Encuestas mentirosas
Freddy Sánchez martes 7, May 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Los sondeos de opinión electoral siguen siendo de uso común en los procesos electorales, pero su credibilidad es cada vez más cuestionable.
Y esto se debe a que con distintos encuestadores entre los conocidos y aquellos de no larga trayectoria, los números que reportan suelen apartarse de la realidad, quedando de manifiesto que exageraron la ventaja o desventaja de ciertos candidatos.
En forma reiterada se ha dicho que los métodos utilizados para evaluar cuentan con la certificación oficial por tratarse de herramientas altamente probadas y, en consecuencia, las fallas son más por comportamientos humanos de quienes ocultan o modifican su intención electoral.
El asunto es que las encuestas son utilizadas cada que hay elecciones y entre otras razones podría aludirse la necesidad de los actores políticos para contar con una medición aproximada de las tendencias electorales con la finalidad de modificar sus estrategias durante las campañas.
Una visualización correcta de lo que piensan los electores contribuye a la adecuación de tareas proselitistas para ampliar las expectativas de triunfo.
De tal suerte que las encuestas entre más veraces son mejor sirven a los que necesitan información del estado emocional de potenciales electores.
Ahora que, por otro lado, es de suponer que la intención de dar a conocer tendencias electorales durante las campañas políticas puede tener el propósito de incitar a los electores a sumar su voto a favor de los aspirantes que la mayoría de los encuestados consideren como ganadores. Y más cuando la ventaja señalada en los sondeos es abrumadora.
Esto último por la sencilla razón de que no pocas personas influenciables optan por apoyar a los que van ganado en una encuesta.
De ahí que surja la duda de si los encuestadores hacen o no sondeos con ciertas especificaciones para reflejar lo que sus clientes desean que las encuestas lleguen a reportar para favorecer sus afanes electorales.
En ese aspecto los propios promotores de las encuestas y quienes se ven favorecidos o afectados por los resultados califican dichas prácticas según les convenga o afecte cada sondeo que se hace público. Qué encuestas son más creíbles o menos manipulables tiene que ver en apariencia con la clase de relación que llegan a tener clientes y encuestadores.
Y es que hay ciertos grupos políticos que habitualmente recurren a empresas de su confianza que a la vez se han ganado la desconfianza de los que en sus encuestas normalmente pintan poco o no pintan nada en las preferencias electorales.
En resumidas cuentas, es inevitable cuestionar la veracidad de los reportes de la opinión electoral que se recogen antes de cada elección.
La causa es que si bien existen encuestadores con una buena reputación, también hay encuestas mentirosas.