El disgusto de AMLO por la injerencia de EU no es motivo para incomodar a Biden
Miguel Ángel Rivera martes 30, Abr 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Por lo menos para consumo interno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado reiteradamente su poca simpatía hacia los Estados Unidos, pero hasta la fecha no ha llevado esa aversión hasta lo más alto del gobierno de la vecina potencia.
En tono de broma se puede recordar una expresión muy popular entre los estudiantes universitarios entre los años 60 y 70 del siglo anterior: “gringas sí, gringos no”.
En el caso del inquilino de Palacio Nacional, la animadversión por lo estadunidense se queda en los peldaños bajos del gobierno de la Unión Americana, pero no ha llegado directamente hasta la Casa Blanca, ya sea ocupada por Donald Trump o por Joe Biden.
Por el contrario, el iracundo empresario inmobiliario ha presumido de manera reiterada que “dobló” al presidente mexicano en menos tiempo del que suponía. Según sus relatos, le bastó con amenazar con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas para que López Obrador aceptara convertir a las fuerzas armadas mexicanas en policía migratoria al servicio de los Estados Unidos. Miles de soldados y marinos fueron destacados para contener en la frontera sur a los migrantes que llegan de Centroamérica de paso hacia la Unión Americana.
El actual presidente de los EU, Joe Biden, ha sido menos agresivo verbalmente, pero el hecho es que durante todo su mandato México se ha mantenido como tercer país seguro para retener a migrantes de otras partes del mundo.
El Presidente mexicano ha tenido con Biden reacciones más fuertes que con Trump. En particular, le ha frustrado o por lo menos deslucido reuniones multilaterales al exigir que se invite a sus “amigos” de Venezuela, Cuba y Nicaragua que, por lo general, son excluidos de los cónclaves regionales por ser considerados dictatoriales y no respetar los derechos humanos.
Por desgracia para el Presidente mexicano, el gobierno de los Estados Unidos tiene la obligación —por mandato de su Congreso— de presentar un informe anual del respeto a los derechos humanos en casi 200 naciones que reciben ayudas económicas de la vecina potencia y entre ellos está nuestro país, que salió mal calificado.
El jefe del Ejecutivo mexicano se sintió ofendido por la mala calificación a su gobierno (sólo una autoridad puede violar los derechos humanos) y le respondió, pero no a su contraparte de los Estados Unidos, al presidente Biden, sino a un funcionario de menor rango, el secretario de Estado, Antony Blinken, cuya dependencia efectivamente preparó el reporte motivo de inconformidad para el gobierno de la llamada cuarta transformación.
““Es una manía del gobierno de Estados Unidos de entrometerse en la política interna de otros países desde hace, cuando menos, dos siglos”, respondió airado el López Obrador luego de que el Departamento de Estado estadounidense reportara que no hay avances en el tema de derechos humanos durante 2023.
En su mañanera, el mandatario comentó que cómo van a hablar de derechos humanos, si el país vecino del norte destina miles de millones de dólares para la guerra o para la muerte de personas inocentes.
“No sólo es opinar o dar cartas de buena conducta, como si ellos (Estados Unidos) fueran el gobierno del mundo, sino intervenir militarmente a países con gobiernos no sometidos a los intereses del gobierno de Estados Unidos, esa es la historia. Ellos antes ponían y quitaban presidentes a su antojo, esa es la historia de los pueblos de América Latina”, argumentó AMLO.
Además señaló que el informe es muy superficial, muy irresponsable y una “tomadura de pelo”, pues consideró que no hay pruebas para sostener lo que informó el Departamento de Estado estadounidense.
El reporte de los Estados Unidos sirvió también para
justificar los ataques de AMLO contra el Poder Judicial
Mientras el político tabasqueño se vestía de “niño héroe” al rechazar la injerencia de los Estados Unidos, se atravesó el caso de la aprehensión de Abraham Oseguera Cervantes, “Don Rodo”, hermano del líder del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera Cervantes, presunto “blanqueador” de dinero de esa organización criminal, que también es perseguido por la justicia de los Estados Unidos.
