Sheinbaum y AMLO se quejan del “PRIAN”, pero lo tienen en casa
Miguel Ángel Rivera miércoles 22, May 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Uno de los argumentos de campaña de Morena para desacreditar a la oposición consiste en aplicarles el descalificador sustantivo de “PRIAN”, que supone hacer referencia a los malos gobiernos surgidos del PRI y del PAN, pero pocos se dan cuenta de que ese negativo título se aplica mejor en su contra.
En efecto, los “morenos” tienen no uno sino miles de cadáveres en el closet, todos importados de sus dos odiados partidos rivales, el PAN y, sobre todo, el PRI.
Esto sin mencionar que el principal coleccionista, su guía y fundador, Andrés Manuel López Obrador, fue militante durante muchos años del tricolor, del que llegó a ser dirigente en su natal Tabasco y no lo dejó cuando empezó la lucha interna de la Corriente Democrática, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, sino hasta que le negaron la candidatura a gobernador y entonces tomó la bandera de la oposición.
Como él, muchos otros candidatos frustrados tomaron el rumbo de la oposición —ahora gobierno— aun cuando sus carreras incluyeron varios e importantes cargos.
Un ejemplo notable fue el de la reciente fracción de la ya de por sí reducida fracción parlamentaria del tricolor en el Senado, supuestamente inconforme con una mala conducción del partido por parte del exgobernador de Campeche Alejandro “Alito” Moreno, al que no pudieron arrebatar la decisión acerca de las múltiples candidaturas que estarán en disputa el venidero 2 de junio.
Claro, para empezar, no pudieron asegurarse continuar en el Senado durante otros seis años, ni mucho menos aspirar a otras posiciones.
Tales son los casos del mexiquense Eruviel Ávila, quien ya fue gobernador de su estado, dos veces presidente municipal de Ecatepec y diputado local, pero deseaba por lo menos asegurarse la reelección en el Senado.
Junto con el mexiquense, abandonó las filas priistas el yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín, quien presumía ser el único integrante de la bancada del PRI en el Senado en haber llegado con el voto mayoritario y que deseaba cambiar ese bono por la candidatura a gobernador de su estado natal. Para su infortunio, debido a la alianza opositora formada por su entonces partido, el PAN y el PRD, la posición en la Península de Yucatán fue para el partido azul, que eligió como abanderado al popular presidente municipal de Mérida, Renán Barrera, quien lo derrotó en 2021 al contender por la alcaldía de la capital.
Si bien, no se materializó su deseo de contender por el gobierno estatal, Ramírez Marín ha tenido importantes compensaciones: tres veces diputado federal y llegó secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) durante una parte del mandato de Enrique Peña Nieto.
Con menos trayectoria personal, pero parte de una distinguida dinastía priista —sobrina del ex presidente Carlos Salinas e hija del asesinado ex gobernador de Guerrero— Claudia Ruiz Massieu Salinas también abandonó las filas del tricolor.
Los dos senadores varones saltaron de la oposición al oficialismo, aunque tuvieron el relativo pudor de no saltar directamente a las filas de Morena, sino que se refugiaron en uno de sus aliados, el PVEM, el partido que siempre se alía con la fuerza que gobierna al país.
En principio, Claudia evitó afiliarse a una organización rival del PRI, pero al darse a conocer la lista de representantes de los partidos para integrar la actual Comisión Permanente del Congreso de la Unión, la senadora ex priista apareció nominada también por el Partido Verde. Ahora, tendrá que defender al repudiado gobierno que encabeza Evelyn Salgado, pero que en realidad conduce el desprestigiado senador Félix Salgado Macedonio.
Al Verde se sumó también la senadora hidalguense Nuvia Mayorga, protegida e impulsada por el también ahora ex priista ex gobernador y ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien ha tenido la entereza de mantenerse como independiente y de anunciar que luchará por la recuperación de su partido.
Los “chapulines” saltan de un lado para otro
A los políticos que cambian de bando se les aplica el despectivo nombre de “chapulines” y aparecen sobre todo ante la cercanía de algún proceso electoral, pero hay otros que brincan casi todo el tiempo.
