Trump. El gran amigo de México
Armando Ríos Ruiz lunes 8, Abr 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Parece irreversible que, de admitirse la candidatura de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, como se ve ocurrirá, sin oponente por delante, ganaría las elecciones frente a un Joe Biden, mermado de sus facultades físicas y algunos dicen que hasta mentales, quien durante estos cuatro años ha mostrado además ciertas debilidades frente a gobiernos de otros lugares del mundo.
En Estados Unidos, como en cualquier país, los ciudadanos desean a un mandatario fuerte, pero juicioso. Inteligente. Consciente de su quehacer y de sus decisiones, que debería contemplar la aceptación general. Sin favoritismos para nadie o para los que comparten las ideologías de su partido. Sino dispuesto a gobernar para el bienestar general, sin excepciones.
Suele decirse que cada pueblo tiene el gobierno que merece y respecto a esta frase, podemos decir entonces en el nuestro, la destrucción impuesta en esta administración, de instituciones y leyes, corresponde, tanto a un mandatario con claros tintes de autocracia, elegido por mayoría de votantes, por el abstencionismo y sostenido por la tolerancia con el aplauso de esos mexicanos inconscientes que ven a un mandatario izquierdista, a quien inclusive perdonarían la dictadura.
Sabemos que el aplauso está cifrado en las dádivas que en todos los rincones del México paupérrimo y el más ignorante, agradecen los recipiendarios. Primero, por recibir en efectivo lo que otrora se les daba en especie. Segundo, por temor a perder esta prebenda, que muchos, principalmente los ancianos, agradecen al “santo” que tuvo a bien ordenarlas y para quien vaticinan puertas abiertas del cielo, cuando en verdad sería reclamado por el diablo.
Me lo dijo un hombre cargado de años en el pueblo donde nací. Hacía penosamente fila frente al banco en donde pagan esa ayuda: “Este hombre es un santo. Yo creo que se va a ir derechito al cielo. ¡Imagínese! Cuánto dinero nos reparte como si nada. Mis hijos ya se olvidaron de mí y quieren que ya me muera. Pero gracias a este santo señor, tengo para mis medicinas”. Frente a esta circunstancia, realmente nada hay que pueda discutirse.
Pero otra vez con Trump, llegaría nuevamente a la Presidencia cuando el Presidente mexicano ya no estará más en el poder. Salvo que aplique el Estado de Excepción y se perpetúe, si acaso no le alcanzan los votos a su elegida o se produce algún fenómeno inesperado e impensado que le impida llegar.
Nuestro mandatario ya exhibió que tiene más miedo que respeto al empresario y ha presumido estar seguro de que se entienden por compartir una forma de actuar que los hace parecidos. Aunque la realidad es que el estadounidense lo tiene medido y se sabe superior a cualquier habitante de otra latitud. de acuerdo con sus mismas palabras, “dobló” al mexicano y lo hizo instalar un muro humano a lo largo de la extensa frontera.
Declaró apenas, que no apoyará el plan migratorio de México, luego de que nuestro mandamás declarara en el programa 60 Minutes, de CBS News, que Estados Unidos debe coadyuvar para detener los flujos migratorios. Y eso que son grandes amigos o, mejor dicho, y eso que nuestro Presidente lo adoptó como amigo. Lo demostró cuando fue el penúltimo en felicitar a Biden por su triunfo. Tal vez en espera de que Trump le arrebatara la Presidencia por la fuerza.
Declaró además que “es falta de respeto al Presidente. Nunca me dirían algo así a mí (…) México acaba de pedir 10 mil millones al año. Conmigo no lo pedirían. No les daña ni 10 centavos para atender las causas de la migración.”
Conste que se trata del amigo. Seguramente, Trump está consciente de referirse a un incondicional suyo, más que amigo. Poco pensante. Ignorante y dispuesto a la obediencia. Apenas ligeramente mejor que su candidata, a pesar de haberle llevado 14 años terminar su carrera, frente a la “doctora” Sheinbaum.
Que nuestro gobernante reparta el dinero de los mexicanos porque nos sobra, pues que haga lo que quiera. Pero que no pida a Estados Unidos lo que no le corresponde. Seguramente es el razonamiento.