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Carlos Ramos Padilla jueves 2, May 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
La Conferencia del Episcopado Mexicano había informado de la desaparición de Monseñor Salvador Rangel Mendoza, Obispo Emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa. Hombre de culto respetado, pero enfermo que requiere de medicación permanente. “La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó con profunda consternación sobre la desaparición de Monseñor Salvador Rangel Mendoza, Obispo Emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, de quien se desconoce su paradero desde el día 27 de abril de 2024″, se dijo en el comunicado oficial.
Además, la alta jerarquía católica lanzó un serio llamado a las autoridades, tanto de Guerrero, de Morelos y del gobierno federal, para operar de manera coordinada con el propósito de que el obispo recupere su libertad. Se detalló también que fue iniciada una carpeta de investigación por parte de la Fiscalía General del Estado de Morelos.
El prelado llamó la atención pública por su intervención para la pacificación temporal por los constantes y sangrientos enfrentamientos entre bandas criminales. Hemos subrayado que el corredor Acapulco-Cuernavaca para el trasiego de la droga ha generado una violencia muy marcada sumando a ésta las constantes conductas ilícitas de los que se hacen pasar por normalistas de Ayotzinapa.
El puerto de Acapulco, Tecpan de Galeana, Ixtapa, Iguala, Chilpancingo, Taxco, en Guerrero, y Cuernavaca, Jiutepec y Tepoztlán, en Morelos, registran los enfrentamientos entre Los Tlacos, Los Ardillos y La Familia Michoacana por el control de las plazas. Los Tlacos ejecutaron a 17 de la Familia Michoacana y los quemaron en un acto similar a lo que aún se supone ocurrió con los 43 jóvenes de Ayotzinapa.
En Chilpancingo, hace apenas unas semanas, un día antes de la apertura del Tianguis Turístico de Acapulco, un grupo de inconformes quemó instalaciones del Palacio de Gobierno y varios vehículos ante la impunidad ofrecida por las autoridades y el nulo movimiento del Ejército que a unos metros tiene su cuartel en la 35/a Zona Militar y parece que no es suficiente que más de 10 mil elementos de la Guardia Nacional estén en la entidad.
La droga, la extorsión, secuestro, amenazas, derecho de piso, son algunas de las actividades de estas células de maleantes. Norma Otilia Hernández ha sido videograbada en reuniones con gente de Los Ardillos (mencionados en las averiguaciones de Ayotzinapa) y no ha recibido sanción alguna o solicitud para que abandone el cargo.
Vemos, entonces, que es la Iglesia la que se ve obligada a intervenir para la pacificación de la zona y la protección y seguridad de los fieles. Se sospecha que la visible paralización en el combate a la delincuencia por parte de Norma Otilia Hernández obedece más a pactos con los narcotraficantes que a la acción legal de detenerlos.
AMLO asegura, con todo esto, que el país vive en paz y que todos están felices, pero retecontentos. No se ha atrevido a conversar con los damnificados del huracán “Otis” porque considera a la población como “provocadores” que dañan a la imagen presidencial y por ello se refugia en la base naval de Icacos, ya que predice puede haber una “emboscada”.
Mal muy mal quedó el Presidente con sus muy reducidas declaraciones ante el asesinato, en 2022, de los clérigos Javier Campos y Joaquín Mora que fueron baleados al interior de la iglesia de la comunidad de Cerocahui en Chihuahua, mientras resguardaban a un guía de nombre Pedro Palma, año el imperio criminal de “El Chueco”, asunto muy conocido en aquel territorio. AMLO señaló “¿qué quieren los sacerdotes, que resolvamos los problemas con violencia?”.
Volviendo al caso del sacerdote Salvador Rangel, la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un comunicado oficial dando a conocer que el obispo ya estaba hospitalizado en Morelos. No más comentarios. “Hay que investigar quiénes son los responsables y digamos en dónde está el proceso”, alcanzó a comentar Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad Federal.