Una mega cárcel
Alberto Vieyra G. martes 5, Mar 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Con el inicio de marzo, comenzó la guerra por la silla presidencial de México. Los que tengan más saliva tragarán más pinole y los más corruptos y mentirosos serán desechados al basurero de la historia. Tuvieron su gran oportunidad, pero no pudieron.
A mi juicio, tres son los problemas torales que enfrenta la patria mexicana:
Primero, hacer que vuelva a territorio azteca la paz social y quitarle ese infame sello macabro que nos exhibe ante el mundo como una nación bárbara en la que en el actual sexenio ya van más de 180 mil asesinatos dolosos, una mortalidad sólo comparable con la Revolución Mexicana.
El segundo asunto tiene que ver con la crisis de salud, donde los hospitales de México carecen de medicamentos y en la que por negligencia criminal del gobierno actual murieron más de 750 mil mexicanos durante la pandemia de la Covid-19, mientras el gobierno de AMLO se la pasa prometiendo que México sería mejor que Dinamarca en materia de salud.
Y tercero, la crisis del agua que muy pronto traerá a México serios conflictos sociales mientras el gobierno actual está dormido en sus laureles.
Una de las dos candidatas a la silla presidencial reedita al viejo PRI, ultrajando la dignidad de los mexicanos con grotescos acarreos y con el pago de una torta, una playera con el nombre de la ungida, una gorra, más 500 pesos en efectivo y con 100 promesas que han hecho recordar a los observadores políticos de que estamos viendo la misma campaña presidencial del 2018, es decir a un López Obrador disfrazado de mujer.
Y por el otro lado, vemos a una bicicletera candidata que le está poniendo los pelos de punta a AMLO porque su popularidad apunta a imparables horizontes. De entrada, la candidata del frente opositor levantó encendida polémica al advertir a los criminales, que en su gobierno habrá una mega cárcel y que se acabó la era de “los abrazos”, que ahora viene la era de los balazos y añadió:
“Se les acabaron los privilegios a los delincuentes. Quien la haga, la va a pagar”.
¿Una mega cárcel serviría para contener el baño de sangre en la nación azteca o haría falta la pena de muerte?
La idea de Xóchitl Gálvez no es mala, incluso, ni la pena de muerte sería capaz de contener la barbarie que estamos viviendo en el territorio nacional donde más de 180 mil compatriotas han sido asesinados en el aberrante sexenio de “los abrazos y no balazos”.
¿Cuál sería entonces la salida para evitar que en México impere la barbarie sembrada por las bandas criminales?
Aplicar todo el peso de la ley para desterrar la impunidad. De lo que se trata es de implantar en México el Estado de Derecho.
El Ejército debe dejar de ser usado en cuestiones facciosas que no tengan que ver con la soberanía nacional o como dice la señora Xóchitl Gálvez: “El Ejército debe concentrarse en tareas militares, no en obras civiles”.
En Estados Unidos, China, Afganistán, Rusia y otras 52 naciones en el mundo existe la pena de muerte que no ha resuelto nada porque, por ejemplo, en EU las masacres son el pan nuestro de cada día y la gente trastornada mentalmente no le teme a la cárcel ni a la muerte. De hecho, la mayoría de los criminales rinden culto a la Santa Muerte.
Y sabido es que las cárceles de la más alta seguridad en México siguen siendo escuelas del crimen. Desde ahí se mata, se extorsiona, se secuestra, se viola y conchudamente los criminales actúan impunemente desde las cárceles.
Aquí entre nos: ¿Usted cree que vale la pena seguir votando por una farsa que se llama transformación, es decir por un AMLO, pero vestido de mujer?