El Senado de la República y ese torbellino llamado Lilly Téllez
Roberto Vizcaíno viernes 22, Mar 2024Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Cuando acude a su ineludible derecho de hablar en tribuna, la sonorense Lilly Téllez jala de inmediato la atención de los reporteros de la fuente del Senado y provoca un efecto dispersor y de fuertes tensiones emocionales y estomacales entre los senadores de la bancada mayoritaria de Morena.
Nada discretos, algunos simplemente salen del salón a toda prisa. No la soportan.
En tribuna la ex conductora de TV e inicialmente senadora por Morena —¡vaya paradoja!—, ha dicho y denunciado, criticado e imputado lo que ningún otro se ha atrevido: por ejemplo pide, suplica a Dios tener vida para poder ver en la cárcel a Andrés Manuel López Obrador.
Y de ahí hacia lo que usted se imagine.
Ayer la volvió a hacer. Pidió la palabra por segunda vez en dos días para denunciar que senadores de Morena, en Comisiones, votaron por retirarles en una iniciativa en curso una serie de prestaciones, ingresos y beneficios a todas las policías de México.
Los morenistas, enumeró la senadora Téllez, votaron por quitarles a los cuerpos policiacos de México: equipamientos, capacitación, infraestructura para las policías, así como en contra de mejorar las condiciones laborales o de dar recursos para profesionalizar su trabajo, votaron en contra de la certificación de policías, en contra de ayudar a que mejore la jornada laboral, en contra de que tengan días de descanso y vacaciones, de mejorar el salario, el aguinaldo y los bonos de los policías, en contra de que tengan servicios de salud, servicios médicos a su altura… y todo para beneficiar a los criminales, concluyó. Hoy en la mañana ustedes votaron en contra, no hay recursos para los policías de todas las ciudades y los estados de México; ese dinero se lo robaron, lo desviaron porque quieren beneficiar a los criminales.
Por ello pidió a los policías, a sus esposas, sus hijos, madres, padres, hermanos, amigos y población en general valorar esta decisión el día de la elección de junio próximo.
La senadora Téllez calificó a los senadores de Morena de mentirosos, corruptos, sinvergüenzas y otros muchos adjetivos nada favorables.
Y a la senadora Lucía Trasviña la acusó de retirarles a los policías su derecho a tener una defensoría jurídica.
Los senadores de Morena simplemente le hicieron el vacío. No respondieron.
Fue entonces que orientó sus baterías retóricas hacia la senadora campechana Rocío Abreu, a quien recordó que fue videograbada recibiendo sobres con miles de pesos de procedencia desconocida y que además tiene denuncias por acoso sexual.
La morenista no pudo ignorar el golpe y le entró directo a la confrontación.
En el jaloneo intervino entonces la senadora panista Kenia López Rabadan para exigir un debate de altura, pero ya para entonces todo estaba fuera de control y Abreu tomó el micrófono para acusar a Téllez y a su compañera de ser una especie de tamaleras que pretenden a “darnos clases a nosotros, ¡por Dios!, si alguien es, si alguien son unas verduleras, y las hemos escuchado, aquí”…
Téllez y López Rabadán de inmediato salieron a defender las tamaleras del país y a calificarlas y reconocerlas como mujeres trabajadoras que todos los días salen a buscar recursos para sus familias.
Abreu ofreció disculpas a las tamaleras del país y rectificó: lo que en realidad les quiso decir, aclaró, es que son “arrabaleras”.
El golpe mediático estaba dado. Téllez cerró el encuentro con “son ustedes una bola de corruptas”, señalando a la bancada de Morena.
Y al hacerlo metió a todas las morenistas en una misma bolsa. Incluso a doña Ifigenia Martínez, quien, junto a Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, es reconocida como una de las constructoras de la democracia mexicana moderna.
Reconocimiento a la presidenta del Senado
A otra morenista que se llevó de pasó Lilly Téllez en su embate contra las senadoras de Morena, fue a la tlaxcalteca Ana Lilia Rivera, quien casualmente ayer recibió el Reconocimiento a la Mujer 2024 por el International Parliament of Educations.
Al aceptar este reconocimiento Rivera indicó que lo primero que habría que reconocer es que “hay mujeres que trabajan todos los días por demostrar que las mujeres somos capaces de todo, de todo”.
E igual “porque los hombres nos acompañan en esta búsqueda de encontrar un espacio que reconozca lo que somos y lo que valemos”.
Reconoció igual que las mujeres de este siglo “no somos más el resultado de lo que fuimos, una gran responsabilidad con lo que hoy somos; indudablemente la trascendencia de lo que seremos.
“Entonces, lo único que yo hago es lo que me corresponde; ser una mujer distinta a la que le tocó ser a mi madre, a mi abuela, porque antes de nosotras, las condiciones eran muy diferentes.
“Hoy, en el pleno ejercicio de nuestros derechos, en la paridad, en todo, que fue una legislación que aprobamos nosotros en el Senado de la República, legislación que hoy permite que las mujeres no solamente aspiremos a cargos de representación popular; sino que también seamos reconocidas en igualdad en los cargos de poder de cualquier órgano del Estado: Poder Judicial, en la representación administrativa y todavía tenemos que bajar a la vida privada, donde sigue habiendo un sesgo de discriminación todavía muy grande hacia nosotras.
“Un reconocimiento inmerecido como persona individual, pero que reconoce que estamos viviendo tiempos de cambios y tiempos de las mujeres. Nos tardamos en llegar 200 años, pero hoy, seguramente tendremos una mujer Presidenta y eso es importante que lo analicemos, por lo que viene.
“¿Por qué? Porque no se trata solamente de llegar al poder, sino de cómo ejercemos las mujeres el poder. Es cierto, ya vencimos muchos de los obstáculos que nos habían impedido en la vida avanzar; esa invisibilidad que nos permitió incluso no ser consideradas ciudadanas plenas, sin derecho al voto, apenas lo conseguimos hace 75 años. Nuestra ciudadanía plena no ha sido fácil alcanzarla.
“¿Cómo, entonces, aspirar a ejercer el poder rompiendo la piedra más grande que tenemos enfrente? Es el ejercicio del poder patriarcal.
“Las mujeres tenemos que crear una nueva forma de gobernar, una mujer de este siglo, resultado de las luchas de otras mujeres, no puede reproducir en el ejercicio del poder la corrupción; no puede repetir en el ejercicio del poder la impunidad; no puede repetir en el ejercicio del poder el beneficiar a sus amigos, a sus familiares. Una mujer en el poder debe gobernar con la cabeza, con el corazón y con el carácter”, subrayó.
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