El 36% de la población infantil tiene sobrepeso u obesidad
Elsa Rodríguez Osorio, Salud miércoles 3, Abr 2024Cápsulas de la salud
Elsa Rodríguez Osorio
- 600 mil niños y adolescentes viven con diabetes mellitus
- Una de cada 100 personas en el mundo padece autismo
Según datos de la UNICEF, en 2023 el 36% de la población infantil en México, entre los 5 y los 11 años, vive con sobrepeso u obesidad. Sumado a esto, Examedi detectó que la solicitud de estudios clínicos para la detección de diabetes tuvo un decrecimiento del 15% durante el primer bimestre del 2024. Sólo en la Ciudad de México viven aproximadamente 600 mil niños y adolescentes con diabetes mellitus, de los cuales cerca de 72 mil tienen diabetes tipo 2 de acuerdo con la Secretaría de Salud. Este tipo se presenta en la mayoría de los casos a nivel mundial de acuerdo con la OMS, debiéndose a un peso corporal excesivo e inactividad física .“Estos datos son alarmantes, ya que más de un tercio de las infancias en México sufren diabetes, sólo en la CDMX sabemos qué hay más de 600 mil niños y adolescentes con diabetes. También hubo una disminución del 15% en el número de estudios para detectarla. Esto preocupa porque habla de malas estrategias de prevención en la que los malos hábitos alimenticios, desde casa hasta la escuela y la falta de visitas regulares al médico o exámenes clínicos, afectan a este sector de la población”, afirma Juan Pablo Zepeda, cofundador y director de operaciones de Examedi. “Los niños son más proclives a recibir una nutrición insuficiente y al mismo tiempo están expuestos a alimentos con exceso de grasa, azúcar y sal. Un estudio reciente de la UNAM concluyó que comer sano no es más caro que consumir comida chatarra, sino que esta sigue siendo más práctica y rápida, porque estos alimentos sean de fácil acceso y con efectos negativos para la salud.
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En 2025, el país ocupará el sexto o séptimo lugar en la prevalencia de diabetes. Para contrarrestar este problema, la compañía recomienda que se realicen exámenes clínicos con regularidad dado que es una enfermedad que inicia silenciosa y entre más rápido se detecte mejor, así como la actividad física, una alimentación balanceada y tomar suficiente agua durante el día. “El consumo de alimentos chatarra entre jóvenes se inicia desde pequeños, en ambientes familiares y escolares, puesto que la variedad de sitios de venta donde se encuentran estos productos resultan al alcance de la población, convirtiéndose en la opción más sencilla y llamativa. Ante esta situación, el panorama es que para 2025 ocuparemos un lugar más alto en los índices mundiales que padecen de esta enfermedad, por ello son necesario los hábitos saludables desde la infancia”, finalizó Zepeda.
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Especialistas de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud llaman a la sensibilización social sobre el autismo que padece una de cada 100 personas en el mundo. Especialistas en neurología, psiquiatría y salud mental explicaron que el autismo, cuya denominación correcta es trastorno del espectro autista (TEA), consiste en una condición de origen desconocido que implica el desarrollo atípico del cerebro y que plantea dificultades en la interacción social y en la incorporación a la vida comunitaria de quienes lo padecen. Las alteraciones se identifican desde el inicio del desarrollo infantil, neuronal y del cerebro. Los principales rasgos se pueden detectar desde los primeros meses de vida en los que se hacen evidentes diferencias con respecto al desarrollo de la mayoría de bebés. El TEA pertenece al mismo grupo que el trastorno de déficit de atención, los trastornos del aprendizaje y los trastornos del desarrollo intelectual, antes conocidos como retraso mental. Los TEA no son enfermedades en sentido estricto porque, para denominarlas así deben tener características específicas; particularmente, que sea posible llegar al diagnóstico a través de estudios de imagen o de laboratorio, lo que en el trastorno del espectro autista no ocurre, en virtud de que su diagnóstico es enteramente clínico. Este se realiza mediante una entrevista clínica al paciente y a familiares, cuidadores, profesores y compañeros que aporten información complementaria de la escuela o de los lugares en que el paciente se desarrolla. Sobre el lenguaje también presentan la característica de que no balbucean, rasgo que puede ser una señal de alerta para solicitar diagnóstico médico. Con respecto al desarrollo socioemocional, personas con TEA suelen comportarse diferente En el desarrollo normal desde pequeños empiezan a sonreírle a su cuidador, a tener una comunicación no verbal basada en el contacto visual y existe una interacción social entre ambos, a pesar de no haberse desarrollado todavía el habla. Esto no ocurre con personas que padecen este trastorno. Los infantes con TEA no miran a los ojos y no manifiestan reciprocidad social con la persona que los cuida, lo que debe tomarse en cuenta para acudir a una valoración.