“Yucatanizar” a México
Alberto Vieyra G. martes 12, Mar 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Pareciera una bomba yucateca la propuesta que hizo la semana pasada, Xóchitl Gálvez de yucatanizar a México.
¿Yucatanizar a México? ¿Hacer una nación homogénea, algo que parece imposible? ¿Doña Xóchitl Gálvez estará hablando de hacer de la nación azteca un México culto? ¿Cuántos años llevaría acabar con la podredumbre social que vivimos para volver a ser una patria ordenada, generosa, en la que impere la paz social, sin la cual ningún pueblo de la tierra puede desarrollarse como una nación civilizada?
La propuesta de la ilustre hidalguense va en el sentido de bajar los índices delictivos en México y para ello, se requiere de toda una estrategia de fondo que tiene que ver con la formación policiaca y para yucatanizar a México que registra el índice más bajo en criminalidad en el país, es decir 9 muertes dolosas por cada 100 mil habitantes es altamente significativo y para se requiere de una estrategia de seguridad en la que para los policías no se corrompan ni se conviertan en mafias criminales se necesita ofrecerles salarios dignos, seguro social para ellos y sus familias y condiciones sociales que les permitan desarrollar su encomienda con dignidad y decoro.
“Queremos que todo México se parezca a Yucatán. Vamos a establecer un salario mínimo, un salario digno a todos los policías del país, 20 mil pesos mensuales”, dijo la panista en su gira de campaña en esta entidad. No suena mal la propuesta de la candidata presidencial de Va por México, ¿verdad?
¿Por qué la hermana república de Yucatán se cuece aparte en materia de seguridad y de paz social? Muy simple, Yucatán es un pueblo culto y con muchos valores universales que en un momento estuvieron a punto de ser trastocados cuando a finales del siglo pasado a Yucatán arribaban cientos de familias procedentes de la capital del país y de otros estados del centro de México.
La propuesta de Xóchitl Gálvez, que acaba de ofrecer a los mexicanos, la acompañaré de una histórica anécdota que a este átomo de la comunicación le tocó vivir en la blanca Mérida.
En un estacionamiento de la Nueva Mérida, tres mujeres protagonizarían una escena digna de ser contada:
Salía de un supermercado una de ellas, a bordo de su automóvil y detrás de éste aguardaba una segunda dama con una prudente distancia en espera de que el cajón se desocupara. Salió la primera mujer con su automóvil y de pronto apareció un tercer auto que sin decir aguas va, se agandalló del lugar desocupado. La mujer que aguardaba no podía creerlo, pero aguardó pacientemente a que la maleducada bajará de su automóvil y se introdujera al supermercado. La burlada mujer bajó de su automóvil abrió la cajuela y sacóo una pequeña garrafa con gasolina, la vacío estratégicamente en todo el carro de la mujer que le había arrebatado el lugar. Acto seguido, le prendió fuego y cuando la policía llegó ella se dirigió con los uniformados ante la autoridad judicial contó lo sucedido y dijo que, si era necesario ella le pagaría el automóvil siniestrado.
Aquel acontecimiento sacudiría a la sociedad meridense. Inmediatamente, los medios de comunicación, principalmente radio y televisión, iniciarían una profusa campaña de concientización para hacerle saber a los recién llegados de otras entidades del país que “debían observar cuidadosamente las costumbres de los yucatecos, basadas en el respeto para que no se suscitarán hechos de barbarie como el ya relatado.
¿Ya adivinó lo que ocurrió?
Pues nada que en Mérida y todo Yucatán siguen imperando esas buenas costumbres basadas en el respeto lo que ha permitido que goce de una privilegiada paz social y no impere la podredumbre que aqueja a otras entidades del país en las que impera la barbarie.