¿Y la prevención del delito?
¬ Luis Ángel García miércoles 6, Mar 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La candidata oficialista presentó su versión contemporánea de Alicia en el país de las maravillas; de no ser porque presuntamente es su programa de gobierno en 100 puntos, cualquiera pensaría que se trataría de alguna obra distópica como la de Lewis Carroll. Entre ese centenar de temas, obviamente, destacó la seguridad, asignatura pendiente de este sexenio, pero que ella presume como logro de su administración, lo cual no precisamente es una realidad. Juegan mucho con las estadísticas.
En su proyecto de política pública hace énfasis en la continuidad de la actual estrategia de abrazos, no balazos y en la falsa premisa de que, con empleo y educación, la gente dejará de delinquir. Es una falacia suponer que la gente roba por hambre, que el robo es famélico. El delito es consustancial al ser humano, lo que se debe hacer es mantener márgenes aceptables de seguridad y convivencia social.
Hace hincapié la candidata en la investigación del delito, que es la especialidad de quien sería su titular de la Seguridad Ciudadana, pero en la presentación del proyecto sólo una vez hablan de la prevención sin hacer mayor comentario.
Es una verdad de Perogrullo muy aplicable a nuestra realidad, la ciudad más limpia no es la que tiene más camiones recolectores y más barrenderos, sino la que tira menos basura; lo mismo ocurre con la seguridad pública: la ciudad más segura no es la que tiene más patrullas y policías, sino la que comete menos delitos. ¿Cómo se reduce la incidencia delictiva? Mediante la prevención.
Curiosamente es el único tema que no toma en cuenta la 4T. La prevención se logra mediante la inteligencia e información policial, la videovigilancia y la participación ciudadana. En ciudades como Singapur y Seúl no existen los policías con armamentos sofisticados ni patrullas super equipadas, utilizan la información policial para prevenir los delitos. La función de las policías preventivas es anticiparse a la comisión del crimen, no la investigación.
El Inegi realiza estudios demoscópicos sobre victimización y percepción de la seguridad pública. Numeralia que utilizan gobiernos y políticos para denostar a los contrarios o presumir falsos triunfos, nunca revisan las áreas o actividades donde se siente más insegura la gente. Si los encargados de la administración pública revisaran esas encuestas bajarían considerablemente la incidencia delictiva. ¿Dónde se siente más insegura la ciudadanía? En el transporte público, en los cajeros automáticos, en la calle, en los parques, entre otros lugares. Las políticas públicas de seguridad debieran estar encaminadas a establecer una vigilancia efectiva en esos lugares, colocar más cámaras, disponer de más alumbrado público. ¿Qué factores reconoce el mexicano como detonadores de ilícitos? El consumo de alcohol y drogas en la vía pública, la venta de estupefacientes en las calles, el pandillerismo, entre otras conductas.
En ningún caso, los encuestados hablan de que los asaltaron indigentes, personas en pobreza extrema o en la miseria. Ni argumentan que roban porque no tienen trabajo.
Otra falacia que mueve a la risa, de ser porque es el un tema que lastima a toda la sociedad, es la promesa de impunidad cero, cuando el índice de impunidad en México es del 94 por ciento, es decir, solo se resuelven seis de cada cien ilícitos denunciados; ya ni hablemos de la cifra negra del delito.
Los candidatos a cargos de elección popular, si realmente quieren hacer algo por este país, es garantizar márgenes aceptables de seguridad y para ello es fundamental la prevención, y no esperar a que cometido el ilícito se pretenda detener a los responsables para sancionarlos.
No se puede revertir la violencia que provoca el crimen organizado, si no se combaten las adicciones, las cadenas de distribución de drogas y la connivencia de policías y otras autoridades con las mafias, y el lavado de dinero. Sólo así se podrá vigorizar el pacto social y regresar la tranquilidad social a este país, más allá del encono político y los falsos mesías de la seguridad.