Narcocultura y religión satánica
Alberto Vieyra G. viernes 26, Abr 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El Presidente de México juega con lumbre. Sólo eso nos faltaba a los mexicanos, de que AMLO legalizara el culto a la “santa muerte” que venera el mundo criminal como si se tratará de un nuevo culto religioso.
Lo que AMLO, su partido Morena y sus apologistas esbirros están legalizando es la narcocultura que sentó sus reales en México desde que las mafias criminales abrazaron la política.
No es lo mismo que lo mesmo, señor Presidente. Ese asunto de la “santa muerte” es un símbolo diabólico al que rinden culto personas y organizaciones criminales. Es más, AMLO ignora que la secta de ese culto satánico no es reconocida por la Secretaría de Gobernación, quien le canceló el registro desde 2005, porque “desvía gravemente los fines establecidos en los estatutos de la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de México”.
La promoción de ese satánico símbolo de la muerte que inició Jenaro Villamil como funcionario del Sistema de Radiodifusión del Estado Mexicano ha enardecido a millones de compatriotas porque trastoca la mayoría de los asuntos que tienen que ver con la fe de los mexicanos bien nacidos y pareciera ser una grave amenaza contra los votantes que osen pintarle a Morena su calavera para el 2 de junio.
Los obispos de México condenaron y denunciaron enérgicamente que:
“No podemos ignorar la preocupante realidad que enfrenta nuestra sociedad con la implementación de una cultura de la muerte y violencia a través de la ‘narcocultura’ que se difunde en las redes sociales: imágenes violentas, cultos distorsionados como el de la Santa Muerte y amedrentamientos digitales” …
“Como Iglesia denunciamos enérgicamente esta glorificación de la violencia y hacemos un llamado a todos los sectores de la sociedad para que se sumen en un rechazo total a estas prácticas destructivas”.
Sí, AMLO y sus muchachitos adoradores de satanás parecen haber topado con la iglesia, cuya máxima nos recuerda Cervantes de Saavedra en su célebre Quijote de la Mancha.
Es cierto, ese asunto de la libertad religiosa hace casi un siglo que quedó atrás, después de que organizaciones religiosas asesinaron en 1928 al reelecto presidente Álvaro Obregón Salido. Pareciera que le están jalando los bigotes al tigre, lo cual no parece nada sano para la salud de la República, en momentos en que la narcocultura ha matado a más de 20 candidatos a puestos de elección popular, entre ellos el candidato a la presidencia municipal de Mante, Tamaulipas, Noé Ramos.
Recuérdese que el asesino de Obregón a cargo del caricaturista José de León Toral y demás complotistas velaron la pistola con la cual fue asesinado el manco de Celaya, en la casa de Concepción Acevedo de la Llata, la madre Conchita y antes, se libró una macabra guerra cristera que dejó más de 82 mil muertos y todo por cuestiones religiosas.
Así que pareciera que el señor Presidente juega con lumbre.