Indígenas, en pobreza extrema
¬ Augusto Corro miércoles 10, Ago 2011Punto por punto
Augusto Corro
Parece que México se encuentra destinado a permanecer en el mundo de los países pobres. Por lo pronto, no se encuentra la manera de salir del atraso que año con año se agudiza, ante la imposibilidad del gobierno federal panista de encontrar fórmulas para superar pobreza e inseguridad galopantes.
No alcanzamos a salir de una crisis económica y ya tenemos encima otra, que amenaza con mayores daños a los sectores menos favorecidos. Entre éstos se encuentran los indígenas que nunca han disfrutado los beneficios del progreso.
Según estadísticas del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en los dos últimos años, del 2008 al 2010, la población indígena, en condiciones de pobreza alcanzó 5.4 millones de personas, de las cuales, 2.7 millones se encuentran en pobreza extrema.
La Organizaciòn de las Naciones Unidas (ONU) designó el 9 de agosto como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, “con el fin de establecer la cooperación mundial para fortalecer la cultura, educación, salud, derechos humanos, medio ambiente, desarrollo económico y social de dichas comunidades”.
En los detalles de la información del Coneval, se encuentra lo siguiente: de cada 100 indígenas, 24 no estudian, 25 no terminaron la primaria, 19.5 lograron terminar la primaria, mientras que el 19.2 por ciento estudiaron hasta la secundaria. Sólo 11 de cada 100 indígenas cursaron educación media superior.
El agro, ambiente natural de los indígenas, se encuentra abandonado desde hace muchos años. Esto obligó a los campesinos a emigrar a las ciudades y a buscar mejores condiciones de vida en los Estados Unidos.
En el mejor de los casos, los trabajadores del campo dejan, junto con la familia, sus tierras y realizan un peregrinar por todo el territorio nacional en busca de empleo, aunque éste no les proporcione ni salarios ni prestaciones que ordena la ley.
Las condiciones de vida de esa población mexicana son deplorables, pues su alimentación se limita a la tortilla con sal, frijoles o al consumo de plantas silvestres, como en la prehistoria. La mendicidad, hermana de la pobreza, se nota en aquellos pueblos olvidados por los gobiernos de todos los signos políticos.
Gobiernos revolucionarios o no, poco se han interesado por el bienestar de los indígenas, quienes ven a los funcionarios públicos vivir en mansiones que poco les falta para lucir como castillos, viajar en vehículos de lujo, si no es que en helicópteros o en aviones, y comer en los mejores restaurantes los platillos más selectos.
Por eso, llama tanto la atención la manera en que se reparte el dinero público, cada año, en el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Federación. Sin recato alguno, por ejemplo, el Instituto Federal (IFE) pedirá 16 mil millones de pesos para las elecciones del año próximo.
Los gobiernos estatales se encuentran en las mismas condiciones. Los virreyes demandan mejor trato en el reparto del presupuesto, aunque no realicen obras ni inviertan en la lucha contra la delincuencia.
Los propios partidos políticos son beneficiados por esa derrama económica que representa una ofensa para aquellos que forman parte del ejército de hambrientos. La política mexicana perdió su esencia, si es que alguna vez la tuvo, y se convirtió en una fuente de negocios y de ambiciones personales. ¿Y los marginados?
LOS GANDALLAS
Supuestamente, los tiempos para las campañas políticas empezarán a correr dentro de varios meses. Las precampañas ya empezaron? Varios candidatos o precandidatos decidieron lanzarse al ruedo, es decir a la promoción política con la autorización, o sin ella, de las autoridades electorales y sus calendarios.
Mañosamente, esos aspirantes tapizaron la ciudad con sus anuncios espectaculares, posters, pancartas y mantas para anunciar sus gestiones como representantes populares, pero aprovechan el viaje para promoverse como candidatos para la contienda electoral que viene.
Diputados y senadores, así como alguno que otro representante de la sociedad civil, promueven desde ahora su imagen en mítines, en reuniones políticas, en medios, en bardas y donde se puede, sin que las autoridades electorales se preocupen por imponer el orden.
El senador Carlos Navarrete, del neochuchismo, es el más avanzado en su propaganda política. Es de escándalo el derroche en anuncios espectaculares y en pancartas colocadas en diferentes colonias capitalinas con la promoción de su foto.
No se queda atrás el ex perredista René Arce, también senador, que busca recuperar su Iztapalapa querido, que perdió en las últimas elecciones delegacionales. Entre otros impacientes, se encuentran Julio César Moreno, Alejandra Barrales, Mario Delgado, Benito Mirón Lince y Laura Velázquez, todos ellos, militantes perredistas.
Las autoridades electorales guardan silencio. Cuando decidan intervenir será tarde, porque los gandallas ya habrán avanzado un buen trecho. Por eso, surgen las preguntas: ¿Qué tiempo electoral vivimos, el de los gandallas o el oficial?
PUNTOS SUSPENSIVOS… De plano, el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, aceptó que la crisis económica internacional sí alcanzará a México. Desde luego, uno de los más afectados será el, pues se trata del encargado de las finanzas. Hará las veces de cohetero, si los cohetes truenan, malo, si no truenan, igual. Y decimos que será realmente afectado, porque sus aspiraciones a la Presidencia de la República, tarde o temprano serán obstaculizadas por el tsunami económico. A su grisura política hay que agregarle los imponderables… Lo que pudo ser una acción loable, ejemplar, se perdió con la tibieza de las autoridades que no explicaron a tiempo de qué se trataba el asunto. Hablamos de los delegados que en masa renunciaron o fueron renunciados en la Procuraduría General de la República (PGR), cuya titular es Marisela Morales. Tan fácil que era decir que esos funcionarios fueron echados a la calle por corruptos; pero la inexperiencia o el miedo de las autoridades de la PGR los llevó a guardar un silencio incomprensible…