Insidiosas y ponzoñosas encuestas
Alberto Vieyra G. miércoles 3, Abr 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Las encuestas son un ponzoñoso e insidioso veneno propagandístico. La encuestomanía sirve al mejor postor.
¿Quiénes pagan las encuestas, acaso los medios de comunicación que las publican?
Las venenosas lacras sociales llamadas partidos políticos son los principales clientes de las empresas encuestadoras, aunque no faltan los grupos criminales, los compadres, los amigochos lambiscones que suelen patrocinar para que sus candidatos apantallen, aunque a la hora buena de la encuesta de las urnas pierdan estrepitosamente, como le ocurrió este fin de semana al dictadorzuelo, allá en Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien se creía un politicastro invencible y con un arrastre popular único en Europa, a quien las encuestas pagadas lo daban como un inminente ganador para refrendar su poder dictatorial en Turquía, después de 22 años.
Su derrota fue estrepitosa, le fallaron las encuestas como seguramente le fallarán en México a Morena el 2 de junio, lo cual explica el monumental nerviosismo del matraquero de Palacio Nacional en favor de su “corcholata” y “corcholatitas”.
¿Qué paso en Turquía? Pues que Recep Tayyip Erdogan fue aplastado con carretadas de votos de las principales provincias turcas entre ellas las 3 principales que cavaron su tumba política con más del 30% de los votos del país fueron Estambul, Ankara e Izmir.
¿Por qué la encuestomanía es venenosa y ponzoñosa?
En México, las encuestas están en pañales todavía, son muy incipientes, muy tendenciosas, corruptas y con un enorme margen de error; pues más del 40% de la población no contesta por quién realmente dará su voto y, por tanto, se convierten las encuestas en una venenosa e insidiosa propaganda que suele confundir al electorado.
¿Ya adivinó usted quiénes ganan realmente en la confusión?
Sí, claro la corrupta partidocracia y los ponzoñosos populistas que utilizan como arma estratégica la mentira para pavonearse ante los pueblos como la pureza democrática. Sí, se exhiben como dóciles y sabios corderos que simulan querer arreglar los problemas que agobian a los pueblos.
Recuérdese que, en el año 2000, el PRI en México alardeaba que las encuestas lo hacían ampliamente favorito sobre el PAN con Vicente Fox. Perdió Francisco Labastida. Le fallaron las encuestas. Ahora, esos del partido guinda, en su gran mayoría politicastros incultos, apantallan desde hace más de 2 años con encuestas pagadas que solamente inhiben y confunden al electorado, pues ante la confusión la sociología nos enseña que las encuestas suelen influir poderosamente en la gente, cuya reflexión es muy simple “pues entonces para qué voto si ya todo está decidido de que fulanito o el partido menganito va a arrasar”.
Esa confusión provoca otro fenómeno sociológico que tiene que ver con la deslegitimación política de origen, es decir que aquél politicastro que llegue al poder, en cualquiera de los 3 niveles de gobierno será un gobernante deslegitimado de origen y entonces se produce un fenómeno conocido como ingobernabilidad, pues el electorado que no votó por él o por ella, simplemente lo expresa de la siguiente manera: “Y yo por qué voy a obedecer a estos politicastros, si ni siquiera voté por ellos”. Y en muchos casos, este fenómeno de la deslegitimación ocurre entre aquellos politicastros que llegaron al poder con más del 51% de las votaciones, pero ya en el poder se deslegitiman por no poder.
A Claudia Sheinbaum le regalan todos los días encuestas pagadas. La última de El Financiero es por 17 puntos de ventaja sobre Xóchitl Gálvez, sin embargo, dicha encuesta arrojo un problema toral:
El partido de López Obrador está amenazando a los mexicanos de la tercera edad y demás beneficiarios de programas sociales para que voten por su “corcholata” y ante el miedo, Claudia obtiene el 64% de la obtención del voto, pero entre el electorado que no recibe apoyos sociales, Xóchitl Gálvez lleva la delantera con 47%.
Mi opinión, muy respetuosa, no les crea a las ponzoñosas encuestas que parecen estar condenadas a sufrir una aplastante derrota electoral como la acaban de recibir allá en Turquía.