidente
Armando Ríos Ruiz lunes 3, Jun 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Ayer tuve oportunidad de recorrer varios lugares en donde había instaladas casillas para elegir a los candidatos a diversos cargos de elección popular y en donde pude constatar que la gente estaba preocupada por el resultado de las elecciones, pero a la vez, con esperanza de sacudirse a un mandatario fuera de sus cabales y perverso, “capaz de hacer algo inesperadamente malo, en aras de perpetuarse en el poder a través de su candidata o por él mismo”.
Desde luego, las casillas que visité estaban instaladas en zonas fifíes, en donde la candidata de Morena podrá tener uno que otro admirador, pero ni en sueños una cantidad considerable y mucho menos mayoría. Esto facilitó mi presencia y mis preguntas. Todas fueron contestadas con un rotundo rechazo a las políticas de Morena, impuestas durante los últimos casi seis años y criticables de manera coincidente entre los electores.
Un ciudadano me dijo que “Por más que se cambió el nombre, de Manuel Andrés a Andrés Manuel, para evitar que sus siglas se leyeran MALO, el Presidente no pudo nunca sacudirse ese estigma. Se mimetizó tanto con él, que, a la hora de gobernar el país, como ansiaba con vehemencia, mostró ese pergeño en todo momento, denunciado inclusive en su sonrisa y en su risa cáusticas.”
Su herencia o su legado no es el que lo llevará a la historia, envuelto en bendiciones por sus decisiones. Sino como el demente vengativo, acomplejado, incapaz, ignorante aspirante a dictador, que piensa que los mexicanos les regalamos el país para hacer lo que se le pegue la gana. Para destruirlo a placer o para llevar a la sociedad a vivir en el cuérrago, como a él le gusta.
Es parecido a uno de los capítulos de la serie cinematográfica tan exitosa del siglo pasado, Volver al Futuro, en donde el delincuente se convierte en el máximo mandatario gracias a una revista escrita en el futuro, que contiene el resultado de los partidos deportivos que ya ocurrieron y que en ese presente le sirven para convertirse en multimillonario, gracias a ganar todas las apuestas.
Con una mente retorcida transforma al país en donde vive e impone el caos, como sería de esperarse de cualquiera persona atrofiada de sus facultades mentales y tendiente a agravarse con las lisonjas diarias de sus cercanos, que en todo momento y diariamente le dicen que es el más guapo, El más inteligente. El cuasi dios, en aras de permanecer bajo su gracia.
A esta hora del aterrizaje, el Presidente, no bajará de esa nube en la que aún permanecerá con sus estrategias para conservar el poder. La zozobra de los votantes es fundada por su herencia histórica, como bautiza una nota periodística, el gran problema económico que dejarán el Presidente y Hacienda:
“Como no pasaba desde hace 36 años, las necesidades de financiamiento para completar el gasto superarán 5% del producto interno bruto (PIB), y las luces de alarma para analistas y calificadoras de riesgo crediticio se han encendido porque, además de la emisión de deuda que se prevé para el siguiente año, el pago de intereses (costo financiero) por la deuda pública que ya existe también llegará a máximos desde 1991, lo que limitará la disposición de recursos.
Esto no es para chairos, que ni siquiera entienden de conservadores, fifíes o de las herencias del pasado. Otra nota habla de la improvisación en materia económica, que no ha contado hasta hoy, con una miscelánea fiscal. O que no existen planes para concretar cambios en materia del IVA, el ISR o el IEPS. Pero algunas de estas cuotas, sí se actualizarán a fin de año con la inflación y se aplicarán en 2024, a diferencia, de algunas deducciones, por ejemplo, las de las colegiaturas, que no se han actualizado desde hace 12 años.
Lo anterior es sólo un rubro, de cientos de problemas a los que habrá de enfrentarse el relevo, dejados como señal de incapacidad. De irresponsabilidad. De la intención de llevar al desastre a todo el país. Sólo porque existe en la mente del mandatario un afán de venganza, como si todos los mexicanos, incluidos sus pobres, hubieran interferido antes, en su llegada al máximo poder.