Ya se pasó
Carlos Ramos Padilla viernes 1, Mar 2024Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla
“Fue una decisión colegiada la liberación de Ovidio Guzmán”, Alfonso Durazo. “No, yo di la orden”, López Obrador. “No me salgan con que la ley es la ley”, AMLO. “Sobre la ley la autoridad moral”, el Presidente. Advertencias muy delicadas sobre el debilitamiento del Estado de Derecho por una actitud prepotente y autoritaria.
Lo mismo, al atacar en su persona a la ministra presidente de la Suprema Corte, Norma Piña Hernández, que llamar traidores a los abogados o tener “respetuosa” injerencia y presión sobre el complaciente Arturo Zaldívar.
Da igual mandar al diablo a las instituciones. Pero esto no acaba aquí, por el contrario, el tono ya subió a niveles alarmantes.
“No sirven de nada las denuncias. Ni se puede denunciar a un mafioso que está protegido por un poder judicial mafioso, por que forman parte de la misma mafia. Es perder el tiempo. Por eso no presentó ninguna denuncia. Loret de Mola es uno de los periodistas más corruptos de México. Hace montajes y era amigo de García Luna y ahora es amigo de los jueces, magistrados, ministros del Poder Judicial que está completamente corrompido. Es perder el tiempo, así dejó en claro su postura el tabasqueño.
Viene sobrando entonces aquello de mandar a los sicarios con las abuelas para recibir nalgadas. Entendemos entonces que el Presidente está dispuesto a no reconocer los articulados de nuestra Constitución y lo que muchos prevén el desconocimiento de los resultados electorales sino le favorecen a su criterio. Estos arrebatos nos condenan a desvincularnos de los procesos jurídicos que nos dan forma como Nación.
Es de terror escuchar al Presidente de México que descalifique al cuerpo de jueces y ministros llamándolos “mafiosos” y considerando que denunciar es “perder el tiempo”. Al cierre del sexenio, el Presidente ya se pasó, transita de un golpeteo insensato y cotidiano contra todos, al rompimiento de la estructura fundamental del país: sus leyes.
Sabemos que él la ha librado desde el evidente delito de secuestrar pozos petroleros, llegar a la jefatura de Gobierno del entonces DF sin el requisito de residencia, cerrar Paseo de la Reforma por meses y sin manifestar quien financió el plantón.
Ha solicitado respetar los derechos humanos de los asesinos y ha impuesto a sus incondicionales en la Corte de Justicia aún después de perder las ternas propuestas. Ha eliminado las garantías constitucionales y los derechos a la educación y a la salud y peor aún, la pobreza se ha incrementado y el número de muertos por la pandemia o la violencia registran datos históricos y vergonzosos.
“Lo que diga mi dedito”, una forma disfrazada de señalar que su voluntad era única e indiscutible. Pero invitar a no denunciar es duramente reprobable y eso no puede aceptarse en una democracia que tanto presumimos.
El Presidente no puede orillar a México y menospreciar al Estado de Derecho por su descarada defensa a Pío su hermano, que no ha demostrado de dónde salía el dinero y a quien se lo entregaba.
La salida fácil de AMLO es que eran “aportaciones al movimiento” del cual se autonombró su “dirigente”. Aquí no hay que leer entre líneas, las palabras están dadas y por todos escuchadas.