Hace 30 años
¬ Luis Ángel García lunes 25, Mar 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Hace 30 años fue arteramente ultimado el candidato priista a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, luego de un patriótico discurso ante miles de simpatizantes del malogrado sonorense que será recordado por una frase, no de su autoría, ya que fue utilizada antes por otros líderes sociales, pero que en él cobró nuevo y vigoroso significado para un pueblo esperanzado en ser reivindicado por un gobernante salido de la cultura del esfuerzo y que aspiraba a ser líder de un país sumido en la miseria y engañado por regímenes populistas.
El oriundo de Magdalena de Kino supo interpretar las aspiraciones de una sociedad postrada y defraudada por sexenios posrevolucionarios que truncaron los postulados de la justicia social. Un fanático, Mario Aburto, impidió que cristalizara un gobierno del lado de la gente, luego de que Colosio viera a un pueblo “con hambre y sed de justicia”. Aburto no sólo mató a un candidato, mató a un líder que se convirtió en leyenda y dejó en la orfandad a millones de ciudadanos —como sucedió con John Lennon, con otro fanático, Mark David Chapman, quien victimó a su ídolo, el músico británico—.
En una populosa y desatendida colonia de Tijuana, Lomas Taurinas, el asesino confeso atacó al animoso candidato que pretendía saciar el hambre y sed de justicia de ese lugar abandonado en la frontera norte del país. Ante decenas de testigos y sorprendidos miembros del Estado Mayor Presidencial, Aburto fue sometido tardíamente por los escoltas, pero los simpatizantes sabían que esa tarde habían perdido toda esperanza. Cayó el político —como John F. Kennedy—, y con él un verdadero proyecto de justicia social.
Como en todo atentado a figuras públicas, se construyen, mitos, leyendas y versiones encontradas. Que si lo mandó matar su amigo el presidente Salinas en complicidad con el jefe de la Oficina de la Presidencia, Joseph Córdoba Montoya, que a quién beneficiaba el asesinato: Ernesto Zedillo, que la teoría del asesino solitario, que si Aburto era Aburto o había dos Aburto, que quién era el octavo pasajero en el avión que trasladaba al detenido, que si le habían lavado el cerebro en la aeronave, que si hubo dos tiradores, que si lo obligaron a confesarse culpable. Entre más años pasan se distorsiona la historia. La verdad es que su aprehensión fue en flagrancia, con el arma en la mano y evidencia de que la había disparado, si fue uno o dos veces, ya no tiene relevancia ante el fatídico resultado. El homicida tuvo un juicio justo, siempre asistido por un abogado y nunca habló de torturas. El antiguo responsable de los penales federales, el psicólogo y criminólogo Carlos Tornero Díaz describió al interno en Almoloya, como un reo introvertido, solitario, antisocial, a quien le gustaba la lectura, refractario a las visitas y a la prensa, comentaba que no aceptó recibir a familiares.
Por eso llama la atención el uso político que le pretende dar el gobierno de la 4T, de la manga la oficiosa CNDH emitió una recomendación donde le pidió a la FGR que reabriera el caso e investigara torturas que dice sufrió Aburto, además de ordenar se traslade al recluso a un penal de Tijuana para estar cerca de su familia, la que no lo vio en 30 años y radica en la Unión Americana. La verdadera intención no es hacer justicia en un caso juzgado, sino incriminar de nueva cuenta al presidente Salinas o a Córdoba Montoya y desacreditar a los regímenes neoliberales emanados del PRI. Se hacen pasar por justicieros, pero realmente quieren legitimar su proyecto populista, tapar su ineficiencia gubernamental y ocultar que son más corruptos que los de antes.
El hubiera no existe, por lo que nunca sabremos si Colosio pudo haber sido el gran presidente que todos deseaban, si habría logrado la reivindicación de los desposeídos y saciar el hambre y sed de justicia del pueblo. Pero no se vale que quien más ha abandonado a los pobres y creado más miseria se quiera convertir en apóstol de la justicia social.