El que se lleva se aguanta
Armando Ríos Ruiz miércoles 15, May 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Xóchitl Gálvez se parece al pequeño David, que enfrenta al goliardo Presidente de México, en la muy dispareja contienda por alcanzar la Primera magistratura frente a la candidata preferida del oficialismo. Debe realizar un esfuerzo infinito para remontar la corriente, semejante al salmón, que sube por impetuosos ríos de montañas escarpadas para desovar en el lugar donde nació.
Debe pelear, no sólo contra la desangelada aspirante que garantiza la continuidad de un gobierno nefasto. Sino con todas las instancias a su servicio. Como el Ejército, la delincuencia; el mismo Presidente y ahora el INE, que emitió un comunicado en el que le impone cuatro medidas cautelares, como vulneración a los principios de imparcialidad, neutralidad y equidad; uso indebido de recursos públicos, calumnias y violencia pública contra las mujeres en razón de género.
Honestamente, estas supuestas fallas acomodan mejor en la demandante morenista Claudia Sheinbaum, quien cuenta con todo el poderoso aparato del gobierno para impulsarse en la misma aspiración, como el empecinamiento del Primer Mandatario en participar en la campaña, a pesar de que la ley se lo impide. Lo mismo con todos los recursos disponibles, como los programas sociales y dinero a manos llenas para llenar de basura propagandística todo el país.
Cualquiera puede ver a simple vista el dispendio a favor de Sheinbaum, quien por cierto ha sido recibida en diferentes lugares del país con rechazo absoluto. Lo mismo que otros personajes de Morena que asisten a restaurantes, en donde los comensales los abuchean, anticipando que, si pierde, no habrá lugar en donde puedan estar a gusto, sin escuchar esas muestras de repulsión.
Cualquiera puede también imaginar un gasto multimillonario a favor de Claudia, si tomamos en cuenta que está en campaña, prácticamente desde que llegó a ocupar el cargo de jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Cuando Xóchitl Gálvez no soñaba siquiera en convertirse en la aspirante opositora. No se necesita ni ser adivino. ni contar con una calculadora. Ni tener conocimiento cabal sobre la distracción de los recursos públicos a su favor.
Por eso, la resolución ejercida por el árbitro en contra de Xóchitl, resulta abusivo e incomprensible. Popularmente se dice que el que se lleva, se aguanta. Pero la señora está acostumbrada a imponer su ley cuando se siente agredida. Apareció hace algunos meses en un video en el que le dice a Alfonso Durazo, gobernador de Sonora, en funciones de presidente del Consejo Nacional de Morena: “¡ya me cansé! ¡Acuérdate que soy la candidata!”. Aún no lo era.
Xóchitl está apercibida por el INE de no volver a citar la expresión “narco-candidata”, en lugar del nombre de Claudia. Pero no fue ella la que comenzó. Fue precisamente la aspirante del Presidente quien le dijo primero “corrupta”. Esta actitud dio lugar a ser llamada igualmente, de manera ofensiva. Una situación llevó a otra y en Derecho, un comportamiento así neutraliza el delito.
Y en última instancia, este bautismo lo debe a su jefe, quien cada vez que puede, muestra evidencias de sus ligas con el denominado crimen organizado. Inclusive desde que inició su sexenio con la frase: “abrazos, no balazos.” Con sus constantes viajes a Badiraguato, emblema de esa ilícita actividad y cuna de todos los “Chapos” dedicados al trasiego de drogas. Con sus felicitaciones al gremio por su buen comportamiento (a su favor) en momentos electorales. Etc.
El mismo Primer Mandatario no se cansa de violar la Constitución y todas las leyes que se le ponen enfrente, situación que le ha valido ser calificado como el hombre con la mayor cantidad de quejas. ¿Qué ha hecho el INE para callarlo? Su presidente, Guadalupe Taddei Zavala, está impedida de lanzarle siquiera una mirada de desaprobación. Él le confirió el cargo.
Así es como quiere todos sus contrapesos. Por eso está deseoso de convertir a la Suprema Corte en otro organismo Anodino. Para que no vuelva a salírsele del huacal. Dependiente. que le ahorre pleitos incómodos. Que le evite gritar aquello de “¡no me vengan con que la ley es la ley!”.