En ese sentido, uno de los políticos que han dejado marca, es el actual gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño, a quien no le importa qué partido gobierne al país, siempre que forme parte del grupo dominante.
Durazo, quien cursó dos carreras profesionales, ingeniero por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y abogado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), militó durante casi dos decenios en el PRI, donde alcanzó su más destacada posición como secretario particular del asesinado candidato presidencial, su paisano, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Seis años después, apareció al lado del candidato presidencial del PAN, Vicente Fox Quesada, quien al asumir el gobierno lo nombró, primero, secretario particular y luego coordinador de Comunicación Social, hasta que renunció en 2004 por diferencias personales con la primera dama, Martha Sahagún, quien había arrancado como encargada de la comunicación presidencial.
En 2006, el político sonorense dio otro salto, ahora al lado del candidato presidencial entonces del PRD, Andrés Manuel López Obrador.
Al igual que su nuevo líder, Durazo fue derrotado, pero tuvo su revancha en 2018, cuando logró llegar al Senado, Cámara por la que tuvo un breve paso, pues fue nombrado secretario de Seguridad Pública, cargo para el que no se le conocía ninguna capacitación, salvo el ser pariente del “general” Arturo Durazo Moreno, primero encumbrado y luego desprestigiado jefe de la policía del entonces Distrito Federal.
El destino de Alfonso Durazo, el ahora gobernador, fue totalmente distinto al de su compañera de fórmula, la conductora de noticiarios de televisión Lilly Téllez, quien en vez de respaldar la tendencia impositiva de Morena decidió salir de la bancada mayoritaria y trasladarse a la fracción del PAN, pero a diferencia de otros “chapulines”, su cambio de bando no fue con fines de obtener una posición que antes se le había negado.
La fuerza de la oposición desde la posición de Téllez llegó a tal grado que infundió temor en el inquilino de Palacio Nacional, quien declinó acudir al Senado para entregar la medalla Belisario Domínguez a su “adorada amiga” la destacada economista Ifigenia Martínez, para evitar una asonada que presuntamente le había preparado Téllez.
Si los anteriores datos no dan una idea firme de dónde se ubica el PRIAN al que tanto denigran López Obrador y su copia calca, la candidata presidencial oficialista, Claudia Sheinbaum Pardo, tal vez sería conveniente tomar en cuenta que la mayor parte de los gobernadores, ahora de Morena, iniciaron sus carreras políticas en las filas del PAN y del PRI.
El caso extremo es la gobernadora “morena” de Campeche, la vociferante Layda Sansores San Román. De ella no gasta decir que inició su actividad política en el PRI, sin exagerar se puede decir que “lo mamó”, pues es hija de uno de los más prominentes caciques del caciquismo del PRI durante el siglo anterior, Carlos Sansores Pérez, quien como el histórico terrateniente chihuahuense José Luis Gonzaga Jesús Daniel Terrazas Fuentes decía que no era de Chihuahua, que el estado era de su propiedad. El padre de Layda podía afirmar lo mismo en Campeche.
Pero no sólo eso, también una parte importante de los que quieren llegar también son tránsfugas de los partidos que gobernaron a finales del siglo XX y en las casi dos primeras décadas de la actual centuria.
Van algunos casos: en Guanajuato la ex legisladora panista Alma Alcaraz fue designada candidata de Morena a gobernadora. En Jalisco la neo morena Claudia militó en el PRI durante 12 años. En Puebla, el ex presidente del Senado, Alejandro Armenta Mier, fue parte del PRI desde 1985 al 2017 y parte del equipo del perseguido “gober precioso” Mario Marín Torres. En Yucatán, el candidato de Morena y satélites es el ex panista Joaquín Díaz Mena,
También fueron priistas el actual gobernador de Zacatecas, David Monreal; la tlaxcalteca Lorena Cuéllar; de Nayarit, Miguel Ángel Navarro; de Hidalgo, Julio Menchaca y de Tamaulipas, Américo Villareal Anaya, sin olvidar al desaparecido poblano Miguel Barbosa.
La lista es mucho más larga, entonces: ¿dónde está el desprestigiado PRIAN?