En pausa
Carlos Ramos Padilla viernes 31, May 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
Entramos a la etapa de reflexión, así tratan de convencernos los que arman las elecciones. Tendremos tres días para saber cuál es la mejor opción para que administren nuestros recursos. Es una pausa obligada en donde los políticos callan después de una danza de acusaciones, descalificaciones y propuestas de proyectos a emprender, pero que nunca los ejecutaron en sus cargos públicos.
La mayoría nos indicó lo mal que estamos, los errores de los opositores, la corrupción de todos, un salpicadero de insensateces que ofenden. Pero hay dos líneas muy claras que no requieren de mucha “reflexión”: seguir como estamos o darnos la oportunidad de buscar nuevas fórmulas para salir adelante.
“Si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados”, apuntó Ghandi. Por ello es urgente y vital la marca, el tachón en nuestra boleta electoral. Y hoy más que nunca porque estamos en un parteaguas histórico y muy peligroso.
Tenemos que decidir si mantenemos y nos defendemos como sociedad unida con instituciones sólidas o encontramos con clasismo, descalificaciones y rompimiento del Estado de Derecho.
Llegar al poder con mentiras y promesas que no habrán de cumplir es de estafadores. Abusar de la ignorancia de la gente y de su hambre es ruin. Permitir que el crimen organizado decida quién gobierna o quién se muere de acuerdo a sus intereses es arrodillar al país a una anarquía sin control.
No es verdad, como dijo AMLO, que son estas unas elecciones libres y pacíficas. El número de candidatos asesinados es impresionante. Y no estoy “lucrando” con el sufrimiento humano, como concluye el mandatario cuando le hacemos ver el fracaso de su política de seguridad.
La mayoría de los electores sabemos qué futuro inmediato tenemos con las dos opciones: Xóchitl y Claudia. No necesitamos “reflexionar” para comprender que estamos mal, que hemos retrocedido y que este, vuelvo a insistir, será el gobierno más corrupto y perseguido de la historia.
Estamos en abandono de asuntos totales que mantienen la fuerza y estabilidad de una nación: su salud, su seguridad, su educación y su alimentación. Es increíble que se hayan sumado más pobres cuando presumen programas sociales y cuando su estrategia política fue señalar que primero ellos antes que los demás.
¿Si así quedaron los miserables cómo estaremos el resto de la población? Quizás aspirando, como dijo AMLO, a sobrevivir con 200 pesos y un par de zapatos.
Tenemos enfrente a dos mujeres, una aspiracionista y emprendedora y una activista reventadora de instituciones desde su quehacer universitario.
Tenemos a una empresaria exitosa o a una doctora ambientalista que dejó a una ciudad en crisis. Una mujer garante de su trayectoria y otra que siempre descalificó a las fuerzas armadas como represores y hoy pretende ser su Comandante Suprema, quizás acompañada por Epigmenio Ibarra que ha calificado a los soldados mexicanos como “asesinos”.
Hoy estamos a la espera de que se abran las casillas mientras los políticos retiran la basura con que nos inundaron, mientras los encuestadores dejan de jugar con la percepción a cambio de lesiones o contratos.
Ya no más templetes absurdos que se caen con el viento y dejan impunes a los responsables. Ya no más plazas llenas con acarreados que su máxima aspiración son 500 pesos para creer que los están ayudando.
De mi parte, ni necesito ni agradezco la pausa que nos permiten los políticos para reflexionar. Con tan solo un ejemplo, uno, tengo para decidir mi opción: no quiero escuchar más a un niño de 13 años baleado expresar “no me quiero morir”, mientras quien tienen la solución para evitar esto, nos diga que “con los niños no” cuando se exhiben fotografías de su hijo “perreando” en la casa de su hermano mayor en Houston.
Tengo claro que este país necesita sabios, ciencia, tecnología, humanidades, deporte… no necesito escuchar una arenga de un candidato que ha pasado por todos los partidos para saber que me está usando… no quiero dar mi tiempo a partidos mercenarios que se acomodan a cada elección para seguir con financiamiento.
Tengo suficiente información de cómo están mis calles, mis vecinos, mi ciudad, mi país para saber qué es lo que quiero. Y por eso, por eso, saldré a votar.