Insostenible
Carlos Ramos Padilla martes 12, Mar 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
Resulta insostenible e incomprensible la posición humana y política del Presidente en relación a su llamada apertura democrática y, sobre todo, el mal trato a las mujeres y ejemplos hay muchos, uno francamente visible es el permanente ataque a la ministra presidenta Norma Piña, titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
He escrito y confirmo que, cada vez, AMLO encuentra más enemigos —no adversarios— con sus pronunciamientos: científicos, periodistas, médicos, sacerdotes, abogados, empresarios, clase media, emprendedores, comerciantes, medios de comunicación, pero ahora es con las mujeres entendiendo —vaya contradicción— que está impulsando a una de ellas a sucederlo en el cargo y motivó la llegada de Delfina Gómez al gobierno del Estado de México, acusada incluso de abusos laborales.
Palacio Nacional quedó tras rejas y custodiado por uniformados para evitar que las mujeres se acerquen a “su” casa, a “su” palacio. Son colectivos de damas que hoy más que nunca le exigen justicia y respeto. Adentro, silencio y mutismo.
En este sexenio, 4 mil 817 feminicidios es la cifra oscura, la más negra con la que AMLO llega a su último acto conmemorativo al Día Internacional de la Mujer.
Y con esa holgura, que le permite la ceguera forzada, AMLO señala que este país es pacífico. Entre otras cosas, AMLO prometió el gobierno más feminista de la historia y hoy vive escondido.
No cumplió como muchas otras promesas ofrecidas durante casi 18 años de activista y que ni siquiera sobresalieron como agenda nacional cuando se autonombró “Presidente legítimo”.
La tercera causa de muerte en el país es el cáncer cervical-uterino y aun así les canceló los apoyos a programas y apoyos que alargaban la esperanza de vida.
Eliminó las vacunas contra el papiloma humano. Disminuyó los recursos para centros de atención contra la violencia. Cerró las instancias infantiles y escuelas de tiempo completo bajo la titularidad de Delfina Gómez.
Vimos a una jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, proponiendo que hoy los niños —varones— pueden ir a la escuela con falda si así se lo proponen. El embarazo en las adolescentes es un grave problema de salud en el país como le ha afirmado el doctor Armando Ahued, creador de “Médico en tu casa”.
Ante estos reclamos, el Presidente señala que las manifestantes son infiltradas con intereses políticos. Una marcha, un conglomerado de mujeres en México, miles de ellas, salen a las calles enojadas, ofendidas, humilladas, maltratadas en un país donde, repito, sólo AMLO lo ve en orden.
En otras naciones, las mujeres salen a aplaudirse, a escuchar discursos positivos de empuje, y van acompañadas por sus familias, por sus hombres de vida, porque no están solas, porque apoyar a las mujeres es tarea de todos, no de divisiones y callejones de salida.
Asisten las damas a solicitar mejor trato laboral y asistencia médica, pero van tomadas de la mano por sus padres y sus hijos.
Aquí eso es imposible porque el gobierno perdió su facultad de diálogo y de solución y ha dejado que participantes tóxicas, cargadas de petardos y bombas Molotov tomen las calles como propias y, bajo consignas muy cercanas a las acusaciones presidenciales, ataquen a los comercios e instituciones por ser conservadores y “fifís”.
Y ahí están, ellas sí, las agresivas que manchan el genuino reclamo de millones por dignidad, viviendo de una impunidad majadera. Son las mismas que atacan instalaciones universitarias o que queman bancos o rompen el mobiliario urbano, porque no hay ley, no se aplica la ley, solo palabrerías muy pequeñas desde —curioso— la tribuna de poder más importante de la nación.
En semanas, todas las mujeres deberán decidir si desean con continuar con estas insostenibles políticas de desdén o probar alternativas de mayor envergadura.
Las millones de mujeres sabrán definir si una activista protegida y sin empatía les garantiza seguridad y valor o continuará, como aseguró la diputada española Cayetana Álvarez, ofreciendo “abrazos a quienes dan balazos”; la señal está más que clara. Le toca a las mujeres decidir con un tachón en las urnas.