No me vengan con eso de la ley
Armando Ríos Ruiz miércoles 17, Abr 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
“No me vengan con que la ley es la ley…”, demandó enfurecido el presidente mexicano a los ministros de la Corte, cuando se discutió la Reforma Eléctrica, a quienes acusó de sólo defender el interés público o los patronales, en aras de que sus lacayos en el Congreso aprobaran su iniciativa.
Pero lo expuesto por Ricardo Anaya, ex candidato a la Presidencia de México, embona perfectamente en la personalidad del mandatario y lo dibuja como el autoritario sin comparación que es: Si es aquí en México: “No me vengan con que la ley es la ley”. Si es fuera de México: “si no se van a respetar las normas, entonces vamos a vivir en el mundo de los gorilas.”
Lo anterior, respecto a lo acontecido hace unos días en Ecuador, en donde policías del gobierno de Daniel Noboa entraron a la sede de la embajada de México, por Jorge Glass, vicepresidente de ese país, durante los gobiernos de Rafael Correa y de Lenin Moreno Garcés, acusado de corrupción y de otros delitos relacionados con cárteles mexicanos de la droga.
Fue encarcelado en 2017 durante cuatro años, tras los cuales, un juez le permitió dejar la cárcel gracias a un recurso conocido como habeas corpus y en nuestro país como Ley de Amparo, con algunas diferencias. Solicitó asilo a México en virtud de haber sido expedida nueva orden de encierro y ni tardo ni perezoso, nuestro Presidente se la otorgó y le abrió las puertas de la embajada.
El Presidente Noboa se amparó tras la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954, de la Organización de Estados Americanos, que dice que no se puede conceder asilo político a delincuentes condenados, a menos que los cargos en que se base la condena sean de naturaleza política y dispuso que Glass fuera sacado de la embajada, ante la presunción de un posible traslado a México.
Nuestro mandatario, transformado en candil de la calle y en busca de pleitos, ahora fuera de nuestro país, se incomodó sobremanera e inició una denuncia ante autoridades internacionales por violación al artículo 21 de la Convención de Viena, que establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. O que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar a una embajada sin la autorización del jefe de la misión.
Solicitó la suspensión de Ecuador en la ONU, organismo al que no se ha cansado de denostar cada vez que viene al caso. Además, ordenó la ruptura de relaciones con Ecuador, situación que motivó el llanto de Noboa, quien acaba precisamente de señalar que no está arrepentido un milímetro, de haber ordenado la invasión a la embajada mexicana en su país.
“Creo que estamos en el lado correcto de la historia. También condena el hecho de que algunos gobiernos utilicen sus embajadas con una fachada, de refugiados políticos, pero en realidad es para lograr impunidad. En realidad, es para salvar a los criminales de su sentencia”, declaró Noboa.
También sostuvo en una entrevista, que desea hablar con México e invitar al Presidente mexicano a negociar esta crisis y hasta a comer ceviche y tacos. Obviamente, no conoce ni de lejos la capacidad de almacenaje de rencor y venganza de nuestro máximo representante de la diplomacia mexicana.
Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores, se sumó, obviamente, a las demandas del Presidente y exige que la justicia internacional condene y sancione las graves violaciones ocurridas para evitar un precedente de impunidad. Parece muy segura de la asistencia de todo el derecho para hacer realidad tal petición, cuando fuera de México, muchos gobiernos han condenado al nuestro, por la forma tan evidentemente atropellada en que aquí se gobierna.
¡Y la situación de Jorge Glas, gracias a quien surgió un pleito entre dos países latinoamericanos? Pues simplemente empeoró, porque ahora, todos los reflectores están en Ecuador, en México y en su persona y la verdad, no saldría nada bien librado, toda vez que existen evidencias de su participación con la empresa Odebretch y de sus ligas con delincuentes mexicanos.