Promesas incumplidas
¬ Luis Ángel García miércoles 8, May 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
En pleno siglo XXI, los candidatos ofrecen el oro y el moro a sabiendas de que muchas de sus promesas serán sólo eso; el prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila. Vivimos casi una centuria con gobiernos priistas que le quedaron a deber mucho en materia de justicia social; si bien es cierto que crearon muchos organismos en beneficio de las clases menos favorecidas en salud, educación, vivienda, incluso posibilitaron la movilidad social y redujeron la brecha entre clases mediante un mayor reparto de la riqueza; sin embargo, eso no fue suficiente para lograr un desarrollo incluyente ni cumplir todo lo que ofrecieron. Hay que destacar el periodo de desarrollo estabilizador que permitió la bonanza nacional, pero también el enriquecimiento de políticos y de leoninos empresarios. Tampoco los gobiernos panistas pudieron cumplir todo lo que ofrecieron, de tal suerte que el canto de las sirenas del tabasqueño de tener como prioridad a los pobres para sacarlos de su postración, acabar con la corrupción y castigar a los que se sirvieron de las finanzas públicas cayó como anillo al dedo al inquilino de Palacio Nacional, quien engañó a 30 millones de ilusos que creyeron en sus ofertas de campaña. Al término del sexenio de la 4T, los pobres son más pobres, al filo de la miseria y hubo más latrocinios del círculo cercano al Presidente que en las peores épocas del priato. Quedó a deber mucho el defensor del “pueblo bueno y sabio”, a quien mantiene con el señuelo de la inalcanzable zanahoria y les hace creer que la pobreza es un estado ideal porque las ayudas asistencialistas y electoreras son suficientes para sobrevivir.
También las candidatas se enganchas con la percepción de que hay que prometer para conseguir votos. La abanderada oficial insiste en las pensiones para los viejitos y las becas para los “ninis”, a sabiendas de que a mediano plazo no habrá dinero para solventar las millonarias dádivas que elevó a rango constitucional el irresponsable presidente. Ninguna política pública ofrece el títere de Palacio que posibilite el crecimiento económico, fomente el empleo formal o promueva la educación de calidad como palanca del desarrollo. Siguen confiados en las remesas como si fueran resultado de un país que las genera, cuando es una vergüenza que ningún gobierno haya podido retener a los mexicanos que migran para tener empleo y mejores condiciones de vida. Prometen un imaginario país sin decir cómo tendrán los recursos para hacerlo realidad. Lejos de incentivar al aparato productivo y atraer la inversión para crear empleos bien remunerados y hacer una verdadera reforma fiscal que permita al Estado financiar mejores servicios de saludad y educativos, prefieren acostumbrar a la gente a que extienda la mano y los mantenga papá gobierno, sabedores que el único compromiso que adquieren es la fidelidad electoral.
Pero también la candidata opositora se engancha. Ofrece pensiones a los viejitos a partir de los 60 años. ¿De dónde saldrán esos recursos, cuando hay un endeudamiento público impagable? La economía depende en un sesenta por ciento del comercio informal, el cual, como empleador, no da prestaciones a sus trabajadores y tampoco paga impuestos. Es un suicidio ese ofrecimiento difícil de alcanzar. Este gobierno ya se acabó los ahorros presupuestales y tampoco existen los fondos y fideicomisos que financiaron por seis años los programas asistencialistas, incluso ya se apoderaron, a “la malagueña”, de 40 mil millones de pesos. ¿Qué pasará cuando esos extrabajadores o sus familiares reclamen sus afores?
Los candidatos no entienden que no existe ese pueblo bueno y sabio que cree en las falsas promesas de bienestar inalcanzable. Hoy quieren oír de políticas públicas que resuelvan sus necesidades, su día a día, no utopías. Queda claro que en la 4T no existe la inteligencia para formular un programa de gobierno que logre el despegue económico y la distribución de la riqueza. La continuidad es más de lo mismo: pobreza garantizada y una ficticia felicidad.