Migración y seguridad
¬ Augusto Corro jueves 7, Mar 2024Punto por punto
Augusto Corro
El problema migratorio crece ante la impotencia de los gobiernos para frenarlo o erradicarlo. Se trata de un problema social mundial con una dosis de violencia, inseguridad y desempleo. En México se vive de cerca esa crisis con sus respectivas tragedias.
Según las encuestas, más de la mitad de los migrantes que buscan asilo en Estados Unidos y México salieron de sus países, con el propósito de salvar su vida, pero también para alejarse de la pobreza galopante.
Los políticos, que están obligados a resolver el problema, sólo utilizan el tema migratorio para lucirse en sus discursos; o para tratarlo en sus campañas electorales. Así ocurre en esta temporada en Estados Unidos.
Los demócratas, encabezados por Joe Biden, y los republicanos, por Donald Trump, saben muy bien que evocar la crisis migratoria siempre les produce votos. Cabe señalar que en noviembre se efectuarán elecciones presidenciales en el vecino país.
Los reglamentos para la recepción de migrantes en EU son manejados de acuerdo a los intereses de las autoridades estadounidenses. El hecho real es que los extranjeros sin papeles son capturados en el vecino país para extraditarlos a sus lugares de origen. También sucede que México colabora con su granito de arena a la injusticia que practican los estadounidenses, pues se convirtió en un refugio para los migrantes que son rechazados en EU.
Es difícil entender la política migratoria que existe entre los gobiernos en turno. Los representantes del poder no tienen ningún interés en resolver el conflicto. Nos quedamos en que ayudaría a combatir la migración ilegal la siembra de árboles.
¿En qué quedó esa idea que de todas maneras nada solucionaba? Como señalamos líneas arriba, no se ve ni cerca ni lejana una solución al conflicto. En los países latinoamericanos se vive en la violencia y en la pobreza.
Pululan por todas partes las organizaciones criminales y la falta de empleo que no permite el bienestar de la población. Amenazadas de muerte las familias enteras abandonan sus pueblos.
Saben los migrantes que la ruta que los llevará a EU se encuentra plagada de peligros y riesgos de perder la vida; pero reconocen que no tienen otro camino. Las ultimas decisiones de los migrantes, ante la imposibilidad de llegar al vecino país del norte, es quedarse a vivir en México.
Las familias de los nuevos asilados viven con un sinnúmero de carencias. En algunos casos, instalan sus tiendas de campaña en los camellones de las grandes avenidas, donde provocan el malestar de los vecinos.
Las autoridades guardan silencio ante la vida de humillación y pobreza que golpea a haitianos, guatemaltecos, cubanos, ecuatorianos, hondureños, salvadoreños, etc., que tienen como prioridad la búsqueda de mejores condiciones de vida.
Los representantes de los gobiernos tienen reuniones de vez en cuando para tratar el tema de la migración. No se ponen de acuerdo. Las autoridades estadounidenses conocen muy bien las condiciones de miseria de los latinoamericanos, pero no quieren saber de inversiones que beneficien sus economías.
En años recientes, México empezó a recibir remesas de dólares enviadas por los mexicanos que viven en EU. Muchos de esos paisanos abandonaron sus casas y tierras porque sus vidas corrían innumerables peligros.
En el presente los grupos delincuenciales se multiplicaron y actúan sin ningún temor de ser detenidos y presentados ante los representantes de la ley. De seguir la ola de violencia en México, dentro de poco tiempo correremos la misma suerte que los migrantes.
Es difícil pensar en un futuro promisorio para los extranjeros huyen de sus tierras para salvar sus vidas o alejarse de la pobreza. En Estados Unidos, el asunto de la migración es tema de discurso electoral; en México no se trata el tema ni en las campañas políticas.
¿Usted qué opina amable lector?