La violencia electoral
¬ Augusto Corro miércoles 28, Feb 2024Punto por punto
Augusto Corro
Toda clase de amenazas y agresiones mortales amenazan a los aspirantes a cargos públicos en días previos al inicio de las campañas electorales 2024. Sin distinción de partido político, los precandidatos viven la espiral de violencia, al parecer sin protección alguna, por parte de las autoridades. La democracia a la mexicana ya es marcada por el aumento de asesinatos. Además, las disputas entre los políticos obedecen más a intereses personales que a la lucha ideológica.
En la noche del lunes, fue asesinado a balazos Armando Pérez Luna, precandidato del Partido Acción Nacional (PAN) a la presidencia municipal de Maravatío, Michoacán. Horas antes se informó que el aspirante de Morena a alcalde para el mencionado municipio, Miguel Ángel Zavala, perdió la vida al ser agredido con armas de fuego. Dos muertes más de políticos que se arriesgaron a participar en la contienda electoral, en zona controlada por la delincuencia organizada.
Con los asesinatos de los dos precandidatos, son ya 37 aspirantes a alguna candidatura que perdieron la vida en la temporada de elecciones. Según datos del Laboratorio Electoral, del 4 de junio de 2023 al 21 de febrero de 2024 se registraron 56 casos de violencia electoral. Las acciones criminales se repiten en diferentes lugares del territorio mexicano. El lunes 26, un grupo armado intentó secuestrar a Omar Jalil Flores, quien es aspirante del PRI a la alcaldía de Taxco, Guerrero.
Por otra parte, a Willy Ochoa Gallegos, candidato a senador del Frente Amplio por México (PRI, PAN Y PRD) también quisieron secuestrarlo. El aspirante priista fue víctima del atentado cuando se encontraba en el tramo carretero Comitán-Villa Las Rosas, Chiapas, el viernes 23 de febrero de 2024. Informó lo anterior Rubén Antonio Zuarth Esquinca, presidente del Comité Directivo Estatal del PRI. A mediados de mes. Fue asesinado Manuel Hernández, precandidato local por Morena, en Misantla, Veracruz.
Como se sabe, México es uno de los países más violentos del mundo, entre una lista en la que se encuentran Somalia, Nigeria, Franja de Gaza y Ucrania, con problemas bélicos. A lo anterior debe sumarse el número de personas desaparecidas y los cementerios clandestinos. En algunos sectores de la población se nota más la inseguridad y la falta de protección por parte de las autoridades: pero en los últimos sexenios, aumentaron los índices de agresiones.
Y los políticos, por la diversidad de intereses que tienen, están entre las personas más expuestas a actos delincuenciales, así como activistas, periodistas, etc. La mayoría de las carpetas sobre crímenes terminan en el archivo. Las agresiones a los periodistas pocas veces son investigadas, los asesinos gozan de total impunidad. Por otra parte, un sinnúmero de pueblos están controlados por la delincuencia organizada. Los hechos cruentos se derivan por la lucha de plazas. En Michoacán, la entidad que abanderó la guerra contra los narcos, no puede sacudirse la presencia de los cárteles de la droga. La Familia Michoacana y el Cártel Jalisco Nueva Generación continúan con sus enfrentamientos que afectan a la población que padece la inseguridad.
En materia de asesinatos, México no encuentra la manera de erradicar el problema. Los delincuentes ya saben que en nuestro país las leyes son letra muerta. La política del presidente Andrés Manuel López Obrador de “abrazos, no balazos” fue festejada por la delincuencia. En el sexenio de Felipe Calderón, los asesinatos se contaron por miles; en el gobierno de Enrique Peña Nieto siguió la misma situación en el índice de criminalidad; con el presidente López Obrador continúa la violencia.
Con pocos meses para que deje el poder, el mandatario tabasqueño entregará malas cuentas en materia de seguridad. No quiso revisar su política contra la delincuencia organizada y los resultados fueron negativos, deplorables.
¿Usted qué opina amable lector?