¿Será nuestra idiosincrasia?
¬ Luis Ángel García viernes 12, Abr 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La polarización de la sociedad que ha provocado el gobierno de la 4T llegó hasta segmentos como el de los analistas y los opinadores. Hasta ellos se engancharon con el famoso debate que no fue. Condición sine qua non del debate es la confrontación de ideas o propuestas, lo cual no ocurrió. Sin embargo, en todos los posdebates se aprestaron a dar a una ganadora. Las desprestigiadas casas encuestadoras también se aprestaron a pronosticar una triunfadora, dependiendo de quién encargó el sondeo. Suponen todos que quien ganó la presentación televisiva -según su óptica-, es quien se convertirá en la próxima Presidenta.
Los argumentos de opinadores y analistas hacen innecesario el ejercicio democrático de ejercer el derecho ciudadano de votar. Dan por descontada la voluntad popular y, junto con las prácticas demoscópicas, se aventuran a determinar quién dirigirá los destinos nacionales. Esperemos que por el bien de la República y de la democracia se equivoquen los panegiristas de la 4T y sea otra la actitud del electorado frente al retraso en todos los ámbitos en el país.
Es incuestionable que vamos mal en la economía, no sólo sin crecimiento y alta inflación, sino sin desarrollo, falta de empleo, PIB basado en el comercio informal y dependencia total de las remesas; es manifiesta la pérdida de la gobernabilidad: experimentamos la peor crisis de seguridad, incontrolable violencia y empoderamiento del crimen organizado; un sistema de salubridad muy lejano al de Dinamarca, sin servicios eficientes de salud y con falta de medicamentos y de tratamientos, un pésimo manejo de la pandemia que dejó 800 mil mexicanos muertos, regresan enfermedad ya erradicadas; destrucción del esquema educativo de calidad y la ideologización de los alumnos, sin apoyo para la ciencia y la tecnología y solo con la idea de capacitar mano de obra barata.
A pesar de ese triste panorama —supongamos sin conceder—, que triunfa el proyecto político de la 4T, debemos tomar conciencia de que no fue por una elección de Estado o por un fraude orquestado desde el gobierno. Busquemos la respuesta —de ser ese nuestro destino manifiesto—, en nuestra idiosincrasia. Reconozcamos que no tenemos ninguna vocación democrática, si venimos de un pasado imperial desde los aztecas, tres siglos de dominación española, cien años de guerras intestinas, una dictadura, sucesivos cuartelazos militares, un partido de gobierno que se instauró en el poder por casi una centuria. Desdeñamos la alternancia y optamos por un PRI remasterizado en la figura de Morena. Funcionó el aparato propagandístico del gobierno y sufrimos los efectos de la polarización social y la destrucción del Estado de Derecho, la supremacía de un omnipotente presidencialismo y el debilitamiento de los poderes: “a mí no me vengan con que la ley es la ley”.
Tal vez ese sea nuestro destino manifiesto, no esperar gobernantes que resuelvan los verdaderos problemas nacionales como la pobreza y las desigualdades; probablemente tampoco queremos ser “aspiracionistas”, sino esperar las dádivas de los programas sociales como paliativos a las carencias. Seguiremos sin seguridad, sin servicios de salud, con una mediocre educación, trabajaremos y consumiremos en el comercio informal, nos harán creer que los envíos de divisas de los paisanos son un logro del gobierno, cuando debiera ser una afrenta por no poder retener a los mexicanos sin empleo.
A eso nos ha acostumbrado la 4T, a estar jodidos y estirar la mano para sobrevivir. Esa es la idiosincrasia del mexicano, lejos de la democracia y acostumbrados a la mediocridad. Tendremos el gobierno que merecemos. Último llamado.