Ya empató
Carlos Ramos Padilla viernes 3, May 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
He escuchado con demasiada frecuencia la máxima popular que dicta “caballo que alcanza gana”. Otros más emprenden cadenas de oraciones y algunos, que dicen conocer el llamado “marketing político”, aseguran que los debates no hacen variar la decisión electoral, asunto que no coincido y ya vimos el cambio de aceptación, aprobación y percepción positiva que ganó Xóchitl Gálvez Ruiz luego del segundo debate, tan es así que la empresa Massive Caller da como puntera a Xóchitl por vez primera desde que arrancó la campaña rumbo al 2 de junio.
No pretende descansar mis argumentos ni en arrebatos religiosos ni en el manipulador proceso de las encuestas y menos en proclamas populares. Considero que Xóchitl gana importantes espacios por su narrativa, su biografía, su talento y el equipo que la acompaña.
Claudia pierde confianza por lo mismo, pero a la inversa, no tiene discurso, no hay empatía, carece de talento propio y está anclada a personajes como Brugada, Ebrard, De la Fuente, AMLO y Mario Delgado, pero tiene dos ingredientes que la están hundiendo: defender lo indefendible y un importante número (costumbre cotidiana de AMLO) de emitir mentiras.
Ante lo evidente, Sheinbaum exhibió falsedades: dijo que la gasolina no ha subido, que la inflación está controlada, que está definida la educación y que el sistema de salud es inmejorable.
Además, Xóchitl le retó a contestar una serie de cuestionamientos que no lograron respuesta, preguntas directas con temas concretos que evadió Sheinbaum detrás de una sonrisa burlona y solamente intentando demeritar a su contrincante con un calificativo de “corrupta”, que le ganó la inmediata etiqueta de “narco-candidata”.
La campaña electoral se gana con estrategias, con empuje, con proyectos. Xóchitl los tiene. Claudia cayó en el astuto y tóxico juego soberbio y protagónico de AMLO y la orilló a hacer de su presentación en el debate una especie de informe de gobierno con los supuestos “logros” del Presidente, ni de ella, así que, acto seguido, la morenista cayó en la trampa y calló en relación a sus desafíos.
La morenista salió lastimada y herida, enojada y derrotada, eso fue más que evidente. La sombra de muertos, tragedia y accidentes parecen su tarjeta de presentación que intenta reducir a justificar que son casos viejos y ya muy comentados, así de fácil se sacude la responsabilidad de Ebrard, Serranía y ella misma.
Delfina Gómez y Brugada son para Sheinbaum columnas de prestigio en su campaña. Xóchitl se ha sabido dar a entender con la alta cúpula religiosa empezando por el Vaticano, con importantes empresarios y políticos estadounidenses, con gobiernos como el español, no banqueros internacionales y algo importante, ha sido y bien escuchada por mandos del ejército mexicano.
La mancuerna Xóchitl/Taboada está dando esquemas de un cambio positivo. Personajes como Máynez que niegan hasta de su primer apellido, olvidan que en tribuna, como legislador había denunciado a los hijos de AMLO por tráfico de influencias. Señaló “se debe de investigar a Andrés López Beltrán y la red de corrupción que ha tejido, no de ahora sino de años.
Todo mundo sabe que despacha en la casa del Pedregal, que los contratos de cultura es con Andy, que para ser dirigente de Morena es con Andy, para ser candidato, con Andy, el veto a Ricardo Monreal lo impuso él”.
Así pues, a Máynez se le considera esquirol y peleador callejero para lograr la supervivencia de Movimiento Ciudadano.
Se viene el tercer debate y es sobre violencia y criminalidad, de entrada Xóchitl ya lo ganó y las apuestas hoy corren acerca de si Claudia asistirá o no. Capaz, que ante las evidencias sólo nos llenó con el profundísimo discurso de “no, no y no y denuncia”.