La cultura del fraude
Alberto Vieyra G. lunes 27, May 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En México, la clase política ostenta una larga cultura del fraude electoral. Hasta Benito Juárez robó su cuarta reelección presidencial. El PRI se volvió toda una celebridad haciendo chanchullo con sus mapaches y hasta el PAN, PRD y Morena aprenderían esa infame cultura del fraude electoral.
AMLO, quien hoy está en el ojo del huracán por las revelaciones de la periodista Anabel Hernández en su último libro La Historia Secreta, como un consumado “narcopresidente” por haber recibido millonarios patrocinios de más de 7 millones de dólares del cártel de Sinaloa para sus 3 campañas electorales.
AMLO es todo un profesional en la cultura del fraude electoral, desde que en Tabasco no reconoció su derrota en la gubernatura, dando lugar a que se convirtiera en un dizque luchador social o adalid de la democracia azteca.
En 2006, AMLO arguyó que Vicente Fox y el borrachín Felipillo le hicieron fraude electoral lo que jamás ha podido comprobar. López Obrador es de esos politicastros demócratas que solamente reconocen la democracia si es que a ellos les favorecen los triunfos. Y cuando tienen derrotas electorales, no conocen el término de demócratas.
Por ello, mis tres lectores y radioescuchas se preguntan y me preguntan qué ¿Si AMLO será capaz de reconocer su derrota electoral el próximo domingo 2 de junio? Mi respuesta es que AMLO no tiene la cultura de un demócrata. Empero, él y su “corcholata” acatarran haciéndole creer a los mexicanos que la oposición fragua un fraude electoral.
Y en la creativa cabecita de la señora científica lo explica de la siguiente manera:
“Comprar la credencial de elector por un mes, que pase la elección, se les da dinero, se entrega la credencial. ¿Para qué? Para que no voten, porque saben que van a votar por nosotros en su mayoría…”.
Sí, “la dama de hielo” siente miedo y es que la encuesta de México Elige, del pasado miércoles, es significativamente reveladora, pues habla de que Morena y sus rémoras aliadas perderá de calle la aburguesada capital del país, odiada por AMLO; se les caerá el estado de Veracruz, Yucatán, Puebla, Morelos, Jalisco y las capitales de Querétaro, Morelia; los municipio mexiquenses de Naucalpan, Tlalnepantla, Huixquilucan, Toluca, Metepec y Almoloya de Juárez a manos del priista Óscar Sánchez García. Y dependiendo del número de votos que la alianza PRI, PAN, PRD obtenga en el Estado de México, con un padrón electoral de 13 millones de electores, se habrá consumado la inminente debacle electoral de Claudia Sheinbaum.
Claro está, más lo que se acumule en el resto del país, incluyendo Nuevo León, donde el gobernadorcillo de horca y cuchillo de Movimiento Ciudadano, Samuel García, se ha vuelto toda una celebridad nacional como un consumado corrupto que hoy hace un jacalito en un predio de 18 hectáreas en San Pedro Garza García, justamente en ese municipio en el que todo México fue testigo de ver correr a un auténtico cobarde llamado Jorge Álvarez Máynez, en el momento en que una feroz ráfaga de viento derribó la pesada estructura del templete en el que se celebraba un mitin con saldo macabro de 9 muertos y más de 100 heridos. Seguramente que ese bebesaurio sabe aquella máxima de que “mejor aquí corrió, que aquí murió”.
¿Quiénes son los culpables de esa barbarie, aparte de Movimiento Ciudadano?
Ese suceso macabro no puede quedar impune y que la clase política de Nuevo León no vaya a salir con esa máxima de tapaos los unos a los otros.