Organismos internacionales a modo
¬ Luis Ángel García lunes 15, Abr 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La errática política internacional mexicana —si es que la hay— es otro fracaso del gobierno de la 4T que ha querido utilizarla a conveniencia y en ocasiones hasta como distractor de la opinión pública respecto de problemas caseros. No sólo han sido los conflictos diplomáticos y comerciales con otras naciones provocados por el propio inquilino de Palacio Nacional, sino el uso de los organismos internacionales a su antojo.
Ha erosionado las relaciones comerciales con Estados Unidos y Canadá, lo que nos tiene al borde de varios paneles internacionales —que a él le valen porque ya va de salida, pero deja pesada carga a su sucesora, quien quiera que sea—, con España misma por el tema del maltrato a sus empresas y la energía limpia. Otrora líder de Latinoamérica, hoy estamos enemistados con casi todos los países hermanos de la región. En cuanto a conflictos internacionales toma partido por regímenes afines a sus intereses ideológicos y de sumisión como es el caso de la guerra entre Ucrania y Rusia, donde no le ha importado el genocidio que provocó el sucesor de Stalin y miles de niños muertos, o como la ofensiva de Israel contra Palestina con el pretexto de acabar con los terroristas de Hamás, aunque sean más las víctimas civiles, sobre todo infantes y mujeres luego de los ataques a refugios y hospitales. No condena ninguna intromisión.
Llama la atención el trato defenestrador que da a los organismos internacionales, sobre todo de descalificación o de franca arenga para lograr su extinción cuando no se alinean a sus deseos o lo critican. Ha propuesto a funcionarios mexicanos para dirigir instituciones financieras regionales o mundiales y ni siquiera los países afines a él lo han apoyado, por lo que acusa a esas instancias de obsoletas o neoliberales.
Ante la inminente pérdida de la gobernabilidad por la violencia desatada por el crimen organizado, el récord de desapariciones forzadas, la incesante violación a los derechos humanos y el nada honroso liderato en asesinatos de informadores, lo que pone a México como la nación más peligrosa para ejercer el periodismo, tanto las Naciones Unidas como la OEA han reconvenido al gobierno mexicano para que establezca políticas públicas que garanticen el respeto a las garantías civiles, hagan la búsqueda efectiva de los desaparecidos, frenen la impunidad y garanticen la vida de los comunicadores. Lejos de aceptar esas recomendaciones, el casi extinto régimen de la 4T descalifica a los organismos internacionales a quienes tilda de floreros y exige su reorganización. Ni se diga de los estudios que sobre democracia y gobernanza realiza la revista inglesa The Economist, donde nos colocan como un gobierno híbrido con tendencia al totalitarismo. Pasquín reaccionario es lo menos que le atribuyen.
Ahora que se suscitó el incidente con Ecuador, creado innecesariamente por el intervencionista mandatario mexicano y luego del reprobable asalto a la embajada de nuestro país, violando tratados internacionales y la extraterritorialidad de la sede diplomática para sacar a un convicto ecuatoriano —delincuente al que México protegió—, rápidamente el inquilino de Palacio Nacional recurrió a la OEA y otros foros para exigir la expulsión del país sudamericano del organismo florero y se le apliquen sanciones. Cuando le conviene se acuerda de que la ley es la ley aun en el ámbito internacional. Es ridículo el papel que juega México, o más bien su gobierno, en temas mundiales. No puede exigir a Inglaterra que no extradite a quien puso en riesgo la seguridad nacional de los Estados Unidos con el hackeo que hizo de información militar con el argumento del derecho a la información, como tampoco se puede utilizar la representación mexicana para encubrir a dictadores, golpistas o simples delincuentes acusados de corruptos y otorgarles asilo político solo porque sus gobiernos fueron afines al tabasqueño.
Por el bien de la República, por el bien de nuestra política exterior, por darle nueva vigencia y respeto a la Doctrina Estrada no permitamos la continuidad de un régimen que con sus errores nos excluye del concierto internacional.