Pillos demandan a sus acusadores
Armando Ríos Ruiz lunes 4, Mar 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hasta hoy, cada día transcurrido desde la toma de posesión del Primer Mandatario, los mexicanos hemos vivido en una simulación sin precedentes. Alimentada con fruición, con la mentira constante y cínica que el mentiroso hace desbordar sin la mínima congoja. Enajenado. Inconsciente. Dice sin alteraciones: México ya está en paz y la corrupción es cosa del pasado.
En una conferencia de la semana pasada afirmó que “es mentira que los presidentes no se enteren de todo lo que ocurre en el gobierno. Pero cuando le tocan a la familia, hermanos e hijos, monta en coraje y la aparta del mal, como si su palabra “divina” tuviera el poder de reivindicarla de sus faltas graves con sólo decir que no es corrupta, a pesar de las pruebas ofrecidas a la vista de todos.
Sus reacciones fueron provocadas por la demanda de su hermano Pío, al periodista Carlos Loret de Mola, quien fue objeto de un interrogatorio que duró más de ocho horas y en el que el acusador arribó en una camioneta Mercedes Benz muy lujosa y cara, desde luego, sin ningún rubor. Demandó un pago de 200 millones de pesos al comunicador y otros 200 millones a Latinus, donde emite su información.
El comentario de muchos mexicanos enterados, respecto a la actitud del nuevo millonario del cártel de los López, fue agrio y seguramente con alta dosis de verdad: no conforme aún con haberse convertido en millonario durante este sexenio, según él, porque su padre le heredó un rancho, cuando es sabido que contaba apenas con una tienda en Tepetitán y con una propiedad que también heredó supuestamente al hoy Presidente, quería obtener más a través de una denuncia.
El cinismo que parece el blasón de la familia fue exhibido como un saludo. Cuatrocientos millones no le hubieran caído nada mal. Y como están las cosas hoy en México, alrevesadas como en un mundo bizarro o como un complicado palíndroma, el delincuente es el que demanda a su acusador. Aunque no pudo sostener su dicho y acabó por aceptar lo que se vio en el video.
Para muchos, el mismo Presidente fue quien aconsejó al cándido hermano a realizar la demanda, aunque en la mañanera dijo lo contrario. Pero quien haya leído el libro El Rey del Cash, de Elena Chávez, ya sabe que su modus operandi, cuando lo alimentaban con millones de pesos para su permanente campaña presidencial y que debe persistir hoy aún, es “échate la culpa y quédate callado”.
Para muchos también, la salida de Loret de Televisa obedece a una petición del que manda y ese inmenso rencor que lo llevó a solicitar su relevo, ha crecido por razones evidentes: encendió la voz del periodista, con investigaciones que han dado en la llaga. Con verdades que el señalado ha sido incapaz de desmentir y con un ingrediente más que debe dolerle mucho: con una inteligencia superior.
Se ha dicho que algunos cercanos, inconformes que nunca faltan, han filtrado que después de las mañaneras, el mandatario no hace nada. Pero la mente es inquieta y debe acarrearle muchas perversidades que el ocioso percibe, acicateado por este estado de inamovilidad.
Seguramente ocupó el tiempo en pensar los calificativos más enconados para descargarlos en la humanidad de Loret, a quien lanzó denuestos como para morderse la lengua. Parece dolerle que supuestamente gane mucho dinero. La diferencia entre el mismo Presidente y familia, es que, si gana mucho, lo hace mediante el ejercicio de su trabajo, que también lo obliga a pagar impuestos.
Todos los señalamientos que suele verter en contra de periodistas y, en suma, de quienes ha elegido como enemigos, suelen revertírsele con verdades irrefutables. Por ello, no son pocos los que piensan que el atentado contra Ciro Gómez Leyva, no esclarecido y con visos de dejarlo como está, tiene origen bastante conocido. Los indicios apuntan en una dirección, me han dicho.
Tal vez usó al hermano con intención de matar dos pájaros con un tiro: denostar al periodista y hablar pestes del sistema judicial, que según él lo protege. Que quiere arreglar a su manera personal de ver las cosas, para consumar su Cuarta Transformación, al trasladarla a la dictadura que lo carcome como urticaria.