Guerra psicológica
Freddy Sánchez jueves 9, May 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El ego suele distorsionar la realidad para justificar ataques contra presuntos agresores.
Si eso que algunos psicólogos dicen que ocurre se aplicara a la política podría llegarse a la conclusión de que los políticos se autovictimizan con la deliberada intención de agredir a sus oponentes.
De ahí que en cuanto surge una crítica, teniendo o no fundamento, la forma común de enfrentarla para restarle un efecto nocivo para el criticado consistiría en afirmar que se trata de un ataque de mala fe y aprovechar para atacar a los que critican.
Tal como lo dice un dicho: “la mejor defensa es el ataque”.
En ese contexto hay quienes consideran que la estrategia preferida del presidente López Obrador para combatir a sus opositores ha sido quejarse constantemente de afanes malévolos por atacar a su gobierno desde la trinchera de los que aspiran a retomar el poder para recuperar privilegios.
La propaganda electoral de Morena justamente se sustenta en la idea de que quienes están en competencia para los cargos electorales teniendo la representación del bloque opositor están deseosos de volver a una época de corrupción que les favoreció en el pasado.
Del mismo modo que los opositores al gobierno en turno han adoptado la estrategia de denunciar que con el gobierno en curso la deshonestidad en el manejo de cargos públicos se ha hecho presente como lo demuestran las evidencias puestas a la vista de la gente, en la 4T les replican con misma dosis incriminatoria.
Se consideran atacados injustamente por adversarios políticos corruptos que a toda costa buscan su retorno al poder con la obvia pretensión de hacerse multimillonarios con grandes negocios de la corrupción.
Y ante el reparto de acusaciones mutuas por las mismas conductas inmorales y cínicas los que recurren a lanzar ataques a sus contrincantes electorales se pintan de personas intachables tratando de favorecer los intereses colectivos.
En ese sentido, es necesario destacar que entre los electores aparentemente hay un sinnúmero de leales creyentes de lo que le escuchan decir al Presidente y los abanderados de Morena, contrastando con aquellos otros que no creen nada y dan crédito a todo lo que afirman los críticos del gobierno actual.
Cuántos millones de potenciales electores se han asumido como simpatizantes inconmovibles de la 4T y cuántos están en su contra es una obligada interrogante en torno a la contienda que en cuestión de semanas habrá de darle lo que el electorado opte por decidir en favor o en contra del partido en el gobierno y la oposición.
De tal suerte que a estas horas es difícil un cambio radical en las tácticas electorales de los contendientes prestos a ponerse en evidencia unos a otros y al mismo tiempo que se auto victimizan lanzan un ataque contra sus adversarios.
En las encuestas que se dan a conocer en tiempos electorales suele anticiparse una tendencia de lo que opinan los que van a votar, pero dadas las actuales circunstancias en las que no queda del todo claro si se trata de sondeos absolutamente veraces, es conveniente ver con reservas lo que se dice siendo mejor esperar a la única encuesta infalible que es la de la urnas.
Porque justamente el día de las elecciones, con la participación de la mayoría electoral expresando sus preferencias por Morena o el bloque opositor, se despejará la duda de qué tanto influyó en el ánimo de los votantes lo que podría definirse como una guerra psicológica.