Ni con inteligencia artificial pudo quedar mejor
¬ Luis Ángel García lunes 6, May 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
A doscientos años de la creación del personaje de ficción gótica, el doctor Victor Frankenstein, por la novelista inglesa Mary Shelley, ni producto de la mente literaria más brillante del género distópico o de la mismísima inteligencia artificial se pudo crear una calca tan exacta, aunque burda, como la candidata oficial de la 4T a la Presidencia de la República. No podemos decir que sea un remedo de Pinocho, tallado por Geppetto, porque el tabasqueño no la formó y más que tener vida propia a través de un halo fantástico, le quito esa vida propia y la automatizó, así como moderno “Hood Robin” que le quita dinero a los pobres para dárselo a los ricos, eso hizo el inquilino de Palacio Nacional, le quitó no sólo la personalidad, sino como la criatura del doctor Frankenstein la dejó sin capacidad de pensar.
Así, el moderno Geppetto talló en la científica el principio ideologizante de un populista proyecto político que debe perpetuar sin salirse del guion que, como en la inteligencia artificial, tiene que asumir el sistema SAMR (Sustitución, Aumento, Modificación y Redefinición). En dos años, desde que promovió a su “corcholata” ganadora, desechando otros robots, logró la automatización de quien siempre supo sería su heredera. Engendró a un ser sin voluntad propia que aceptó el principio de 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad —renunció a su propia inteligencia y libre albedrío—, para convertirse en una súbdita de un dirigente autoritario; atrás quedó la rebelde universitaria —aceptó la estrategia para debilitar a su propia Alma Mater—, y la doctora abandonó el rigor del método científico, incluso de las ciencias sociales, para aplicar un modelo político que no busca erradicar la pobreza ni alcanzar el reparto equitativo de la riqueza —la cual buscan frenar a toda costa—, para dedicarse a administrar la pobreza y hacer uso electorero de los programas asistencialistas. La continuidad pretende mantener una base sólida de votantes cautivos sin mejorar su nivel de vida, sino aceptar como destino manifiesto el subsidio gubernamental para paliar la pobreza y mantenerlos al filo de la pobreza extrema o la franca miseria. No hablan de desarrollo sino de “bienestar” — “ahí la vamos pasando”—, por ello también los alejan de la educación de calidad y la ex alcaldesa de Tlalpan acepta la mediatización científica para crear mano de obra barata.
La diferencia entre la política como actividad humana es la ética, algo que no puede todavía lograr la inteligencia artificial, por lo que el moderno Geppetto le ha incubado a ese Pinocho el principio de la polarización, del divisionismo social, de difamar, calumniar, exhibir, de menospreciar sin fundamentos. Más allá de imponerle un falso sonsonete sureño, la capacita para, sin inmutarse, negar la realidad, hablar de los otros datos, despreciar las causas feministas —que antes enarboló—, a las madres buscadoras e imputar colgar cualquier infundio a los opositores. Por supuesto, debe violar el Estado de Derecho y cuanta ley se interponga al proyecto político de la 4T, amén de alentar la impunidad de los delincuentes y corruptos que militan en su partido. La continuidad también es acabar con los contrapesos, quitar presupuestos y desaparecer instituciones, solo con el afán de tener recursos para fondear las pensiones a los viejitos y las becas de los ninis.
Pero a pesar de las mentiras y el pago de encuestas que profetizan un abrumador triunfo en los próximos comicios —no importa si es a través de una elección de Estado—, llama la atención que se descalifique un estudio demoscópico que da la victoria a la candidata opositora. ¿Por qué se encendieron los focos rojos en Palacio Nacional y en el cuarto de guerra de la 4T? ¿Será que el humor social no está a favor de la criatura del moderno Geppetto, cuyo títere, además de no tener vida propia, renunció a su inteligencia y libre albedrío?