¿Decidirán los jóvenes el futuro?
¬ Luis Ángel García miércoles 22, May 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El futuro del país está en manos de los jóvenes, 15 millones de ellos entre 18 y 24 años irán a votar -la mayoría de ellos-, por primera vez para elegir a un Presidente. Sin embargo, los políticos no han sabido motivar a ese segmento poblacional para que el 2 de junio asistan a las urnas y decidan qué tipo de gobierno quieren, qué opción de gobierno satisface más sus necesidades de estudio, empleo, salud o calidad de vida. La verdad es que esos nuevos ciudadanos no tienen interés en la política ni desean cumplir con una obligación constitucional que no aplica ninguna sanción por no ejercerla. En su mayoría esos jóvenes son abstencionistas y sólo tramitan la credencial de elector para demostrar su ciudadanía ante el cadenero del antro, hacer un trámite bancario o solicitar servicios en oficinas gubernamentales.
Por eso será difícil que esos nuevos mexicanos con plenos derechos puedan determinar el futuro de nuestro país, más allá de favorecer al estatus quo al no participar en la jornada cívica. Pero no todo es culpa de ellos, ¿qué ha hecho el Estado para atender a ese segmento poblacional? Esos jóvenes crecieron sin servicios de salud eficientes, sin vacunas oportunas, con una deficiente educación que limita sus oportunidades de empleo o los induce a convertirse en ninis que se acostumbraron a no trabajar y sobrevivir con los ingresos de los programas asistencialistas. Peor aún, muchos de ellos son cooptados por el crimen organizado, el cual tiene enorme injerencia en los procesos electorales. Ellos orientan violentamente el voto y deciden quiénes deben ser los candidatos.
Ante un futuro incierto en su vida personal, muchos jóvenes aceptan ingresar a las filas de la delincuencia y convertirse en sicarios por 30 mil pesos mensuales; por ello la fallida estrategia de la 4T, anunciada por su guía en la toma de posesión, de que al día siguiente dejarían las armas para utilizar un tractor no desalentó a los sicarios. Falaz argumento cuando incluso las mafias reclutan a niños. Mientras el gobierno no decida combatir el narcotráfico, la juventud optará por el canto de las sirenas del mundo del crimen.
Poco se puede hacer en el ocaso de esta malograda administración. Sin crecimiento ni desarrollo, lo único que avanza es la violencia, cuyo impacto económico representa casi el 20 por ciento del PIB, cinco veces más que lo destinado a la educación y seis veces más que lo presupuestado a la salud. A nivel per cápita, el delito implica un monto de 37 mil 430 pesos mensuales, más del doble del salario de un trabajador mexicano. Mientras que a seguridad y justicia solo se otorga el 0.65 por ciento del PIB.
La oposición apuesta a los jóvenes para hacer la diferencia, espera que se decidan por la oportunidad de tener un mejor futuro, con educación de calidad, empleos bien remunerados, acceso a un sistema de salud eficiente y oportuno, derechos a los que no podrá aspirar el ciudadano en el proyecto político de la 4T, donde se pretende continuar con el subsidio a la pobreza, la ideologización de la educación, crear profesionistas mediocres y mano de obra barata, evitar que los jóvenes quieran estudiar y solo se conformen con las “becas” de los ninis, pobres de por vida.
Lamentablemente la mayoría de esos 15 millones de jóvenes no acudirán a las casillas y los que lo hagan serán los beneficiarios de los programas electoreros, acostumbrados a sólo extender la mano y recibir dinero de papá gobierno. Esperemos que estos días haya una verdadera movilización de los partidos que integran el frente y convenzan a esos jóvenes de lograr el cambio. No sólo hay que marchar con la marea rosa, hay que ejercer el derecho al voto, que también es una obligación.