El supuesto delincuente es acusado de diversos crímenes, pero los agentes del Ministerio Público mexicanos, dependientes de la “autónoma” Fiscalía General de la República, no fueron capaces de acreditar sus violaciones a la ley, por lo que un juez federal ordenó su liberación.
Al parecer, la sentencia del juzgador no se ha cumplido, por maniobras de los fiscales, pero eso ya no es lo más importante, sino el hecho de que López Obrador dirigió nuevas críticas aparentemente contra Blinken, pero en realidad le sirvieron para continuar su cruzada contra el supuestamente “corrupto” Poder Judicial de nuestro país, al cual tiene la bajo amenaza de desaparecerlo.
En nuevo mensaje dirigido al secretario estadunidense de Estado, Blinken, quien la víspera criticó los ataques del Gobierno de México al Poder Judicial, el político tabasqueño aprovechó al caso Don Rodo, para descalificar la evaluación, pero sobre todo para descalificar la actuación del juez federal que ordenó la liberación del hermano de “El Mencho”, por falta pruebas.
“Un juez está queriendo dejar en libertad a un delincuente de fama, esto, para mandarle decir a Blinken, del Departamento de Estado: ¿en qué quedamos?, mira, tu defendiendo a los jueces y mira lo que hacen”, expresó el mandatario.
López Obrador enfatizó que este mensaje a Blinken no es para pelearse, sino para aclarar. “La semana pasada, el Departamento de Estado envió una carta defendiendo a los jueces, mañana se va a informar sobre este asunto, pero es un Juez del Poder Judicial el que decide dejarlo en libertad, aunque todavía hay trámites que se están realizando, porque no queremos actuar de manera precipitada, se trata de un asunto delicado”, explicó López Obrador.
El inquilino de Palacio Nacional reveló que se imputarán más cargos a “Don Rodo”. “Se tiene información que hay que comprobar de que esta persona tiene antecedentes de haber estado en procesos legales judiciales en Estados Unidos, entonces imagínense si procedemos a la ligera y nos sucede algo parecido a lo que pasó en el sexenio, de que un fin de semana dejaron en libertad a Caro Quintero, a la semana viene el reclamo, y vuelven a reactivar la orden de aprehensión, nada más que ya no estaba el señor Caro Quintero, ya se había ido, ya estaba prófugo”, recordó.
Con aparente tono enérgico, López Obrador precisó que este es un asunto de estado, y cuestionó: “¿cómo queda México?, aunque se trate del Poder Judicial, de un juez, es el prestigio de un país, de la nación, del Estado mexicano, nosotros no podemos ser burla de nadie”.
Sin embargo, ese aparente rotundo tono se diluyó cuando el mandatario mexicano se encontró “tête à tête” (en conversación a solas) con el presidente de los EU, Joe Biden.
A pesar de que informe del Departamento de Estado sobre los derechos humanos en México fue objeto de duras críticas del presidente López Obrador la semana pasada, no fue un tema de la plática con su homólogo estadounidense, Joe Biden, porque “no es trascendente, no es serio”.
En efecto, ayer el gobierno mexicano informó oficialmente que, con el objeto de intensificar la coordinación entre ambos países, los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador y Estados Unidos, Joe Biden sostuvieron el reciente domingo una conversación telefónica, antes del debate de los candidatos presidenciales mexicanos.
El comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores destaca que “los dos líderes ordenaron a sus equipos de seguridad nacional que trabajaran juntos para implementar de inmediato medidas concretas para reducir significativamente los cruces fronterizos irregulares protegiendo los derechos humanos”.
También “se comprometieron a promover iniciativas para abordar las causas fundamentales de la migración en todo el hemisferio occidental”, sobre la base de que la prosperidad compartida y la seguridad será de vital importancia para abordar eficazmente el desafío migratorio a largo plazo”.
Además, se precisó que, si bien el informe del Departamento de Estado sobre los derechos humanos en México fue objeto de duras críticas del mandatario mexicano la semana pasada, no fue un tema de la plática porque “no es trascendente, no es serio”.